Homenaje. El reconocido arqueólogo sanmarquino, uno de los científicos sociales de trascendencia internacional, dejó de existir ayer después de una larga vida dedicada a desentrañar las culturas antiguas de nuestro país. En él no todo fue trabajo de campo, sino que también ejerció la docencia en procura de formar discípulos para que estudien nuestro pasado desde la perspectiva de lo que llamó arqueología social.
Hurgó, literalmente con sus propias manos, los suelos peruanos para conocer mejor el rostro de nuestro país. Esa fue la gran tarea que cumplió el arqueólogo Luis Guillermo Lumbreras Salcedo, quien acaba de fallecer a los 87 años.
Desde tiempo atrás se aquejaba de una dura dolencia, que, sin embargo, no le impidió seguir buscando respuestas para explicar el destino y la historia de nuestro país. Precisamente, el último libro que llegó a publicar, Breve historia general del Perú. Desde sus primeros pobladores hasta la debacle de su oligarquía (Ed. crítica, 2022), es prueba de que siempre intentó comprender la historia peruana, interpolando el pasado y el presente.
Su formación académica, su rigor de científico social, su marco ideológico le dieron una solvencia no solo para realizar trabajo de campo, sino, sobre todo, para interpretar sus hallazgos bajo el criterio que él llamó arqueología social.
Son numerosos sus libros, bastará citar De los pueblos, las culturas y las artes del antiguo Perú (1969), Los templos de Chavín (1970), De los orígenes del Estado en el Perú (1972), La Arqueología como ciencia social (1974), El imperio Wari (1980), Arqueología de la América andina (1981) y Chavín de Huántar en el nacimiento de la civilización andina (1990), entre otros libros y un sinnúmero de publicaciones especializadas.
Corazón ayacuchano
Lumbreras nació en Ayacucho el 29 de julio de 1936. Tuvo la comodidad que le pudo dar un padre hacendado y congresista. Sin embargo, con los años, se instaló en la orilla opuesta, pues como científico social se identificó con posturas marxistas.
Dejó su tierra para estudiar en Lima. Primaria, en el Colegio Sagrado Corazones Recoleta y, secundaria, en el colegio Antonio Raimondi. Era un joven ganado por los estudios humanístico, por ello ingresó a estudiar en la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos y se graduó de doctor en Etnología y Arqueología.
Pero ‘Lucho’ Lumbreras no solo fue un arqueólogo de campo, sino que también trabajó en las aulas como profesor universitario. En 1958 ejerció la docencia en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle. Cinco años después, lo haría en la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. Allí dejó su primera semilla, fundó la primera Facultad de Ciencias Sociales en el país. También fue catedrático en la Universidad Mayor de San Marcos, donde fue colega de otros grandes, como Pablo Macera y Aníbal Quijano.
Asimismo, como autoridad cultural, ha sido director del Museo de Arqueología y Etnología de dicha casa de estudios, director del Instituto Nacional de Cultura y del Museo de Antropología y Arqueología.
Interesado en promover los estudios arqueológicos, en 1982 fundó el Instituto Andino de Estudios Arqueológicos (Indea). Y también lo hizo en Brasil, donde formó parte del comité fundador de la Universidad Estatal del Norte Fluminense, casa de estudios pública que fue inaugurada en 1993.
Este hombre, que fue de la academia, pero también de trabajo de campo, tenía una visión clara no solo del pasado peruano, sino también del presente.
“Yo creo que la pandemia nos ha desnudado, pero además ha llegado en un momento en el que nosotros estamos cumpliendo 200 años de una experiencia social y política muy especial, que llamamos la república. Con la instalación de la república, se ha dado nuestro sometimiento a los poderes transnacionales. Se hizo mucho más difícil de manejar porque nos convertimos estrictamente en productores de los insumos que necesita el poder y nosotros no estuvimos en capacidad de provocar una forma de vida que corresponda a nuestros intereses”, dijo a La República en 2022. Era consciente de la segmentación nacional o segregación que aún nos alcanza, que la república, como nación, no estaba bien hecha.
“Lo que hicimos en la República —agregó— fue expulsar de la condición ciudadana a la población indígena. Éramos ciudadanos peruanos solo aquellos que hablábamos castellano y teníamos la religión católica. Y quienes no hablan el castellano bien inmediatamente son excluidos”.
