Por: Luis Peña Rebaza Lic. en Educación
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Hace unos días en Canal N se presentó un interesante informe sobre la preocupante situación laboral en España, país donde han sido adelantadas las elecciones generales para el próximo 20 de noviembre, fecha en que los ciudadanos acudirán a las urnas para elegir al futuro Jefe de Gobierno. Entre los favoritos se perfilan Mariano Rajoy, del opositor Partido Popular, de centro derecha y el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, del oficialista PSOE. En la península actualmente el desempleo alcanza el 20% de la población en edad de trabajar, aproximadamente cinco millones de personas, siendo los sectores más afectados la industria de la construcción y el de los servicios, pese al empuje del turismo, lo que origina una situación de descontento y el surgimiento de corrientes xenófobas, en razón de que si no hay trabajo para los propios españoles; la deducción más simple y rápida es que se vayan los inmigrantes.
La decisión de adelantar las elecciones se debió a las críticas condiciones socioeconómica en España,, que originara el movimiento de los indignados, compuesto por gente joven, urbana y educada, protestando contra lo que llaman la codicia y la corrupción que está en las mismas entrañas del sistema capitalista, en complicidad con la burocracia de un Estado ineficiente. Sin duda la crisis de Wall Street se refleja en estas protestas, no solo un fracaso del sistema capitalista sino del propio Estado norteamericano, según concluyen los analistas. En consecuencia, hablaron los indignados ante la pobreza, la falta de empleo y de oportunidades. La lectura de dichas protestas debe darse con miras a las inminentes elecciones españolas en donde a todas luces, y por más paradójico que parezca, se avizora el triunfo del Partido Popular.
Ahora ¿cuál es la repercusión de estas protestas en el Perú?
¿Es probable que en el futuro, en los próximos dos años tengamos indignados en el Perú, fruto de las consecuencias de las crisis norteamericana y europea?
En reciente visita a nuestro país, Michael Porter, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, especialista en Gerencia y Planificación Estratégica, autor del famoso libro: “La Competitividad de las Naciones”, muestra un gran optimismo de que el Perú resulte beneficiado o en todo caso muy poco perjudicado en esta crisis mundial. Para ello plantea que el gobierno debe abocarse a trabajar los cimientos microeconómicos, opina que la mayoría de grandes empresas en el país han cambiado o vienen cambiando ese viejo paradigma de solamente pensar en generar ingresos y beneficios para su círculo cerrado y están entendiendo que su crecimientos y desarrollo tiene que ir paralelo al crecimiento y sobre todo el desarrollo de la población, y si esta población tiene salud y educación tales factores redundaran en mayores beneficios para todos, es la llamada “filosofía del valor compartido”. No se puede ser competitivo a menos que no haya una firme política de inclusión y desarrollo social.
Es este el enorme desafío que ante si tiene el gobierno, que en su momento expresó todo un cúmulo de protestas de la mayoría de la población contra un sistema poco incluyente, protestas que ahora con los mecanismos de poder en sus manos deberán convertirse en firmes y duraderas propuestas y soluciones.