Cientos de huamachuquinos y de la zona rural visitaron a sus difuntos en el cementerio general "San Agustín" que como es tradición la fecha del dia de los difuntos y de todos los santos se convierte en una fiesta popular.
Desde el día de ayer, en el Barrio Bolívar se notó la presencia de pobladores en el ingreso al camposanto, sobre todo en las primeras cuadras del jirón Garcilazo de la Vega donde comerciantes y alumnos de las diferentes promociones de estudios instalaron los tradicionales ranchos de comida y bebida.
Los conocidos "rosarieros" que mayormente son gente del campo también hacen su propio negocio al cobrar entre tres a cinco soles por rosario y si es cantado el precio es un poco más.
Pero, no solamente se visita a los muertos, sino que también es toda una fiesta; otentes parlantes y cocinas hechas con mitades de cilindros emiten el humo de la leña que cocina los crocantes cuyes, tamales, chicharrones, el mote, el rebuelto de papas y a un costado las filadas cajas de cerveza que cada mesa o parados adorna este singular homenaje.
En los últimos años se ha incrementado la venta de flores provenientes de Trujillo y no se deja de lado las coronas de alambre y papel que conocidas familias las preparan con mucha anticipación.
Lo extraño de esta fiesta es que el día de ayer se quemaron muchas malezas que tapaban las tumbas del cementerio viejo, que sin darse cuenta habían plantas de rocoto cuyo humo ahogó a niños y adultos que llegaban al cementerio.
El reclamo fue rotundo, la Beneficencia Pública que preside Enith Csanova Gaitán no se preocupó en colocar baureros para depositar allí los residuos de limpieza, por lo que no quedaba otra que prenderles fuego.
Una de las características de esta fiesta son las peleas que siempre se desatan por el abuso del licor y que la Policía Nacional nunca llega por el lugar, siendo los efectivos de serenazgo y Juntas Vecinales los que batallan para no llegar a mayores consecuencias. (Beto Mendoza)
Foto: "el rosariero" (BM) http://conlafeylaverdad.blogspot.com