" AÑO DEL BICENTENARIO, DE LA CONSOLIDACIÓN DE NUESTRA INDEPENDENCIA, Y DE LA CONMEMORACIÓN DE LAS HEROICAS BATALLAS DE JUNÍN Y AYACUCHO "

lunes, 23 de julio de 2018

28 de Julio: renovando el compromiso

Por: Dionicio Mantilla León

Arribamos a un nuevo aniversario patrio fecha en que debemos honrar a la libertad y a la independencia de la Patria entonando a todo pulmón nuestro amor a ella y nuestro profundo orgullo de ser peruanos, de haber nacido en estas hermosas tierras del Sol y de los Incas, dueña de una historia de hechos escritos con la sangre de nuestros héroes y mártires y la sabiduría de nuestros científicos, artistas e intelectuales.

Arribamos al 28 de julio y conmemoramos la gloriosa fecha de la proclamación de la libertad e independencia del yugo español. 191 años de vivir en libertad exclamando a los cuatro vientos que: ¡Somos libres y seámoslo siempre! ¿Pero, hoy, a tres años del Bicentenario de este epónimo acontecimiento histórico podemos decir que somos libres realmente?

Una Patria pródiga en recursos naturales, poseedora de mágicos y encantadores paisajes, de admirables atractivos turísticos convertidos hoy en monumentos culturales de la Humanidad. Con una cultura antigua creadora de la ciudad de barro más grande del mundo antiguo, Chan Chan; del pétreo coloso Macchu Picchu; de las misteriosas líneas de Nazca, entre mil obras arquitectónicas más. Creadora de una organización social, económica y moral que es admiración del mundo.

Una Patria, que por designio y generosidad de nuestro Divino Hacedor, entrega a toda la Humanidad la exquisitez de su incomparable gastronomía sabia creación de su gente que, guiada por la gracia divina, nutre y satisface los gustos y necesidades alimenticias de todos los pueblos del mundo.

Motivos estos y, muchos más, de satisfacción y orgullo de llamarnos peruanos y de expresar nuestra gratitud a Dios y nuestra veneración a la Patria amada.

Sin embargo, con cuanto pesar y dolor en este histórica fecha tenemos que reconocer que cargamos sobre nuestras espaldas negras y pesadas cargas que nos llenan de indignación y vergüenza. Males que como incurable cáncer laceran nuestro espíritu peruanista, que como aceradas ligaduras nos mantienen prisioneros desde hace mucho tiempo.

Son los males que enarbolan los jinetes del apocalipsis que marchan enlodando el sacrosanto nombre de nuestro Perú; que pisotean y enlodan los Ama Sua, Ama Llulla y Ama Quella de nuestros padres los incas. Son las negras y apocalípticas banderas de la corrupción, el crimen, la delincuencia, la incapacidad, el narcotráfico, y el terrorismo. Son las negras banderas que nos mantienen postrados en la incertidumbre y la desesperanza.

Un escenario que día a día nos recuerda que no somos libres realmente. Que estamos atados con las cadenas de la corrupción y que somos un pueblo que no sabemos elegir con sabiduría a nuestros gobernantes los que hoy son referentes vergonzantes mundiales de la corrupción. Sus nombres: Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczhinski, que tuvieron el honor de ser elegidos por nosotros, pero, hoy, son paradigmas del robo y la desvergüenza. Nombres a los se unen los de otros políticos que hoy se hunden en el fango de la corrupción: Keiko Fujimori y Susana Villarán y a los que se añaden los nombres de algunos malos Gobernadores Regionales, Alcaldes y Regidores.

Pero el panorama se ve más ensombrecido por el comportamiento de un Congreso de la República que, en su mayoría de miembros, se ha puesto de espaldas a los intereses del pueblo, y, un sistema de justicia que hoy es motivo de vergüenza. Graficado así la población viene manifestando su indignación a través de una serie de medidas como movilizaciones, acciones violentas como la de Sihuas (Ancash) y anuncios de abstenerse de su participación en el desfile patrio.

Arribamos a los 191 años de la histórica fecha de la proclamación de la independencia de nuestra Patria y si bien lo hacemos apesadumbrados por el cáncer de la corrupción que corroe a nuestras instituciones tutelares mantenemos enhiesta nuestra fe en un mañana mejor.

El día de hoy, con la reserva moral de nuestra juventud y la mayoritaria población adulta, rendimos homenaje a la Patria que nos vio nacer y renovamos nuestro compromiso de honrarla trabajando, día a día, con amor, capacidad y honestidad por su desarrollo y grandeza.

¡¡¡ Viva la Patria!! ¡¡Viva el Perú!!! Viva su independencia!!!