Por: Dionicio Mantilla León
¡Y llegó el día! Cual bandadas de tiernas avecillas millones de escolares de la patria volverán a las aulas. Millones de infantes, niños y adolescentes retornarán a los templos del saber con el mejor de los ánimos, con la esperanza de continuar bebiendo del néctar de la sabiduría que les habrán de prodigar sus maestros y maestras, con la ilusión de ser los mejores, con el sueño de ser más útiles a su familia y a su patria. Son los niños, los ciudadanos del mañana, que marchando van con el corazón henchido de alegría nuevamente al encuentro de sus padres escolares que los recibirán como ayer, como hoy, con un protector abrazo y un sincero ósculo de amor. Padres que, con mística admirable, desarrollan su labor de apostolado a pesar del injusto trato laboral que reciben del Estado.
Como tiernas avecillas que regresan al vergel veremos, nuevamente, a nuestros escolares ingresar a las aulas para, junto a sus maestros, recorrer la anchurosa senda hacia un horizonte de éxito. Los veremos ingresar con su mochila sobre el hombro a su segundo hogar en donde, durante diez meses, se habrán de formar pedagógicamente. En esta oportunidad, con la novedad del avance en el rendimiento académico que según la Evaluación Censal Escolar han tenido los alumnos de Educación Primaria: En comprensión lectora: De 33.0 % (2013), a 44.0% (2014); y, en Lógico Matemática de: 16.8 % (2013) a 25.9%, (2014).
Un avance que, aun así, constituye un claro indicador de que nos falta mucho por andar, así como, de la baja calidad educativa de nuestro país la que se verá agudizada por la carencia, este año, en la región, de 1800 plazas de maestros, la carencia de cientos de locales escolares, otros cientos en mal estado y la falta de vocación magisterial, hecho, este último, que todos los años se evidencia por el abandono de decenas de profesores de las plazas adjudicadas en pueblos de la sierra.
Una realidad que se verá agravada con la ampliación del horario escolar que pomposamente el gobierno denomina “jornada escolar completa” obligando a asistir a nuestros niños desde las 6. 45 a.m. a 3.00 p.m. sin adoptar la medidas preventivas pertinentes con el consiguiente perjuicio de su salud, pensando, equivocadamente, que la calidad educativa está determinada por el incremento del horario.
Este año, también, habrán de ponerse en funcionamiento los denominados Colegios de Alto Rendimiento (COAR) en 13 regiones del país, incluída la nuestra, instituciones educativas privilegiadas creadas con el iluso afán de “crear líderes y campeones” ahondando así la brecha de tratamiento con los cientos de I.E. que languidecen por el abandono en que se hallan por parte del gobierno. Una medida a la que se añade el Programa de Educación Física Complementaria desarrollado “sin pena ni gloria” por la falta de una adecuada planificación y supervisión por parte de las autoridades educativas superiores.
Ni que decir de los eternos problemas de los cobros por “derecho de APAFA” durante las matrículas pese a recibir el bono para mantenimiento de locales escolares, a lo que se añade el excesivo número y costo de útiles escolares, sobre todo en Educación Inicial, convirtiendo aquello de “la gratuidad de la educación” en una burla. Y, como si fuese poco, desarrollar la labor educativa en un clima de inseguridad por el incremento de la delincuencia que de nuestros escolares ha hecho su presa preferida, inseguridad que durante la gestión edil anterior fue aliviada con la presencia del personal de Serenazgo y que hoy brillará por su ausencia por la bendita ocurrencia del actual burgomaestre de disminuir su número.
Así, en medio de este clima no tan halagüeño, se abren las aulas para albergar a nuestros niños con la esperanza de que las autoridades educativas adopten las medidas pertinentes para superar lo negativo y optimizar lo positivo para que así, el “volver a las aulas”, sea motivo de auténtico regocijo.