" AÑO DEL BICENTENARIO, DE LA CONSOLIDACIÓN DE NUESTRA INDEPENDENCIA, Y DE LA CONMEMORACIÓN DE LAS HEROICAS BATALLAS DE JUNÍN Y AYACUCHO "

viernes, 30 de octubre de 2015

Huamachuco: El Amito de Marcabalito

Cuentan los ancianos del lugar que en las alturas de Llaigán una fría mañana del 14 de setiembre de 1750, apareció solitario y majestuoso un hermoso cedro, que al tener forma de cruz llamó la atención de dos niños pastores que vivían por el lugar. Los niños observaron que al rededor del árbol, volaba mariposas multicolores y cantaban muy alegres los pajarito. los niños sorprendidos contaron a sus padres, pero no los creyeron. Entonces lo rodearon de piedras para formar un pequeño jardín. A tanta insistencia de los niños los padres fueron a verificar quedando sorprendidos. Por curiosidad cortaron algunas ramas del árbol, y al instante broto gotas de sangre, por lo que se quedaron maravillados por tal acontecimiento.

Los lugareños sorprendidos por el hecho cortaron el árbol y decidieron construir un gran calvario para veneración de todos los creyentes. Designaron tres lugares para llevar el madero: Cajabamba, Huamachuco y Marcabalito. De los dos primeros lugares llevaron su mejor yunta de toros para arrastrar el madero, pero fue imposible llevarlo el madero pesaba muchísimo; pero de Marcabalito se había llevado un yunta de toros flacos y pequeños ¡sorpresa!, ni aun terminaron de atar el madero, los toros movieron el madero y se dirigieron al pueblito de Marcabalito.

Estando el madero ubicado en su lugar surgió el problema de quien tallaría la imagen. Es cuando apareció un anciano de cabello largo y barba blanca cargando su herramientas de carpintero, se ofrece tallar el madero con la única condición de que lo dejaran trabajar a puerta cerrada. Los pobladores al ver que habían pasado ya 8 días y el anciano no salía de la capilla, tocaron la puerta y no respondía, entonces abrieron la puerta a la fuerza. La sorpresa que llevaron fue inexplicable. No encontraron al anciano pero hallaron la hermosa imagen tallada del Señor de la Misericordia. Al pie de la cruz había una inscripción que rezaba: “Cada cinco años me sacarán en procesión”.

Cuentan los lugareños que en Llaigan, las personas de corazón puro y llenos fe, ven un hermoso jardín lleno de flores rodeando los restos del cedro.