También reprocharon la falta de descanso que se brinda a los conductores que realizan esta ruta, la cual está llena de abismos.
Afirman que los horarios están establecidos y tienen que cumplirlos
Trujillo. El cuerpo de Eduardo Rivera Chacón, chofer a cargo del ómnibus siniestrado de la Empresa de Transportes Horna, llegó ayer cerca de las 11.00 de la mañana hasta su vivienda en la avenida Gran Chimú, distrito de La Esperanza. Allí, su hija e hijo se abalanzaron sobre el féretro y estallaron en llanto.
Ellos prefirieron no brindar mayores detalles con respecto al accidente que les arrebató la vida de su padre, quien tenía más de 20 años de experiencia como conductor en la sierra de la región.
“Él ha trabajado para la empresa Sánchez López, así como en Tiburón. Hace dos años llegó a Transportes Horna y trabajaba en esta ruta, pero eran muchas horas de viaje y sin un copiloto que lo apoyara”, criticó el hermano del fenecido chofer, Manuel Rivera, quien se encontraba en los exteriores de la vivienda.
En el exterior de la casa de duelo, tres choferes, colegas de Rivera Chacón, también reprocharon la falta de descanso que se brinda a los conductores que realizan esta ruta, la cual está llena de abismos. “Es peligroso viajar de noche, pero los horarios ya están establecidos y tenemos que seguirlos, pese a que no hayamos descansado”, indicó otro conductor, también de la Empresa Horna, quien prefirió mantener su nombre en reserva por temor a represalias.
“Hay muchas cosas que pueden haber sucedido. Quizás el sueño le ha ganado o algún desperfecto (…) Estaba con cansancio y viajaba sin un copiloto que los apoye”, comentó Manuel Rivera, minutos antes de retirarse a pedido de los hijos del infortunado chofer.
(la industria)