Por: Dionicio Mantilla León
“¡El Perú es desde este momento libre e
independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su
causa que Dios defiende ¡Viva la Patria!¡ Viva la Libertad! ¡Viva la
independencia!” Es la estentórea voz del
“Santo de la espada”, el General don José de San Martín quien al término de su
periplo libertario por dos países, Argentina y Chile, arriba al Perú para
romper tres siglos de sojuzgamiento a los que nos tenían sometidos los
hispanos.
Y la Plaza Mayor de Lima fue el
escenario. Una cálida mañana abrazada por un Sol juliano que complacido observa
en el firmamento la inusitada escena: Un puñado de peruanos que henchidos de
patriotismo y orgullo asisten a la apertura de una nueva era para la naciente
Patria. La era de la liberación y la independencia. Y como exquisita ofrenda al
Altísimo exclama reiterativo: ¡VIVA LA PATRIA! ¡VIVA LA LIBERTAD! ¡VIVA LA INDEPENDENCIA!
HERIDAS QUE NO CIERRAN TODAVÍA
Era la mañana del 28 de Julio de
1821. Atrás quedaba el aciago año de 1532 en que un puñado de 13 ibéricos al
mando de un barbudo personaje aventurero, Francisco Pizarro. Un personaje
dedicado a la crianza de cerdos que hollara nuestro suelo para abrir las
heridas a un gran Imperio, el Tawantinsuyo, poseedor de una portentosa cultura
que, junto a la azteca, concitaran el reconocimiento y la admiración del mundo
antiguo por ser las culturas representativas del Nuevo Mundo. Profundas heridas
que aún no cierran porque otros pueblos nos conquistan, otras cadenas nos
oprimen y abaten.
Pueblos con el nivel de potencia
económica y política que, liderados por nuevos Pizarros, con el “cuento” de las
grandes inversiones económicos en nuestro territorio han creado nuevas ligaduras
que nos queman y algún día nos ahogarán. Nuevas ligaduras que significarán el
incremento de nuestra Deuda externa ahondando así nuestra pobreza y miseria.
Novísimos conquistadores que con
el nombre de la globalización mundial se van posesionando poco a poco de
nuestras riquezas naturales e, incluso, de nuestras conciencias al extremo de
interferir en nuestras propias decisiones: Es el nuevo oprobio, la nueva
dependencia económica _ política y la novísima alienación cultural. Cadenas
que, como nuevos eslabones de esclavitud, se van fortaleciendo con la
complicidad de malos políticos y gobernantes de todas las instancias del Poder
Ejecutivo y Legislativo sin “importarles un comino” el bajísimo nivel de
aceptación que ostentan por parte de la población. Poderes que de la corrupción
han hecho su estandarte que hoy asciende a la astronómica suma de
24,000´000,000 de soles (Según la reciente versión del Contralor de General de
la República, Nelson Shack) y que las autoridades judiciales aún no se atreven
a tocar en toda su magnitud.
Un doloso hecho que nos hacen
recordar aquellas aleccionadoras frases del gobernante del pequeño país centro
americano, El Salvador, Nayib Bukele, cuando rotundo afirma: “Si nadie robara,
sino existiera corrupción, el dinero procedente de nuestras riquezas e impuestos
alcanzaría para hacer obras en el país. (Y no se requerirían inversiones de
empresas transnacionales)” Una afirmación que la hacemos nuestra porque es la pura
verdad.
Son pues estos negros eslabones
de una moderna dependencia y esclavitud que nos impiden ser independientes y
libres de una manera real, que nos impiden salir adelante y recuperar nuestro
nivel de grandeza que tuvimos antes de la llegada de nuestros primeros
conquistadores, los barbudos hispanos. Son pues: La corrupción, la inseguridad,
la incapacidad gubernativa (Sean de izquierda o derecha), la recesión
económica, la injusticia, la desigualdad y el conformismo, unidos a la
dependencia económica y política respecto a las grandes potencias económicas
mundiales las candentes cadenas que nos impiden ser libres e independientes,
realmente.
LA RENOVACIÓN DE NUESTRO COMPROMISO
Es 28 de julio, un bello símbolo de
peruanidad. Una fecha que concita
nuestro respeto, conmueve nuestra conciencia y nos invita a la reflexión. Este
día en que recordamos los 203 años de vida republicana nos toca a los peruanos
renovar nuestro compromiso de amar a nuestra Patria y trabajar denodadamente por
ella para romper las ligaduras que la oprimen.
Hoy,
nos toca renovar nuestro compromiso de construir una Patria con nuevos
cimientos que posean los valiosos componentes de la libertad, la democracia y
la independencia; sólidos cimientos orientados a erigir un nuevo edificio que
tenga como sellos: la seguridad, la justicia social, el crecimiento y el
desarrollo económico.
En este día de júbilo nacional
insuflados de peruanidad abracemos nuestra historia. Hagámosla nuestra,
escribiendo sólo páginas de gloria protagonizadas por nuestro amado Perú, el
suelo donde hemos nacido y en donde algún día nos habrán de sepultar.
Abracémonos todos. Hagamos, los 34 millones de peruanos, un solo puño, un solo
corazón. Pisemos nuestras derrotas y fracasos e icemos sobre ellas nuestros
anhelos de triunfos y laureles. Levantemos una sola bandera, un solo ideal, el
de bregar todos unidos por una Patria grande de cholos, indios, blancos, negros
y amarillos; una Patria unitaria de costeños, serranos y selváticos; pero,
también, de peruanos honestos, trabajadores, emprendedores y capaces. Peruanos
que vivamos juntos en un país seguro, libre y en democracia sin dictaduras ni tiranías.
¡VIVA EL PERU! ¡VIVA LA LIBERTAD! ¡VIVA LA
INDEPENDENCIA!