Por: Dionicio Mantilla León
El pasado 28 de julio, durante el discurso inaugural de Ollanta Humala como Presidente de la República, al abordar el tema educativo no tocó para nada su propuesta electoral de realizar una revolución educativa, pero si la implementación de algunas medidas aisladas como: calidad educativa, establecimiento del desayuno y almuerzo escolar, mejoramiento de la infraestructura educativa y el establecimiento del horario escolar de 8 horas.
Luego de transcurrir exactamente 6 días de la asunción presidencial la Ministra del sector, Patricia Salas, ha anunciado su intención de implementar, entre otras, esta última medida, es decir, el incremento de horas de la jornada escolar diaria hasta totalizar 8. Un incremento que será gradual comenzando por una hora en estos meses y otra, el próximo año, horas que se añaden a las 6 ya existentes. Algo más, estas 2 horas se dedicarán a lo que se considera es el talón de Aquiles del sistema educativo peruano, como es la comprensión lectora. Hasta aquí pareciera que el asunto fuera comprensible. Empero, se topa con la siguiente preocupación: ¿Es esta la intención presidencial? ¿Lograremos mejorar la calidad educativa?
Para nadie, de los que frisamos ya algunas décadas de edad, es desconocido que años atrás los estudios escolares lo cursábamos con la denominada jornada escolar completa y discontinua que eran: 6 en el nivel primario y 8 en el secundario, de lunes a viernes e incluido la mañana del día sábado. Horario que se distribuía de la siguiente manera: En Primaria: de 9 a.m. a 12 m. y en la tarde de 2 p.m. a 5 p.m. y, en Secundaria: de 8 a. m. a 12 m. y en la tarde, de 2 a 6 p.m. En total 33 horas en primaria y, 44 horas en Secundaria. Jornada escolar con 2 recreos, mañana y tarde.
Una jornada escolar que no perjudicaba para nada nuestra salud pues nos alimentábamos a la hora apropiada (con refectorio incluido), teníamos tiempo para descansar, repasar las asignaturas para las evaluaciones diarias, desarrollar nuestras tareas sin ningún apuro, sin tener problemas con el transporte porque nuestros padres respetaban el Área de Influencia Escolar de los centros educativos en el momento de la matrícula.
Pasado el tiempo un gobernante “iluminado” eliminó dicha jornada escolar completa que venía dando muy buenos resultados académicos argumentando la carencia de locales escolares y mobiliario para albergar el creciente número de estudiantes, haciendo oídos sordos al reclamo magisterial de aumentar al 6% del presupuesto nacional para el sector, con lo cual fácilmente se podría atender estas carencias. El verdadero motivo fue, mantener el escaso 3% del presupuesto educativo. En su reemplazo se fijó en 6 horas diarias la jornada escolar haciéndola continua y se suprimieron las clases sabatinas. Si bien se pudo sortear el problema de la insuficiencia de infraestructura escolar se crearon una serie de problemas: se afectó la salud estudiantil, las clases se tornaron intensivas y ” enlatadas”, se disminuyó el número de docentes y se propició la vagancia escolar, convirtiéndose en una de las causales de la disminución del rendimiento escolar. Rendimiento que la Ministra quiere revertir aumentando a 8 horas continuas la jornada escolar (De 7 a. m. a 2.45 p.m. o 3 p.m.) ¿Dedicando 10 horas semanales más a la comprensión lectora, a las 7 ya existentes, mejorara la calidad educativa?
Discrepo de la medida adoptada por considerarla apresurada e inoportuna. No creo que esta sea la intención del Presidente Humala, pues no se adscribe en la línea de una verdadera revolución educativa y, lo que es peor, constituye un serio atentado contra la salud y la educación de nuestros alumnos y provoca un serio desequilibrio en los CAPs y cuadros de horas de las instituciones educativas.
Esta medida debe quedar sin efecto y reimplantarse más bien la JORNADA ESCOLAR COMPLETA Y DISCONTINUA, pero como parte de todo un paquete normativo legal que plantee una reingeniería del sistema educativo actual el mismo que debe ser aplicado el próximo año. ¿A propósito el SUTEP ha dicho algo?
