Leyenda: Créditos: EFE
Unos 300 indígenas de Perú y otros países latinoamericanos formaron un mensaje humano en una playa de Lima para reclamar sus derechos sobre sus territorios ancestrales y contribuir así a frenar el cambio climático mediante la conservación de los recursos naturales de la contaminación y la deforestación.
En el marco de la vigésima cumbre mundial de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP20), que se celebra en la capital de Perú del 1 al 12 de diciembre, los nativos se unieron para formar una imagen simbólica con la que piden que sus demandas se incluyan en la negociación de la reunión.
La figura, que ocupó unos 2.500 metros cuadrados sobre la playa Agua Dulce del distrito limeño de Chorrillos, representó un árbol, de cuyas ramas nacía el perfil de un indígena, para simbolizar la unión de las poblaciones nativas con su entorno natural, acompañado de la leyenda "pueblos + derechos = bosques vivos".
La figura fue diseñada por el artista estadounidense John Quigley, quien ha realizado más de 200 representaciones artísticas similares, entre ellas otra bandera humana en Río de Janeiro durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible Río+20, celebrada en 2012.
Quigley afirmó que el mensaje "es claro", y dice que "los pueblos indígenas, con sus derechos territoriales reconocidos, aseguran la supervivencia de los bosques porque, si permanecen en pie, son una de las mejores soluciones para frenar el cambio climático (...), y los nativos son sus mejores guardianes".
A diferencia de la bandera formada en Río hace dos años, "que se enfocaba en mantener los ríos libres", el artista consideró que la obra de Lima es un mensaje directo sobre los derechos de los indígenas.
"Aquí apuntamos a que la clave para salvarlos es otorgar a los indígenas los derechos territoriales. Se trata de una solución muy específica a los Derechos Humanos de los indígenas, la protección de los recursos naturales y la mitigación del cambio climático, entre otros problemas", explicó Quigley.
Durante el acto hubo un homenaje al activista Edwin Chota, líder indígena de la etnia asháninka que fue asesinado por presuntos madereros ilegales en septiembre, junto a otros tres miembros más de la comunidad nativa del Alto Tamaya-Saweto, en la región peruana de Ucayali, tras doce años reclamando la titulación de su territorio.
Quigley anunció que su objetivo ahora es repartir fotografías de la bandera humana a los 10.300 delegados de 195 países que participan en la COP20 de Lima para que tomen conciencia de que el reclamo de los indígenas puede ayudar a frenar el cambio climático.
EFE (RPP)