Maestro de maestros
“Luis Guillermo fue nuestro maestro, compañero de trabajo y amigo. Fue más que un arqueólogo, fue un destacado científico, estudioso de nuestro país, preocupado en hacer comprender a todos los peruanos la importancia de los pueblos más antiguos en la formación de la Historia del Perú. Vivió pensando y debatiendo por un país más justo y sin discriminación para todos los peruanos. Nuestro recuerdo y homenaje…”, nos dice Enrique González Carré y Teresa Carrasco Cavero, amigos de siempre de Lumbreras.
Por su parte, Denisse Pozzi-Escot, directora del museo de sitio de Pachacámac, explica así la trascendencia de Lumbreras como arqueólogo, historiador, antropólogo y educador: “La lectura de sus obras se convirtió en rutina obligatoria para quienes indagamos sobre el pasado peruano. No digo pasado ‘prehispánico’ porque Lucho se oponía a esa periodificación, como también era crítico de quienes hacían referencia a España como la ‘madre patria’. Director del Museo de Antropología y Arqueología (1973-1978) y presidente del Museo de la Nación (1990). Lucho también agrupó a muchos de sus discípulos sanmarquinos en el Instituto Andino de Estudios Arqueológicos (Indea), con el propósito de reunir a arqueólogos del área andina, publicando la Gaceta Arqueológica Andina.
Desde Los orígenes del Estado en el Perú (1972) hasta su Breve historia del Perú. Desde sus primeros pobladores hasta la debacle de su oligarquía (2022), la lectura de sus libros fue un referente obligatorio”.
Más allá de Chavín
Lumbreras no solo es reconocido por sus trabajos de campo, sobre todo en Chavín. Sus propuestas metodológicas originaron nuevas interpretaciones y análisis de nuestras antiguas culturas y sociedades.
La primera de estas propuestas generales fue el ordenamiento de una nueva periodificación de pasado peruano precolonial, que aún está vigente.
Una segunda propuesta, más teórica, es la concepción de la arqueología como una ciencia social, propuesta que se explica en uno de sus libros que tiene ese título. En esencia, Lumbreras siempre abogó por una función social como fundamento de nuestra profesión más allá de recuperar minuciosamente los datos materiales que los sitios arqueológicos encierran.
Asimismo, fue uno de los primeros arqueólogos en afirmar la existencia de un primer imperio andino, que bautizó como Wari, gestado desde las tierras ayacuchanas. “Lucho se sentía ‘waricuchano’ —nos dice la arqueóloga—, como él decía, pues ese término lo remitía no solo al imperio existente desde Cajamarca hasta Moquegua, sino también le recordaba a su natal Huamanga, a la que volvió en la década de 1960 como docente, y en la década siguiente como integrante del equipo dirigido por Richard Mac Neish, en el cual contribuyó a establecer una clara secuencia arqueológica regional”.
Otra sugerencia importante es su propuesta de origen hologénico de la cultura peruana surgida de la fusión de agentes externos con elementos de creación propia impulsados desde el espacio andino.
Nunca vi una crisis tan violenta
“…Yo estoy asustado, Roberto, porque en estos finales de mi vida —ya estoy en 84 años— he visto bastante a lo largo de mi vida acá y la verdad es que nunca he visto una crisis tan violenta como esta que estamos pasando. Y lo digo no solo como persona natural, sino también como historiador. Creo que he recorrido la historia del Perú, la conozco desde hace diez mil años y la verdad es que esta crisis solo me recuerda, en sus términos brutales, en sus formas, a lo que ocurrió en el tránsito de la Colonia a la República. O del Tawantinsuyo a la Colonia. Son crisis muy fuertes que no afectan solamente lo que la gente necesita en su momento, afectan hasta adentro, va más allá del estómago y eso es realmente terrible porque tienen que cambiar —y ya están cambiando— muchas cosas que pensábamos de nosotros mismos. Es obvio que no vamos a ser los mismos. De aquí a cien días vamos a ser diferentes, querrámoslo o no. Pero que van a cambiar las cosas, van a cambiar y ya está ocurriendo. Y lamentablemente el sector pudiente de este país no entiende dónde está viviendo y eso va a generar formas de conflicto a las que les tengo miedo…”.
