martes, 14 de noviembre de 2023

El peor alcalde

La Municipalidad de Lima ha permitido que la ciudad esté a expensas del crimen y el caos.

La sucesión de problemas de la capital del Perú no cesa. Al pésimo manejo de conflictos con el personal que labora para la ciudad o madres de familia que esperan ayuda para sus comedores, se suman desgobierno, caos, inseguridad, mal manejo de la limpieza y una incontable serie de desaciertos en mensajes y comunicación con la población.

Es un hecho que Rafael López Aliaga no se propone cumplir la larga lista de promesas electorales. No tendremos la proyección mundial, ni siquiera nos ubicaremos mejor en el ranking regional que nos coloca entre las ciudades más inseguras, de alta contaminación, el peor tráfico y para mayor detalle, entre las más caras en términos de servicios.

Tampoco estarán operativos los autos y motos con los que se proponía proteger a la ciudad de la asonada de violencia, sicariato, extorsión, robos y secuestros que parecen haber capturado las calles de Lima. Al fracaso del Plan Boluarte en distritos en los que se aplicó la declaración de emergencia, no hay un solo gesto municipal que articule el serenazgo, por ejemplo, y garantice la tranquilidad pública.

Cada día el transporte público es más intenso y en horas punta, la gente soporta largo tiempo un pésimo servicio a bordo de los vehículos. El caos ha vuelto a atrapar a los limeños de a pie, que pierden entre 3 y 4 horas de sus vidas a diario para ir de su casa al trabajo y viceversa.

Por si fuera poco, los peajes siguen con el mismo modelo de negocio, no se han modificado los contratos ni se impiden las subidas de precio. Todo ello ante una autoridad municipal que pareciera no tener objetivos ni capacidad de gestión, mucho menos habilidad de negociación. Hoy tendrá que explicar ante la Comisión de Defensa del Consumidor del Congreso los avances realizados en esa controversia legal.

Un par de ‘playas artificiales’ que no son más que pozas a las que se les agrega arena, son los únicos logros en un año de labor de López Aliaga en la alcaldía de Lima. La ciudadanía no es ajena a este pobrísimo resultado y, por ello, los resultados en las encuestas recientes.

La ciudad merece una conducción más coherente y con un plan de trabajo que se desarrolle con participación de la población y de los diferentes actores que impulsan las iniciativas y el desarrollo local. Se trata de armonizar las estrategias para atender las necesidades de los más vulnerables y de garantizar calidad de vida para los habitantes de esta enorme urbe, cada vez más densa poblacionalmente y menos atendida en sus necesidades básicas.