" AÑO DEL BICENTENARIO, DE LA CONSOLIDACIÓN DE NUESTRA INDEPENDENCIA, Y DE LA CONMEMORACIÓN DE LAS HEROICAS BATALLAS DE JUNÍN Y AYACUCHO "

domingo, 2 de septiembre de 2012

El Seguro: mal de salud.

Por: César Lévano

La huelga indefinida acordada por los médicos de Essalud tiene objetivos justos, pero significa una tragedia para miles de pacientes. Más allá de móviles políticos del APRA o maniobras de mafias, es evidente que los servicios de la seguridad social se han paralizado casi totalmente. Eso prueba que los médicos, ajenos en su abrumadora mayoría al aprismo y las mafias, se adhieren a la huelga. Algo funciona mal en el comando del Seguro y en el timón del Estado.

Las autoridades de Essalud habían decidido un aumento de 15% sobre el salario básico de los médicos. El Ejecutivo determinó que éste fuera solo una bonificación. La medida indignó a los galenos. Los directivos del Seguro no defendieron su medida.

Sobre la amplitud de la huelga puedo dar testimonio. Por razón de un tratamiento personal y también el de un familiar, sé que los consultorios del Hospital Almenara de la avenida Grau no funcionan. En absoluto.

Al problema gremial se añaden los males de las instalaciones y el equipo, la falta de medicinas y la sobrecarga de consultas que se exigen a cada médico (aparte de que en muchos casos los galenos solo atienden durante dos horas).

Tampoco se puede omitir el resquebrajamiento de la moral en muchos profesionales del Seguro. Es un secreto a voces que en los últimos años hay médicos del Seguro que recomiendan al asegurado acudir a la clínica privada tal, donde él trabaja, para algunos diagnósticos y tratamientos. Mi difunda esposa fue víctima de uno de esos inescrupulosos, un oftalmólogo. De izquierda, por añadidura. Cobró tres mil soles y no mejoró, sino que agravó el mal y lo complicó.

En un texto de homenaje a Hugo Pesce, ese gran humanista, científico y médico, profesor de la Facultad sanmarquina de Medicina, el doctor Javier Mariátegui, fallecido ya, señaló que la orientación neoliberal, de egoísmo brutal, se ha infiltrado en la medicina, erosionando en muchos casos la nobleza de una profesión cuya naturaleza profunda es el servicio, la solidaridad, esa alta forma del amor.

Soy un ciudadano que aporta al Seguro desde 1956, cuando menos. Resulto quizá el asegurado más viejo en actividad (sigo pagando a la institución en mi calidad de profesor universitario). Esa larga experiencia me permite aseverar que en la entidad hay médicos de alta calidad profesional, la mayoría de los cuales son fieles a la ética y la sensibilidad de la medicina, y ajenos a las trapisondas mercantiles.

Una arista que no se puede omitir es la presencia del APRA en la huelga. Montada sobre la ola del descontento legítimo de los médicos, los fieles de Alan García no pueden hacernos olvidar que, prácticamente desde la fundación del Seguro, han poblado de burócratas todos los escalones de la institución. La entidad tiene hoy dos mil funcionarios con cargos de confianza: Cada uno significa cien mil nuevos soles al año. Mil de esos puestos fueron creados en la gestión de Fernando Barrios, presidente aprista del Seguro.(la primera)