" AÑO DEL BICENTENARIO, DE LA CONSOLIDACIÓN DE NUESTRA INDEPENDENCIA, Y DE LA CONMEMORACIÓN DE LAS HEROICAS BATALLAS DE JUNÍN Y AYACUCHO "

 

jueves, 25 de noviembre de 2010

EL FINAL DE UNA JOYA


¿Cuántos de Uds. se acuerdan del Cine Teatro Municipal de Huamachuco? ¿De ese hermoso cine teatro donde nos permitió conocer ese maravilloso mundo del cine en blanco y negro y a colores?
¿Esos matinés de los domingos que para esperar que abran sus puertas y empiece la película nos echábamos de panza en la grama de la `plaza para leer las revistas que nos alquilaban, Roy Rogers, Red Riders, Memin Pinguin, Archi, La Pequeña Lulú, Hermelinda Linda, Aniceto, etc.?
Donde se presentaban las mejores veladas de nuestros colegios, de nuestros actores y actrices, recitadores, cantantes y parejas de baile.
Cómo no recordar todas esas series de Durango Kid y su enemigo eterno La Calavera cada domingo en las tardes, Wan you que volaba de canto a canto y las películas para mayores de 18, que para entrar (en esa época estábamos en 15 años) teníamos que ponernos ponchos y engrosar la voz cuando la Srta. que recibía las entradas nos preguntaba cuantos años teníamos.
Muchos de Uds. recordaran seguramente a Laura Antonelli, ¿no?
¿Y el cine argentino? Palito Ortega, Libertad Lamarque. ¿Y el cine mejicano? Cantinflas. ¡Insuperable! Viruta y Capulina, Santo el enmascarado de plata, Juan sin miedo.
De España también nos llegaban películas, Rafael, Joselito, las corridas de toros. Recuerdo mucho que antes de empezar las películas nos pasaban los reclames de las películas por venir pero también nos actualizaban con ese inimitable noticiero que se llamaba “El mundo al instante”. ¿Se acuerdan? ¡Y era en blanco y negro!
¿Cuántos de nosotros esperábamos entrar al cine para “pegarnos” a la chica que estábamos enamorados y esperar que se apague la luz, empiece la película y declararnos?
No hay duda que ese hermoso y único cine teatro fue el centro de reuniones y encuentros para poder divertirnos, juntarnos, compartir con nuestros amigos y amigas, compartir películas de todos los géneros y, tuvimos la posibilidad de conocer otros mundos, otras culturas, otras gentes, porque algunos pensábamos que el mundo empezaba en la laguna de Sausacocha y terminaba en Yamobamba pasando Choquizonguillo. En este lugar nuestra imaginación volaba, nos hacia soñar, las películas alimentaron mucho nuestra creatividad y también nuestra sensibilidad.
Me acuerdo muy bien que el que pasaba las películas, Néstor Muñoz, nos permitía acompañarlo cuando revisaba los rollos de las películas que se iban a proyectar esa noche; mantengo hasta ahora ese olorcito del pegamento para películas.
¿Cómo no recordar esos festivales de cine con las películas de estreno en las fiestas de agosto que nos ofrecía el Sr. Arístides Iparraguirre?
Ahora en el 2010 es un lugar vacio, lúgubre, con sus butacas rotas, su piso malogrado, su bóveda que sufre las inclemencias de las lluvias, sus cortinas sucias, carcomidas por el tiempo, el ecran cortado por alguna mano inconsciente. Abandonado y arrinconado como todas las otras y últimas joyas que nos quedan en Huamachuco. De vez en cuando las iglesias evangélicas u otra institución lo usan para sus actividades y luego silencio, indiferencia, abandono.
Un grupo de actores y actrices han tenido casi que rogar para que les den y puedan ensayar sus obras teatrales, y solo por dos horas.
¿Por qué no renovarlo y volverlo un gran cine teatro y promover nuevamente el cine, el teatro, conciertos musicales, de orquestas, seminarios, conferencias, talleres, y tantos etc.?
¿Saben cuál ha sido siempre la respuesta? No hay plata… Para que cine si tengo “mi dvd”, ya tengo “mi cable”. ¿Teatro? Que pue’s eso… Mejor vamos a “metele” un termolín.
¿Qué prefieren Uds., ver una película solitos encerrados en su casa o en una sala con tanta gente, amigos, amigas y después salir a darse una vuelta de plaza o tomarse un café comentando la película? Preferiré siempre la segunda opción.
Alguna vez escuche decir que el video mato al cine…para gran alegría de los cinefilos vemos que se forman grandes colas para entrar al cine y disfrutar de una buena película.
Me había olvidado, una de las primeras películas que sigue de manera borrosa en mi mente fue aquella de Genoveva de Brahamante en blanco y negro en la Casa América del Sr. Silva. Los invito a hacer memoria de sus películas y actores preferidos, proyectadas en el Cine Teatro Municipal, quizás así nos regrese las ganas de retornar a nuestra tierra y visitarla de nuevo, porque estoy seguro que cada lugar, cada rincón, será siempre un hermoso recuerdo.
Lógicamente antes que los acaben de destruir y transformar como se les venga en gana.
¡Apúrense!
marco lópez
www.wamachuko.com (http://conlafeylaverdad.blogspot.com/)