El pasado 28 de julio, durante el discurso inaugural de Ollanta Humala como Presidente de la República, al abordar el tema educativo no tocó para nada su propuesta electoral de realizar una revolución educativa, pero si la implementación de algunas medidas aisladas como: calidad educativa, establecimiento del desayuno y almuerzo escolar, mejoramiento de la infraestructura educativa y el establecimiento del horario escolar de 8 horas.
Luego de transcurrir exactamente 6 días de la asunción presidencial la Ministra del sector, Patricia Salas, ha anunciado su intención de implementar, entre otras, esta última medida, es decir, el incremento de horas de la jornada escolar diaria hasta totalizar 8. Un incremento que será gradual comenzando por una hora en estos meses y otra, el próximo año, horas que se añaden a las 6 ya existentes. Algo más, estas 2 horas se dedicarán a lo que se considera es el talón de Aquiles del sistema educativo peruano, como es la comprensión lectora. Hasta aquí pareciera que el asunto fuera comprensible. Empero, se topa con la siguiente preocupación: ¿Es esta la intención presidencial? ¿Lograremos mejorar la calidad educativa?
Para nadie, de los que frisamos ya algunas décadas de edad, es desconocido que años atrás los estudios escolares lo cursábamos con la denominada jornada escolar completa y discontinua que eran: 6 en el nivel primario y 8 en el secundario, de lunes a viernes e incluido la mañana del día sábado. Horario que se distribuía de la siguiente manera: En Primaria: de 9 a.m. a 12 m. y en la tarde de 2 p.m. a 5 p.m. y, en Secundaria: de 8 a. m. a 12 m. y en la tarde, de 2 a 6 p.m. En total 33 horas en primaria y, 44 horas en Secundaria. Jornada escolar con 2 recreos, mañana y tarde.
Una jornada escolar que no perjudicaba para nada nuestra salud pues nos alimentábamos a la hora apropiada (con refectorio incluido), teníamos tiempo para descansar, repasar las asignaturas para las evaluaciones diarias, desarrollar nuestras tareas sin ningún apuro, sin tener problemas con el transporte porque nuestros padres respetaban el Área de Influencia Escolar de los centros educativos en el momento de la matrícula.
Pasado el tiempo un gobernante “iluminado” eliminó dicha jornada escolar completa que venía dando muy buenos resultados académicos argumentando la carencia de locales escolares y mobiliario para albergar el creciente número de estudiantes, haciendo oídos sordos al reclamo magisterial de aumentar al 6% del presupuesto nacional para el sector, con lo cual fácilmente se podría atender estas carencias. El verdadero motivo fue, mantener el escaso 3% del presupuesto educativo. En su reemplazo se fijó en 6 horas diarias la jornada escolar haciéndola continua y se suprimieron las clases sabatinas. Si bien se pudo sortear el problema de la insuficiencia de infraestructura escolar se crearon una serie de problemas: se afectó la salud estudiantil, las clases se tornaron intensivas y ” enlatadas”, se disminuyó el número de docentes y se propició la vagancia escolar, convirtiéndose en una de las causales de la disminución del rendimiento escolar. Rendimiento que la Ministra quiere revertir aumentando a 8 horas continuas la jornada escolar (De 7 a. m. a 2.45 p.m. o 3 p.m.) ¿Dedicando 10 horas semanales más a la comprensión lectora, a las 7 ya existentes, mejorara la calidad educativa?
Discrepo de la medida adoptada por considerarla apresurada e inoportuna. No creo que esta sea la intención del Presidente Humala, pues no se adscribe en la línea de una verdadera revolución educativa y, lo que es peor, constituye un serio atentado contra la salud y la educación de nuestros alumnos y provoca un serio desequilibrio en los CAPs y cuadros de horas de las instituciones educativas.
Esta medida debe quedar sin efecto y reimplantarse más bien la JORNADA ESCOLAR COMPLETA Y DISCONTINUA, pero como parte de todo un paquete normativo legal que plantee una reingeniería del sistema educativo actual el mismo que debe ser aplicado el próximo año. ¿A propósito el SUTEP ha dicho algo?