" AÑO DEL BICENTENARIO, DE LA CONSOLIDACIÓN DE NUESTRA INDEPENDENCIA, Y DE LA CONMEMORACIÓN DE LAS HEROICAS BATALLAS DE JUNÍN Y AYACUCHO "

jueves, 4 de julio de 2013

El deber de nuestros legisladores


Por: Dionicio Mantilla León 

Al inicio de la semana que pasó la prensa dio cuenta de un bochornoso hecho protagonizado por 3 congresistas de la República: Martín Rivas, Tomás Zamudio y Claudia Coari, los cuales, luego de solicitar al Ministerio de la Mujer un stock de ropa y juguetes recibidos en donación, los llevaron a sus respectivas comunidades repartiéndolos como si hubieran sido comprados por ellos, esto es, como si fueran sus propias donaciones. Este hecho, no es un acto de corrupción, pero si tiene que ver con la ética pues lleva a la práctica aquello de ganar “glorias con ave marías ajenas” y, más aún, si tiene afanes reeleccionistas.

Esto que pareciera algo nuevo no lo es tanto pues es una vieja costumbre utilizada por algunos congresistas liberteños y la mayoría de consejeros regionales por La Libertad quienes deseando quedar bien con sus comunidades van de una en una repartiendo alimentos y cosas gestionadas en instituciones del Estado lo cual aparentemente no está mal, pero en realidad si lo es por cuanto, si es reiterativo, fomenta el asistencialismo descuidando ostensiblemente lo que si es su función esencial como es, elaborar leyes. En efecto, una tarea netamente propia de instituciones beneficentes, es asumida por nuestros congresistas y consejeros regionales, distrayendo las funciones que sí le son propias.

Pero esto no queda aquí, pues también, algunos de nuestros congresistas y consejeros regionales asumiendo el papel que no les corresponde hacen anuncios de obras comunales que les corresponde hacer a los funcionarios y autoridades del Gobierno Nacional y el Gobierno Regional, como se dice “robándole la película al Poder Ejecutivo”; por ejemplo, informando de la entrega de partidas económicas para una u otra obra comunal, distrital o provincial, descuidando, nuevamente, sus tareas que le son propias.

Esta errónea práctica repetida constantemente por parte de nuestros legisladores nacionales y regionales de asumir la función que no les corresponde debe ser cortada de raíz reorientando su accionar a las tareas que son de su competencia como son la de legislar y fiscalizar, es decir elaborar leyes y ordenanzas que normen la vida de la nación o la región que subsanen los múltiples problemas y necesidades que nos agobian, y , la de velar críticamente, es decir fiscalizar, que dichas normas se cumplan. Cada quien en su respectivo campo funcional tal como así lo dispone la Constitución PolÍtica (art.102) y la Ley N-27867 de los Gobiernos Regionales en el capítulo II, concerniente al Consejo Regional, (art.13 al 17).

El argumento esgrimido para justificar salirse de sus atribuciones es porque así. “cumplen sus funciones de representación” algo del que se olvidan en momentos en el que más se les necesita para servir de representantes de los trabajadores y movimientos populares durante los conflictos sociales como: el paro indefinido de Huamachuco por la libertad de los 4 ronderos; las luchas de los universitarios por el respeto a la autonomía universitaria; las luchas de los trabajadores estatales contra el ante proyecto de Ley del Servicio Civil y, la de los Médicos, por mejores remuneraciones, dejando solos a los que dicen representar. Representación que no está señalada en la Carta Magna, ni en la Ley, porque la poseen todas las autoridades elegidas por el voto popular y no sólo los congresistas y consejeros regionales.

Cada vez que tocamos este tipo de temas nos viene a la memoria la fulgurante personalidad del Fundador de la Patria, Dr.José Faustino Sánchez Carrión, quien supo impregnar de capacidad, honestidad y liderazgo a las nobles tareas de ser político, legislador y gobernante. ¿Porqué nuestros políticos no imitan su ejemplo?

Es hora, pues, que nuestros congresistas y consejeros se aboquen a temas que le son propios y que son de trascendencia y alcance regional como: el desarrollo agrícola y minero, la agro exportación, las vías de comunicación, la erosión costera, la defensa de los recursos hídricos, el ordenamiento territorial, la corrupción, los agudos problemas laborales, la angustiosa inseguridad en el campo y la ciudad, la delincuencia juvenil, la legalización y expansión de las rondas urbanas, entre otras más.

Las observaciones que planteo lo hago llevado por el fraternal deseo de que nuestros congresistas y consejeros regionales reflexionen por cuanto la problemática nacional y regional es enorme y terrible y demanda, por ende, atenderla con urgencia, coraje y responsabilidad.