" AÑO DEL BICENTENARIO, DE LA CONSOLIDACIÓN DE NUESTRA INDEPENDENCIA, Y DE LA CONMEMORACIÓN DE LAS HEROICAS BATALLAS DE JUNÍN Y AYACUCHO "

 

miércoles, 1 de junio de 2011

i SANCHEZ CARRION NO HA MUERTO!



Por: Dionicio Mantilla León

Las personas no mueren mientras no se las cubra con el eterno epitafio de la indiferencia y el olvido. La muerte física no es muy importante cuando esta es trascendida por la vida espiritual alimentada por acciones excepcionales y la magnificencia de obras e ideales. Empero, los seres extraordinarios, los iluminados del destino, junto a la fecundidad de sus obras llevan el sello de una vida austera, sencilla y exenta de mezquindades, por eso, jamás mueren. Ellos se erigen mas bien en imperecedera llama votiva que alumbra senderos, que sirven de faro luminoso para quienes siguen sus pasos, sus ejemplos.
Allá, en las estribaciones de los andes liberteños, allá en donde anidan las águilas, un 13 de Febrero de 1787, emergió a la luz de la vida uno de estos seres emblemáticos. Alguien, que con el transcurrir inexorable del tiempo se convirtiera en el redentor de la Patria sojuzgada y que, trascendiendo las fronteras nacionales, abrazara a la Patria grande americana señalándole el nuevo rumbo que el destino le tenía deparado, un rumbo de paz, integración y desarrollo. Su cuna fue Huamachuco. Un pueblo privilegiado, de alma grande y milenaria circundado por ciclópeos nevados y verdes llanuras. José Faustino Sánchez Carrión, fue su nombre. Un hombre que combinando el acerado temple de su padre, la humildad de los indígenas y la crudeza telúrica de su terruño se erigiera en el auténtico libertador que durante siglos la Patria esperaba. Desde sus años juveniles se erigió en el abanderado de las ideas independentistas y libertarias y por ende en la pesadilla de los virreyes Abascal y Pezuela. Desde la trinchera periodística y desde el apartado pueblo de Sayán izando sus emblemáticas “Cartas” se erigió en el adalid de una nueva forma de gobierno.
Electo Diputado por Puno y Trujillo se convirtió - en el ágora del Congreso Constituyente de 1822 - en impulsor de la nueva doctrina republicana y, como tal, en el autor de la primera Constitución Política de la Patria naciente. Poco después, fue promotor de la venida de Simón Bolívar de quien luego fuera su brazo derecho, abocándose íntegramente en Huamachuco a gestar el Ejército Libertador que luego triunfaría en Junín y Ayacucho. Siendo designado como Ministro General de los Negocios del Perú Libre se convirtió en el auténtico PRIMER GOBERNANTE PERUANO dedicándose a construir el hermoso edificio de la Republica Peruana, recorriendo para ello, todo el territorio nacional entregándose a la ardua tarea de darle una nueva configuración geopolítica a la nueva Patria, proponiendo y ejecutando el primer intento de regionalización y descentralización del poder político del Estado, creando nuevos departamentos y lo que sería poco después, el Ministerio de Hacienda; así mismo, construyó caminos; creó escuelas, universidades, el Poder Judicial, la aduana, entre otras importantes obras públicas. En Trujillo, creó la Universidad Nacional de Trujillo y la Corte Superior de Justicia.
Empero, su agitada vida declinó. Y sintiéndose mal, se refugió en Lurín y, un 2 de Junio de 1825, la invalorable llama votiva de su vida se apagó. De la misma manera como, históricamente, se ha extinguido la existencia física de muchos PRO HOMBRES de la Humanidad. Como ellos, murió en la soledad, en medio de la pobreza, no como casi la totalidad de políticos actuales que sueñan con gobernar el país sólo para medrar del erario estatal. Sánchez Carrión fue un político idóneo, un libertario, un demócrata por excelencia. Durante sus 38 años de fecunda existencia fue un prístino ejemplo de honestidad y capacidad gubernativa para tanto politiquero y politiquera actual que de la demagogia, la corrupción y la soberbia han hecho su bandera envileciendo una de las más nobles actividades humanas como es la política.
Su augusta existencia física se acabó. ¿Pero, porqué de esa manera? ¿Porqué ni siquiera sus familiares fueron a su entierro? ¿Siendo un gran personaje del gobierno porqué no se le rindió homenaje en sus honras fúnebres? ¿Por qué Bolívar y sus compañeros de armas y de gobierno lo dejaron solo? Algo peor: ¿Por qué hasta hoy subsiste la duda acerca del lugar exacto donde yacen sus augustos restos? Son los misterios que acompañan siempre a los seres extraordinarios de la humanidad. Sin embargo, para quienes amamos a la Patria sin mezquinos intereses, para quienes de la libertad y la democracia hemos hecho nuestra bandera, en suma, para quienes detestamos las dictaduras y admiramos la vida y la obra de este insigne líder, tercer libertador del Perú y América, no ha muerto. Él vive en nuestros corazones. Palpita en cada una de las numerosas obras que nos ha legado. ¡Para nosotros los demócratas, SANCHEZ CARRION NO HA MUERTO! ¡VIVE!