“El Tren de Aragua está en Estados Unidos”. Esta oración derrumba cualquier duda que pudiera quedar de una realidad que, tan solo unos meses antes, era apenas una sospecha.
Britton Boyd, agente especial encargado adjunto del FBI de El Paso, ciudad en Texas fronteriza con México, confirmó a CNN en enero que integrantes de la temida banda criminal que nació en la cárcel venezolana de Tocorón estaban en territorio estadounidense.
El anuncio traía consigo el historial criminal del grupo en países como Colombia, Chile, Perú y Venezuela, en donde sus integrantes han sido acusados de delitos que abarcan homicidio, extorsión, tráfico de personas y prostitución.
Pero la advertencia de Boyd era apenas la punta del iceberg, un punto de partida para otras denuncias que luego se repetirían en otros estados del país norteamericano.