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viernes, 2 de diciembre de 2016

La investigación que reveló las entrañas oscuras del Sodalicio

Premiados. Los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz cuentan cómo realizaron la investigación de los abusos en el Sodalicio de Vida Cristiana, con la cual ganaron el Gran Premio Nacional de Periodismo. El resultado de su trabajo fue publicado en La República y en el libro 'Mitad monjes, mitad soldados'.


Escribe:Jorge Loayza

Una pizarra de corcho cubre por entero una de las paredes del cuarto de estudio del departamento de Pedro Salinas. En esa pizarra, el periodista y su colega Paola Ugaz han ido tejiendo, poco a poco, con unos hilos de lana, la telaraña del movimiento religioso Sodalicio de Vida Cristiana. En la parte superior está el retrato del barbudo líder y fundador de esa organización, Luis Fernando Figari.

Ese "muro", como llaman los dos autores de la investigación a la pared con la pizarra, resume mucho de los más de cinco años de trabajo de los dos periodistas. Ahí están identificados los miembros de la actual cúpula del Sodalicio, quiénes operan desde su aparato de prensa, los que han sido acusados de haber cometido delitos de abuso sexual, y los sospechosos, sobre los cuales aún hay material por trabajar.

La palabra de Mateo

Salinas había tratado de exorcizar su experiencia como joven sodálite en la novela Mateo Diez, publicada el año 2002. Con la publicación rompió su vínculo con el Sodalicio pero su intención no fue hacer una denuncia ni revelar algún tipo de abuso sexual porque no había tenido experiencias ni referencias de ese tipo en los años que estuvo en el movimiento. Salinas permaneció en esa organización desde los 16 hasta los 22 años.

"Cuando uno se sale del Sodalicio se va con un sentimiento de culpa por haber traicionado a Figari y te sientes aún enganchado a la institución. Tuve el síndrome de Estocolmo", recuerda.

Sin embargo, la publicación del libro sirvió para que dos ex sodálites lo contactaran y le contaran que sabían de casos de abuso sexual cometidos por Figari. Salinas se mostró escéptico y les pidió conversar directamente con los afectados, pero eso no fue posible. Eso reforzó su desconfianza y olvidó el caso.

La falsa creencia sobre la conducta de Figari la mantuvo hasta el año 2010, cuando lo contactó una víctima de abuso sexual de Germán Doig, el delfín de Figari. "Esta persona me busca porque Rocío Figueroa, superiora de las Fraternas, la rama femenina del Sodalicio, hizo un investigación interna desde el año 2008 sobre los abusos al interior del movimiento", recuerda.

En ese momento Salinas se da cuenta de que debía hacer una investigación más profunda porque las denuncias sí parecían veraces y contacta a Paola Ugaz.

Eran los mismos miembros del Sodalicio que, indignados por lo que sucedía al interior de la organización, buscaron que la opinión pública conociera la verdad.

Pedro se reunió con Rocío Figueroa y lo que lo que empieza a conocer es una avalancha de casos de abusos sexuales de parte de los superiores del movimiento.

Además, Salinas buscó a José Enrique Escardó, quien también estuvo en el Sodalicio y desde el año 2000 había denunciado en publicaciones periodísticas abusos psicológicos de los superiores. "La idea era que la investigación iba a durar solo tres meses para publicar un libro y ya vamos seis años", dice Paola Ugaz.

Testimonios

El trabajo que Salinas y Ugaz desarrollaron fue complicado por momentos, sin embargo, a la hora de buscar testimonios de abusos psicológicos y sexuales estos fueron apareciendo uno tras otro.

Ugaz cuenta que el problema era que a veces las víctimas se negaban a hablar.

"Estaban en una montaña rusa emocional por la gravedad de los abusos", relata.

Paralelamente, cuando los superiores del Sodalicio se enteran de la investigación trataron de ponerles trabas legales a su trabajo. Sin haber escrito una línea del libro 'Mitad monjes, mitad soldados' ya los habían amenazado con denunciarlos.

Por eso era clave tener los testimonios y el compromiso de las víctimas para revelar sus nombres en caso que se interponga una demanda.

El paso de Salinas por el Sodalicio fue fundamental para recurrir a sodálites y ex miembros de ese movimiento que podrían dar sus testimonios e información.

"En el primer mes y medio de trabajo tuvimos tres graves testimonios de abusos sexuales, pero luego nos dimos cuenta de que podíamos abarcar toda la historia del Sodalicio, desde los fundadores hasta los que se acaban de ir", recuerda Salinas.

El caso Jason Day

Otro hecho importante que animó a que más víctimas revelaran los abusos al interior del movimiento fue la columna que el actor Jason Day publicó en La República, en la cual reveló que a los 9 años sufrió un intento de abuso de un sacerdote del Sodalicio.

"Más gente nos buscó. Habíamos roto varios diques en el Sodalicio y nos cayó una avalancha de casos de tres generaciones. Los testimonios de abusos psicológicos y hasta sexuales eran muy similares", asevera Ugaz.

Ambos recuerdan que en algún momento de su investigación debieron estar sentados todo el día frente a la computadora para recibir testimonios vía skype.

Para la investigación completa, los periodistas debieron consultar a más de cien personas.

Aunque los testimonios de las víctimas podían resultar muy crudos por la violencia de los abusos, sobre todo en los sexuales, ambos coincidieron en que debían relatarse tal cual. Pero la investigación no se ha detenido. Continuará.

La justicia le tomó la posta a la investigación periodística

Cuando Salinas y Ugaz realizaban los reportajes para La República, los ex sodálites José Escardó, Martín López de Romaña, Vicente López de Romaña, Óscar Osterling y Pedro Salinas denunciaron ante la justicia a Luis Figari y a otros 7 miembros del Sodalicio por el delito de asociación ilícita para delinquir, secuestro y lesiones graves.

En el caso de los abusos sexuales, cuenta Salinas, lamentablemente no se podía actuar porque los casos han prescrito.

La investigación fiscal la desarrolla la titular de la 26 Fiscalía Provincial Penal de Lima, María Peralta Ramírez, quien interrogó en Roma a Figari.

Pedro Salinas ha dejado de investigar el caso para evitar el conflicto de intereses, pero el trabajo continúa a cargo de Paola Ugaz.(la república)