" AÑO DEL BICENTENARIO, DE LA CONSOLIDACIÓN DE NUESTRA INDEPENDENCIA, Y DE LA CONMEMORACIÓN DE LAS HEROICAS BATALLAS DE JUNÍN Y AYACUCHO "

martes, 21 de noviembre de 2017

Golpe a la democracia

Por: Dionicio Mantilla León

Hace unos días los medios difundíeron las declaraciones del congresista fujimorista Daniel Salaverry que afirmaba: ”Voy a tomar la decisión de destituir al Fiscal de la Nación, Dr. Pablo Sánchez, por omisión funcional al no garantizar las investigaciones a las empresas consorciadas de Odebrecht”. Esta declaración provocó lo que evidentemente buscaba el parlamentario, encender la pradera política del país y ganar notoriedad.

En principio, ¿Puede un congresista o el Congreso destituir al Jefe máximo del Ministerio Público? La respuesta es, No. En nuestra Carta Magna no existe tal atribución, más bien se indica que el Fiscal de la Nación representa a una de las máximas instancias del Poder Judicial y en su articulado 158 indica que “El Ministerio Público es autónomo”.

El tema es la circunstancia en que fue lanzada la amenaza como son las investigaciones abiertas contra Keiko Fujimori y su esposo por lavado de activos, el tema de las polladas y rifas cuyas utilidades aun no son esclarecidas, la tipificación al fujimorismo como organización criminal, las investigaciones a su ex Secretario General, Joaquín Ramírez, por lavado de activos, (Este último, amigo de Salaverry) y, finalmente, las últimas declaraciones de Marcelo Odebrecht sobre el presunto apoyo económico al fujimorismo para la campaña electoral del 2011.

Sin embargo, el afán desestabilizador de las instituciones estatales por el Congreso llega también al Tribunal Constitucional contra el cual Fuerza Popular viene pidiendo la destitución de 4 de sus miembros “por prevaricato” (o injusta decisión ), el motivo real fue haber reabierto la investigación a los militares implicados en la muerte de presuntos terroristas en el Frontón caso tipificado como crímenes de lesa humanidad.

Pero la fuerza arrolladora de la prepotencia llega también a la prensa independiente sobre la cual penden denuncias de difamación por sólo difundir las informaciones de Marcelo ODEBRECHT que no favorecen al fujimorismo.

Antes fue “Disolver… el Congreso de la República,… reorganizar el Poder Judicial, el Ministerio Público, el Tribunal Constitucional por su estado de corrupción y afectar los intereses de la nación”. Hoy, es “Destituir al Fiscal de la Nación y a los miembros del Tribunal Constitucional por omisión de funciones y prevaricato”. Han transcurrido 25 años del funesto atropello al Estado de Derecho, que atentó contra los Poderes del Estado e instauró una dictadura asestando un duro golpe a la democracia y que, quien les habla, rechazo en su oportunidad. Un fenómeno cíclico que tiene en esencia los mismos protagonistas de la historia del país como si estuviéramos condenados a repetir los pasajes oscuros de nuestra historia.

Antes teníamos una “dictadura presidencial”, representada por Alberto Fujimori, y , hoy, una “dictadura parlamentaria” representada por su hija, Keiko. Un fenómeno cíclico a la inversa, pero con los mismos intereses de hacerse del poder político a la mala. Interés que nos orientaría a soportar una doble dictadura: la parlamentaria y la presidencial.

El Perú es testigo hoy de un hecho histórico negativo que lesiona, nuevamente, la majestad de los poderes del Estado y que hace mucho daño a la gobernabilidad sumiéndonos en la incertidumbre y que apunta hacia algo que se ha venido intuyendo desde el inicio del presente régimen: La vacancia del Presidente de la República, Pedro Pablo Kuzchinski.

Una situación a la que, lamentablemente, el mismo mandatario de la nación viene contribuyendo con sus indecisiones, sus exabruptos, sus poses y gestos indignos de un estadista y, sobre todo, por su lentitud e incapacidad para afrontar las tareas de envergadura que necesita el país entre ellos la reconstrucción nacional y los grandes proyectos de desarrollo que actualmente siguen entrampados.

En esta ocasión tenemos que decir: Sí a la democracia, no al autoritarismo. Nuestro país requiere respeto al Estado de Derecho y a los Poderes del Estado principios indispensables para lograr un clima de paz promotor de nuestro desarrollo preciados legados que los peruanos recibiéramos de nuestro ilustre demócrata huamachuquino el gran Tribuno de la Patria, Dr. José Faustino Sánchez Carrión y que tenemos la obligación de defender.