" AÑO DEL BICENTENARIO, DE LA CONSOLIDACIÓN DE NUESTRA INDEPENDENCIA, Y DE LA CONMEMORACIÓN DE LAS HEROICAS BATALLAS DE JUNÍN Y AYACUCHO "

lunes, 29 de diciembre de 2014

[ESPECIAL] Borrando las huellas de Sendero

San José de Porcón pasó de ser escenario de adoctrinamiento subversivo a un emporio productor. Martín de la Cruz narra pasajes inéditos de la incursión senderista.
Martín de la Cruz se proyecta nuevos mercados en el años venidero.
Martín de la Cruz se proyecta nuevos mercados en el años venidero.

Santiago de Chuco. Un bebé lactando del seno de una mujer acribillada a balazos, junto al cadáver de su pareja, es una imagen imborrable que guarda Martín de la Cruz Esquivel (47), la misma que viene a su memoria, tan luego se le menciona que el pueblo donde vive: San José de Porcón, jurisdicción de Quiruvilca, fue una zona liberada o roja en el periodo de violencia subversiva en el país, cuando los terroristas dominaban o hacían lo que querían en este territorio.

Las víctimas fueron: su cuñada Martha y su hermano Justiniano (20), el bebé – sobreviviente - su sobrino, ambos fueron asesinados por un grupo de aniquilamiento de Sendero Luminoso en la década de los 80. Sin bien este hecho no ha sido registrado por la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), es parte de la historia no contada.

Han tenido que transcurrir más de 20 años para que este pueblo andino, de parajes encantadores y gran tradición láctea en la región vuelva a resurgir de en medio de la pólvora y la sangre derramada por la violencia instaurada por Sendero Luminoso.

Pero la incertidumbre de Martín aún sigue vigente, pese haber trascurrido más de dos décadas del crimen que ha marcado su vida, pues hasta ahora no tiene claro por qué asesinaron a su hermano y su cuñada, aunque presume que pudo ser porque su hermano acababa de egresar del servicio militar del Ejército Peruano y les significaba un peligro para el desarrollo de sus operaciones político-militares del grupo sedicioso.

Ahora, convertido en un próspero empresario de derivados lácteos, nos habla con firmeza, seguridad y visión de futuro, pero - por momentos - su mirada se pierde en el cielo nublado, como queriendo olvidar el pasado tenebroso, de pronto se refugia en la conversación ágil y perfil bondadoso de su esposa Santos, quien se nota le da fortaleza para seguir bregando.

Pasar la página signada con la hoz y el martillo no le es fácil, porque asocia su producción con la calidad reconocida que tuvo la otrora hacienda, la que en la época de la Reforma Agraria se convirtió en Sociedad Agraria de Interés Social (Sais) Tahuantinsuyo. Ésta última desapareció en 1984 cuando una columna subversiva asesinó a cinco funcionarios de la hacienda. Este hecho está registrado como caso Nº1005957 por la CVR.

“Los cinco amanecieron decapitados. La noticia causó zozobra en la población y mucho temor. Fue la primera acción de violencia que perpetró sendero en la zona y desde entonces nadie dormía tranquilo. Nos sacaban a por las noches para adoctrinarnos. Nos pedían avivar al Partido Comunista y a la lucha armada que pregonaba Sendero Luminoso”, dice Martín.

Luego distribuyeron las tierras, el ganado y los bienes de la fábrica a los pobladores, predios que hasta ahora se adjudican su propiedad. Martín dice que también dinamitaron su casa, pero una vidente le advirtió y tuvo la oportunidad de observar el atentado a distancia con su familia.

Aroma a eucalipto
El escenario de espeluznantes crímenes, así como de olor a sangre y dinamita ha vuelto a recobrar su apacibilidad y a inspirar tranquilidad y sosiego. A nuestro paso por ese lugar se respira aroma a eucaliptos y a derivados lácteos de calidad reconocida en el país.

Martín, que ha vivido cubierto con la sombra de la muerte ha logrado sacudirse de ella para evolucionar como empresario. Dice que en su pueblo le tienen mucha gratitud al presidente Alberto Fujimori Fujimori, porque pacifico el país. Ahora tienen confianza en que su hija Keiko Fujimori destacará como presidenta del Perú.

Ahora San José de Porcón es un pueblo sin igual en el país, porque la pacificación y la honestidad de su gente es increíble. Todos trabajan unidos en asociaciones de productos de lácteos o ganaderos, pero lo más saltante es que en éste lugar nadie roba nada. Todos respetan la propiedad ajena, como usted no se imagina.

Redacción: Hernán Flores Rodríguez
(la industria)