Foto: Beto Mendoza.
Por: Dionicio Mantilla León
¿Desaparecerán las rondas? Es la preocupante interrogante que se plantean algunos estupefactos peruanos ante las censurables pretensiones de un grupo de congresistas retrógrados, fieles representantes de las compañías transnacionales, principalmente de aquellas empresas mineras irresponsables que contaminan el medio ambiente, las mismas que ven en las rondas campesinas del país un serio obstáculo para sus pretensiones de apoderarse de las tierras que legítimamente les pertenecen a los campesinos y cuyo brazo protector es la organización de las rondas campesinas que los defienden de ladrones y criminales de toda clase.
Consecuentes con su posición política de legislar en contra de los intereses del pueblo los congresistas de la ultra derecha liderados por Juan Carlos Eguren, de las filas del Partido Popular Cristiano, que de “popular” y de “cristiano” no tiene nada, han elaborado un proyecto de ley por el cual, interpretando a su manera lo estipulado en el artículo 149 de la Constitución Política, pretenden desaparecer a las heroicas organizaciones de las rondas campesinas, argumentando que: ”Los convenios internacionales obligan a garantizar un tratamiento a las comunidades campesinas, más no así a las rondas. Ellas deben de servir de apoyo, pero no tienen un reconocimiento propio”.
Según este legislador si las comunidades deciden delegar las funciones de impartir justicia en su jurisdicción a las rondas campesinas están en su derecho, pero aun así, estarían fuera del Código Penal y los ronderos serían criminalizados. “Las rondas campesinas están establecidas como órganos que pueden ayudar a una conciliación. Hacer lo contrario sería una duplicidad de funciones,” afirma sin tener en cuenta que el ámbito donde ejercen su justicia las rondas, como representantes de las comunidades, no hay presencia de la justicia formal, esto es fiscales, jueces y policías, ¿Entonces, de qué duplicidad está hablando, este señor?
Su tendenciosa interpretación carece de todo sustento legal y lógico, tal como así también lo sostiene el Poder Judicial el mismo que propone la inclusión de las rondas campesinas dentro del artículo 16 del nuevo Código Penal, posición que será alcanzada al Poder Legislativo, para detener este despropósito legal que pretende desaparecerlas. Un gesto del Poder Judicial que merece nuestro saludo y reconocimiento público.
Para nadie es desconocido el trascendente rol que vienen desempeñando nuestros hermanos y hermanas ronderas de nuestra región en el combate a la delincuencia y la criminalidad que ha cubierto del negro manto del terror y la muerte nuestros campos y ciudades por el demencial actuar de delincuentes, extorsionadores y sicarios. Una tarea decididamente abnegada, heroica y gratuita en favor del pueblo. Una tarea que merece nuestra profunda gratitud. Rondas campesinas que se han erigido en un acerado muro ante la ola de inseguridad que agobia a los peruanos. Que en algunas contadas excepciones hayan incurrido en excesos, es verdad, pero considerando los numerosas acciones positivas que realizan estas falencias pasan desapercibidas.
La carencia de presencia del Estado en los más alejados rincones de la Patria, que trae consigo una serie de males sociales en perjuicio de las comunidades, ha sido la razón para que, en diciembre de 1976, en la lejana comunidad de Cuyumalca, provincia de Chota, región de Cajamarca, se creara la primera organización de ronda campesina del Perú y América, escribiendo, desde esa fecha, heroicas páginas de heroísmo y gloria en el libro de la historia peruana. Son 39 años de tenaz lucha contra el robo y el crimen, 39 años de enfrentarse contra los poderosos. Rondas que siempre otorgan su apoyo a la PNP las que, por razones logísticas y de recursos humanos, no pueden llegar a las más apartadas comunidades.
En esta oportunidad nos dirigimos a las organizaciones de rondas campesinas existentes en nuestra región a fin de cerrar filas ante esta absurda pretensión de la ultra derecha peruana de desaparecer legalmente a la organización ronderil. Para ello, urge plantear, una vez más, la unificación de las dos entidades representativas: La Central Regional Única de Rondas Campesinas, liderada por Faustino Guevara, y , la Federación Regional de Rondas Campesinas, encabezada por Confesor Bermúdez. La división ronderil no le hace nada bien a esta organización más aún ante el inminente peligro en que se halla.
Oportuno es, también, plantear nuestra preocupación ante el Gobernador Regional de La Libertad, Ing. César Acuña, por la unilateral inclusión de la Federación Regional de Rondas Campesinas en el Comité Regional de Seguridad Ciudadana de La Libertad sin considerar a la Central Regional Única de Rondas Campesinas. ¿En qué se ha basado dicha injusta actitud?
¿El reconocimiento legal de las rondas campesinas se encuentra en peligro y qué hacen ante esto nuestros Congresistas Liberteños y Consejeros Regionales? ¡Pues, sencillamente, nada! ¿Pero, es que alguna vez alguno de ellos ha hecho algo positivo y de gran trascendencia elaborando normas con fuerza de ley en favor de nuestra región y el país? Algo más. ¿El pueblo ha elegido acaso a algún representante progresista al Congreso Nacional y al Consejo Regional de La Libertad que sea capaz de asumir la defensa de sus intereses? ¿En todo caso, dónde están, que no los vemos ni oímos?
Lo que queda, únicamente, hermanos y hermanas es consolidar la unidad de las rondas campesinas para que, junto al pueblo agradecido, luchar por la vigencia de su derecho a defender lo que es suyo: Las heroicas Rondas Campesinas del Perú.