Cómo se librará de esta. El exmandatario es sindicado de haber encabezado una organización criminal que exigía sobornos desde Provías Descentralizado, adscrita al MTC, a cambio de conceder millonarias obras públicas. Cuatro personas fueron detenidas ayer por estar inmersas en el caso.
Un sorpresivo operativo de allanamiento y detenciones desplegado ayer por la Fiscalía y la Policía, en Lima y Moquegua, sacó a la luz pública otra organización criminal encabezada por un expresidente de la República. Al mismo estilo de ‘los chotanos’ de Pedro Castillo, esta banda era conocida como ‘los moqueguanos’ y habrían tenido como líder a Martín Vizcarra.
Al menos tres testigos en reserva contaron al equipo especial liderado por la fiscal Marita Barreto que el exmandatario Vizcarra encabezaba un esquema de cobro de coimas en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) durante su gobierno (2018-2020).
Esa cartera era bien conocida por Vizcarra, ya que fue ministro de ese portafolio al inicio de la gestión de Pedro Pablo Kuczynski, en 2016.
Según el fiscal José Luis Quispe, a cargo de la indagación, el entonces director de Provías Descentralizado, Carlos Revilla Loayza, era el ‘moqueguano’ encargado de recolectar los sobornos para entregárselos al mismo jefe de Estado.
Ese gentilicio se le atribuyó a Revilla y los funcionarios que llegaron al MTC por haber trabajado con Vizcarra cuando este fue gobernador regional de Moquegua (2011-2014). Es decir, eran de la entera confianza del expresidente.
“Se hacían llamar ‘los moqueguanos’ y manejaban todas las obras, favoreciendo a empresas nacionales y extranjeras que se sometían a sus condiciones, estas empresas hacían pagos ilícitos por ganar la buena pro, firmar contrato y ejecutar la obra”, contó el testigo protegido 03-2023.
En la cúpula de la organización, junto al gobernante, estaban el entonces titular del MTC, Edmer Trujillo, y el viceministro de Transportes Carlos Estremadoyro, de acuerdo al fiscal Quispe.
“El 3.5% de cada obra”
Vizcarra, Trujillo y Estremadoyro le dieron directivas a Carlos Revilla para que tome “el control de Provías con fines de promover los lobbies ilícitos en favor de los intereses de la organización criminal”.
Según la resolución judicial del juez Jorge Chávez Tamariz, a la que accedió Perú21, Revilla tenía la orden de cobrar 3.5% del total de la obra a cada empresa que quisiera adjudicársela.
Para cumplir ese cometido, el funcionario debía captar a otros servidores públicos que ocuparan puestos estratégicos.
Con esa premisa, según la Fiscalía, logró integrar a la red criminal a Alcides Villafuerte Vizcarra, gerente de Obras de Provías, y a Elizabeth Ugarte Manrique, coordinadora de Abastecimiento de la misma entidad.
Villafuerte tenía un rol clave “dado que conocía a la mayoría de empresarios que postulaban a las obras”. Entonces, podía tratar con más confianza los direccionamientos ilegales.
“Revilla habría coordinado con Villafuerte y Ugarte para determinar las observaciones o descalificaciones que se promoverían en contra de los postores que no se alinearan en el pago de la coima requerida”, señala la tesis fiscal.
Según el Ministerio Público, dos millonarios proyectos fueron direccionados por ‘los moqueguanos’: la conservación de un corredor vial ubicado en Apurímac, valorizado en S/195′443,000; y la recuperación del camino vecinal del distrito de Samegua, en Moquegua, que demandaba la inversión de S/63′556,000.
De acuerdo a la investigación, el empresario que se alineó a la jugada ilegal en las dos obras fue Luis Pasapera. En el primer caso, lo hizo con su empresa Termirex que integró el consorcio Tintay.
Termirex es la misma empresa que representaba la lobista Karelim López cuando acudió a la casa de Sarratea, en Breña, para negociar la buena pro del puente Tarata. Ese fue el primer caso de corrupción que removió los cimientos de la gestión de Pedro Castillo.
En el segundo caso, fue a través de la Corporación Imaginación de Marco Pasapera, hermano de Luis, que logró hacerse de la licitación. Imaginación formó consorcio con la empresa China Gezhouba Group Company Limited Sucursal Perú.
Pagos en maletines
La Fiscalía argumentó que Villafuerte recogía el dinero entregado por Pasapera y luego se lo entregaba a Carlos Revilla. Este, a su vez, coordinaba con el exviceministro Estremadoyro para hacer llegar los billetes en efectivo al expresidente Martín Vizcarra.
En esta parte de la historia es determinante la manifestación del testigo protegido 03-2023, quien aseguró haber visto en tres ocasiones los montos de dinero que Revilla llevaba a Palacio de Gobierno en maletines deportivos.
Acá entran a tallar nuevos personajes: la exasesora presidencial Karem Roca y la ex primera dama Maribel Díaz Cabello.
“Karem Roca fue testigo presencial de que la señora Maribel es quien manejaba el dinero de coimas que se le han entregado a Martín Vizcarra y esto lo sé porque he podido presenciar cómo el señor Carlos Revilla, en ese momento director de Provías Descentralizado, ingresó a Palacio de Gobierno llevando maletines deportivos (en dos oportunidades) y un tubo para guardar planos (una oportunidad) a Palacio de Gobierno”, manifestó el testigo.
Revilla acudió a la Casa de Pizarro cargando el dinero dos veces en 2018, la segunda vez entre septiembre y octubre de ese año. Y en 2019 fue entre los mismos meses.
La misma Roca, de acuerdo al testimonio, constató en las tres oportunidades que tanto los maletines como el tubo para planos contenían billetes en soles.
Otra de las evidencias es la manifestación del testigo 04-2023, quien apuntó al asesor de Revilla, “el turco” Hugo Misad.
De acuerdo al delator, Misad solía ufanarse ante mujeres que manejaba grandes sumas de dinero e incluso les mostraba vouchers de fondos bancarios que superaban los S/100 mil.
“Ya semanas después, Hugo Misad precisó que ese dinero no era de él sino del jefe, y le daba (a Martín Vizcarra) como le iba pidiendo, pues fungía como su caja chica, aceptando que ese dinero era producto de las coimas en el MTC”, indica el testimonio.
A todo esto, Vizcarra solo atinó a decir que las graves imputaciones vienen de sus enemigos porque “me sienten como un rival político de cuidado y de temer”.