Refundó la arqueología
Enfoque. Luis Jaime Castillo, exministro de Cultura
Pocos intelectuales peruanos han tenido la trascendencia y la influencia que Lucho Lumbreras tiene y tendrá en el desarrollo de nuestras ciencias sociales, y en la comprensión de nuestro país. Lumbreras refundó la arqueología peruana, salvándola de la nociva dependencia de ideas y corrientes foráneas, basándola en el rigor del dato empírico y la singularidad de nuestro pasado, con una perspectiva en la que el pasado sigue siempre vivo en el presente a partir de las personas y las sociedades vivas, no solo en las comunidades tradicionales de nuestro país, sino en las manifestaciones de todas las identidades que conviven en nuestra nación. Lumbreras nos convenció de que para entender el Perú de hoy había que remontarse en la profundidad del pasado que sigue vivo.
‘Waricuchano’ de corazón
Enfoque. Denise Pozzi-Escot, dir. Museo de Pachacámac
En las aulas sanmarquinas tuve la suerte de encontrar dos arqueólogos que representan mi principal referente. La vida me favoreció con su amistad, pues tanto Rosa Fung Pineda como Luis Lumbreras fueron mis amigos después de ser mis maestros […]. En estos días aparecerán decenas de homenajes a Lumbreras. Algunas promociones escolares e incluso universitarias tomarán su nombre. Esos reconocimientos servirán, como evidencia empírica, para demostrar que Luis Lumbreras ha generado, en nuestro país, un comportamiento lamentablemente ausente: es decir, ha generado consenso alrededor de su trayectoria, su obra y su personalidad. Nos sumamos a ese reconocimiento como discípulos y amigos del ‘waricuchano’ que siempre estará presente en nuestro recuerdo.
Interpretó resultados
Enfoque. Ruth Shady, dir. Ciudad de Caral
La obra de Lucho Lumbreras siempre ha estado relacionada con la investigación con fin social, recuperar la historia, comprender cómo fue en nuestro pasado, el modo de vivir, las características. Estuvo, por ello, muy interesado en hacer investigaciones arqueológicas en campo. Y también trabajar con los estudiantes, como docente, como director, como profesor de San Marcos. Con la arqueología social intenta comprender cómo vivía la gente en el pasado, que tuviésemos una visión de cómo era la organización social, política. Es decir, que la arqueología no se quede solo en la presentación de la materialidad, sino debe ser interpretada. Que el arqueólogo no se quede como un excavador de materiales sino que realice una interpretación social de los resultados de sus excavaciones.
Visión social y económica
Enfoque. Juan Ossio, exministro de Cultura
Ha fallecido un gran arqueólogo peruano que introdujo una perspectiva socioeconómica para poder entender las culturas antiguas. Mientras la mayor parte de los arqueólogos se dedicaban a hacer solamente cronologías o se limitaban al estudio de aspectos culturales, Lumbreras tuvo el gran mérito de poder profundizar en los aspectos socioeconómicos de las culturas antiguas. Esos son sus grandes aportes. No solamente entender la cultura sino también entender los temas socioeconómicos que regían la vida de los pobladores, su sistema de relaciones y, por supuesto, a través de eso, el conocimiento de la religión, las creencias que tenían. Trabajó muy profundamente el sitio arqueológico de Wari, pero después se dedicó a estudiar a otras culturas, como Chavín de Huántar.
Superó la exotización
Enfoque. Miguel Aguilar, docente en San Marcos
Lumbreras fue un gran maestro y para mí un mentor por sus ideas y su amor al Perú. Él es parte de la historia de la arqueología mundial y es el científico social peruano más destacado por sus descubrimientos y propuestas teóricas como la arqueología social latinoamericana, planteada por él en la década del 60 como una práctica marxista en la arqueología latinoamericana que tuvo una gran repercusión en la región. Su libro De los pueblos y culturas del antiguo Perú ha sido traducido a varios idiomas. Está a la altura de Gordon Childe, Weber y Bordieu. Hoy su propuesta de hacer de la arqueología una ciencia social y humana nos ayudaron a superar la exotización de los objetos del pasado para vernos como los protagonistas de nuestra historia y de nuestro presente y futuro.