miércoles, 6 de julio de 2011

DÍA DEL MAESTRO, DÍA PARA REFLEXIONAR


Por: Marino Lavado Valdivia
Para un gran sector de la sociedad peruana, ser docente equivale a ser un fracasado que no pudo estudiar otra carrera de mejor “estatus social”, como diría un amigo: “Educación, es la carrera de los misios”, “peor es nada” o “ese pata no da para más”. Frases como estas, ofensivas por cierto para la dignidad del docente, no son más que improperios lanzados desde ultratumba, por quienes ya olvidaron que gracias a un docente lograron ubicarse en el renglón de un cuaderno y aprender cómo se escribe su nombre. Olvidan también que nuestra sociedad producto del actual sistema tiene una enorme oferta barata de profesionales desocupados: médicos, ingenieros, abogados, etc. que invaden los mercados y las calles( ambulantes – taxistas) de las grandes ciudades.
Este 6 de julio la comunidad docente celebrará su día, merecido claro; pero al mismo tiempo es, es un día apropiado para reflexionar en torno a la carrera, que por uno u otro motivo hemos elegido.
Yo, particularmente, disfruto tanto con los niños: sus travesuras, de su forma tan ingenua de ver la vida. Me enseñan a estar alegre, cuando a veces ni siquiera hay motivo. En muchos casos quiero volver a ser niño, para luchar con esa insistencia, por las cosas que uno desea. Particularmente creo que ninguna otra carrera brinda las satisfacciones, como sí, la de ser docente. Cada mañana, recibo el afecto sincero de los niños y niñas, que con una sonrisa a flor de labio me reciben en la entrada del colegio. Otros con sus manos temblorosas me abrazan y hasta se animan a ayudarme a cargar mi maletín. Es por eso, me considero un privilegiado.
Pero, así como estos temas son de vital importancia, porque garantizan cuán satisfecho se siente un docente ejerciendo su carrera y por ende, desarrollarla con empeño y dedicación. También hay temas que no podemos ocultar. Y que la opinión que la sociedad se ha formado de nosotros, es por nosotros mismos.
La crisis estructural del sistema educativo peruano, que se arrastra históricamente. Con intensiones fallidas de gobierno tras gobierno, la corrupción generalizada y la escasa inversión en este sector; han convertido a la educación en la más deplorable de nuestro continente y del mundo.
En nuestra provincia, con el aval de la UGEL, la municipalidad y el SUTEP, se organizan una serie de actividades por el Día del Maestro, cuyo propósito es la revaloración de la carrera docente, pero que en realidad es motivo para que se pierdan días de clases, de acuerdo a la distancia de la I.E. donde el docente labora. Si es más distante, más días se pierde, llegando en algunos casos hasta a un mes completo. A esto se suma la pérdida por fiestas de la comunidad, fiestas patrias, fiesta de agosto en honor a la Virgen de la Alta Gracia, días cobro, etc. Todo con promesas, que se arrinconan hasta el final del año escolar y nunca se cumplen.
El asunto, no es que esté mal la celebración, está mal la pérdida de clases. Que tanta falta hace a nuestros niños y niñas.
Los resultados en materia educativa son muy irrisorios. En la Evaluación Censal de Estudiantes 2010, tanto en Matemática como en Comunicación, nuestra provincia se ubica en un vergonzoso penúltimo y antepenúltimo lugar respectivamente. De cada 100 alumnos, solamente 11 se ubican en el nivel 2 en ambas materias, es decir 99 alumnos están condenados a seguir estudiando los grados siguientes mutilados en estas materias, que difícilmente serán revertidos los niveles de eficiencia.
Por otro lado, hay cosas curiosas, hoy por hoy, pululan por doquier una serie de instituciones que lo único que buscan es hacer un negocio rentable con la formación, especialización de los docentes, ofreciendo una serie cursos y hasta post grados. Pero, que en la práctica no contribuyen en la mejora de las capacidades de los docentes. Un docente - desde el que labora en un colegio de prestigio, hasta aquél cuyo centro de trabajo se ubica en el último rincón del país - no vale por los timbres académicos que exhiben, ni por el dinero que puede tener; sino realmente por lo que saben y enseñan. Y una persona, no vale por la forma como aparece sino por lo que realmente es. Es más, el tener títulos honoríficos, como por ejemplo una maestría, que hoy se comercializan por doquier, no es suficiente si los mismos no guardan correspondencia directa con la capacidad demostrada en el aula y su proyección a la comunidad. Estos títulos, son como la etiqueta del producto bamba que se puede exhibir en el mercado. Parecen buenos pero no lo son. O en el peor de los casos, como diría el presidente: “Esos títulos no sirven ni para envolver pescado”.
Si queremos que nuestros alumnos que estudian 1,100 horas de clases durante 11 años de colegio sean competitivos con los asiáticos que estudian 12 años de colegio a 2 400 horas por año, que en realidad, sería más del doble, porque en el caso nuestro, no se cumplen ni siquiera las 1100 horas.
La responsabilidad del gobierno, el pésimo desempeño docente, sin ocultar claro, el buen desempeño de algunos docentes, pero que los hay, hacen que en materia educativa como país, seamos unos fracasados y solo nos queda contestarnos con los avances a paso de tortuga y solo nos queda compararnos con nuestros competidores más cercanos: Chile, Ecuador, Colombia, etc. Que igual que nosotros ocupan los últimos escalones en el mundo y todos miramos perderse en el horizonte a países como: China, Finlandia y Japón.
Frente a esta realidad, hay que reflexionar. ¿No será que por ahí estén, las razones para que , en nuestra provincia, 9 de cada 10 alumnos no entiendan lo que leen y no puedan realizar operaciones aritméticas sencillas en nuestra provincia?(http://conlafeylaverdad.blogspot.com)