" AÑO DEL BICENTENARIO, DE LA CONSOLIDACIÓN DE NUESTRA INDEPENDENCIA, Y DE LA CONMEMORACIÓN DE LAS HEROICAS BATALLAS DE JUNÍN Y AYACUCHO "

lunes, 19 de febrero de 2018

Infierno en Trujillo

LA TRAGEDIA OCURRIDA EN LA EX FLORESTA PONE NUEVAMENTE EN EL OJO DE LA TORMENTA LA VALIDEZ DE LOS MÉTODOS EMPLEADOS EN LA REHABILITACIÓN DE NUESTROS JÓVENES.

      ¿Incendió sirvió para cubrir tortura anterior? Urge profundizar investigaciones.

Por: Dionicio Mantilla León

Nuevamente el infierno y la muerte se hicieron presentes en Trujillo. Esta vez el escenario fue el Centro Juvenil de Diagnóstico y Rehabilitación La Floresta que dejó un fatídico saldo de cinco muertos y 18 heridos todos ellos jóvenes con antecedentes delincuenciales internados en dicho institución considerando su minoría de edad con el propósito de recibir una formación especial que haga posible su futura reinserción en la sociedad.

El motivo del fatídico desenlace habría sido la protesta de los internos por la negativa de los custodios de permitir la recepción de visitas con motivo del día de San Valentín lo que habría generado la quema de colchones cuyas llamas habrían impedido la salida de algunos de los internos y, consecuentemente, causando su muerte asfixiados por el humo.

Según la versión del Director de dicho Centro el problema se había producido por la bronca entre dos bandas delincuenciales rivales; sin embargo, los familiares de las víctimas afirman que el incendio habría sido provocado por los mismos custodios para desaparecer las evidencias de las torturas a los habrían sido sometidos las víctimas. Para esclarecer lo acontecido tanto el Defensor del Pueblo y el Ministerio Público han procedido a iniciar las respectivas investigaciones esperando que los responsables de las muertes sean sancionados con todo el rigor de la Ley.

De esta manera, nuevamente se pone en el ojo de la tormenta el álgido tema de la reinserción social de nuestra juventud equivocada, así como la validez de los métodos empleadas en los centros de rehabilitación por las entidades del Estado a fin de alcanzar los objetivos trazados de reincorporación. Objetivos que a juzgar por la realidad existente hoy en los centros de diagnóstico y rehabilitación no sólo de nuestra ciudad sino de todo el país no sólo no han sido alcanzados sino se han agudizado aún más.

Programado para albergar 100 internos la Floresta alberga a 200, destinado únicamente para dar tratamiento a adolescentes y jóvenes menores de 18 años de edad albergaba también a delincuentes mayores de amplio prontuario delictivo con las consecuentes influencias negativas en los jóvenes. Y, tal como ocurre en los centros similares en todo el país, el tratamiento ocupacional es toda una incógnita generándose un ambiente de inactividad de los internos que hace proclive a acentuar su accionar delictivo. No encontrando explicación tampoco a que dicho Centro Rehabilitador exista junto a un Centro Educativo (Javier Heraud) constituyendo esto un gravísimo riesgo para la seguridad de las alumnas que allí se educan por lo que es urgente su reubicación tomando en cuenta lo ocurrido con la fuga del delincuente Gringasho.

Un cúmulo de yerros que nos dan pie para concluir en la necesidad de implementar un proceso de reingeniería en todos los centros de Rehabilitación del país iniciándolo con su pase del Poder Judicial al Poder Ejecutivo, pero considerando la elaboración de un programa rehabilitador auténtico que no los tome como penales al igual que los penales para adultos como se ha venido considerando sino como una institución rehabilitadora con acción pedagógica, sicológica y ocupacional conducida por un equipo de profesionales ad hoc y no por “carceleros”, cuyo método es la tortura. Un equipo que garantice una real reinserción social en donde los castigos físicos y sicológicas estén prohibidos. Instituciones que sean supervisadas de manera planificada y sistemática por la Defensoría del Pueblo, Ministerio Público, MINEDU, entre otras instituciones públicas.

La ex Floresta, tal como los otros centros de Rehabilitación del país, constituye una alternativa valiosa para salvar a nuestra juventud equivocada no dejemos que sus fines sean distorsionados y recuperemos sus objetivos. Pero, lo más importante aún, reorientemos positivamente el tipo de educación que brindamos a nuestros niños y jóvenes en hogares, escuelas y medios de comunicación pues si así actuáramos estos Centros Juveniles no tendrían razón de existir.