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miércoles, 29 de abril de 2015

La Libertad: Más dudas que certezas en acusación a policía

La Libertad: Más dudas que certezas en acusación a policía
Agente Díaz combatió a miembros de “Cojo Mame” y su padre ha venido trabajando con el general Gentille

Octubre del 2014 debió ser el mes más grato para el suboficial de la Policía de La Libertad, César Enrique Díaz Cabrera. El ministro del Interior más popular de los últimos tiempos, Daniel Urresti, lo había reconocido públicamente en Lima por acción distinguida tras haber enfrentado a balazos -junto a otros efectivos del Escuadrón Policial de Paiján- a sicarios del “Cojo Mame”.

El mismo Díaz Cabrera, joven policía de ese escuadrón perteneciente a La Libertad, fue quien incluso ultimó en ese enfrentamiento a David Guarniz Timote, alias “Negrasho”, que murió junto a Mario Alvarado Guevara, alias “Chiquillo Junior” y otros dos. Estos acababan de asesinar a Luis Alberto Huaccha de los Santos, conocido como “Oso.

Por ello, la distinción al suboficial decía a la letra: “Por su meritoria acción policial en la permanente lucha contra la criminalidad que ha merecido el reconocimiento ciudadano con el consiguiente fortalecimiento de la imagen de la Policía Nacional del Perú”.

Pero no fue la única distinción, como ya lo han recordado algunos.

Una fotografía de ese mismo mes, el año pasado, nos muestra al policía César Díaz Cabrera recibiendo un reconocimiento del mismísimo general PNP César Gentille, jefe policial en La Libertad. Junto a ellos aparece el hoy gobernador regional César Acuña.

La distinción que promovió Acuña como el “Policía del Mes” a este agente se dio justamente, e irónicamente, por la captura de Junior Gutiérrez Díaz, alias “Mojarra”, integrante de la banda del “Cojo Mame”.

Ahora, apenas seis meses después de esos tiempos de reconocimientos y los al policía por combatir precisamente a la organización criminal de “Cojo Mame”, ha sido acusado de más bien integrar sus filas y ha caído junto a 28 miembros de la banda.

ESCUCHAS. “¿Cómo es posible que un policía que ha combatido a la banda del ‘Cojo Mame’, incluso matado a miembros de esa organización, resulte al poco tiempo trabajando para estos criminales? ¿Cómo se explica eso”, ha preguntado su abogado defensor, Alfredo Galindo Peralta.

De acuerdo a la extensa documentación del caso seguido por el Ministerio Público, fueron las escuchas teléfonicas las que hundieron al policía.

En esos audios detalladamente registrados en los expedientes, se identifica al suboficial como “Kike”, quien sostenía en efecto conversaciones con el propio Mamerto Florián López, alias “Cojo Mame”, líder de la organización criminal.

“Tú sabes que yo no parezco tombo, parezco más vago”, se le escucha decir a “Kike” en esos audios en los que además se le oye dar información al criminal preso.

En los últimos días, sin embargo, la defensa del policía ha sostenido que siempre supo que lo estaban chuponeando, y que lo hizo como parte de una estrategia policial de Inteligencia para obtener información relevante sobre los movimientos de la banda delictiva.

“Tendrán que demostrarlo”, ha dicho el general César Gentille, no sin antes dejar en claro que no había ninguna orden expresa para estas labores de Inteligencia.

LOS OTROS. Y es que en verdad nunca hubo una orden. Tanto el capitán PNP Enrique Mendoza Arana como los suboficiales José Antonio Martínez Peralta, Luis Quilcate Albarrán e Igor Silva Fumache, que forman parte del equipo policial de Paiján con el que laboraba el efectivo acusado, al parecer hacían trabajos de Inteligencia de manera informal, tal como se puede apreciar justamente en los copiosos registros de las escuchas telefónicas con los miembros del “Cojo Mame”. Caso contrario, todos estarían bajo sospecha, no solo el suboficial Díaz.

“Existen dos tipos de Inteligencia policial: la formal, que se hace desde una oficina establecida y tiene a agentes especializados; y la informal, que la hacen en todas las comisarías y prácticamente todos los policías, y que consiste justamente en entrar en contacto con los delincuentes, hacerse pasar por amigo de ellos para ganarse su confianza y obtener información”, dice el abogado defensor del suboficial César Díaz Cabrera, Alfredo Galindo, quien dicho sea de paso ha sido fiscal de Ascope en años pasados.

“Cuando fui fiscal, nunca vi un solo agente de Inteligencia por allá, nunca llegan, por eso los mismos policías de la zona tienen que hacer ese trabajo”, añade.

Pero no solo son los argumentos del abogado. Los registros de las escuchas, a las que este diario accedió, muestran que hay otro agente que ha tenido comunicación con la banda del “Cojo Mame”. Se trata de “Igor” o “Charapo”, a quien la Fiscalía dice no haber podido identificar hasta ahora, pese a que hay elementos para hacerlo, incluyendo los números de celular empleados.

“Estamos en investigación de otros efectivos policiales que se han hecho mención, pero todavía hay que recabar más elementos de convicción”, ha declarado hace pocos días el fiscal William Rabanal Palacios.

Aún más, el mismo “Kike” -a quien la fiscalía sí ha identificado plenamente como el efectivo César Díaz- utilizó para sus comunicaciones con los delincuentes el teléfono celular que está a nombre del superior José Alfredo Martínez Peralta (978516003). Esto deja en evidencia que el equipo policial conocía y estaba al tanto de las comunicaciones con la banda del “Cojo Mame”. Sin embargo, solo el agente Díaz ha sido incriminado.

TESTIMONIOS. Ayer el equipo que trabajó todo este tiempo junto al policía acusado en Paiján, justamente combatiendo en buena parte a miembros de la organización del “Cojo Mame”, debió acudir a rendir su declaración en el Ministerio Público. Sus testimonios son claves. Aunque el abogado Galindo ha manifestado que tenía conocimiento de que los agentes han sido coaccionados a fin de que no hablen a favor de su defendido.

Más allá de esto, lo cierto es que el caso presenta más dudas que certezas, al punto que no queda claro por ahora si es que en efecto el policía César Díaz Cabrera merece que le caiga todo el peso de la ley por traicionar el uniforme, o si acaso -como dice su abogado defensor- podrían con esto terminar hundiendo a un agente que solo cumplía con su deber en medio de las sombras e informalidad de la Inteligencia policial.(correo)