domingo, 28 de julio de 2024

¡203 Años de Libertad!

 

Por: Dionicio Mantilla León

      “¡El Perú es desde este momento libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende ¡Viva la Patria!¡ Viva la Libertad! ¡Viva la independencia!”  Es la estentórea voz del “Santo de la espada”, el General don José de San Martín quien al término de su periplo libertario por dos países, Argentina y Chile, arriba al Perú para romper tres siglos de sojuzgamiento a los que nos tenían sometidos los hispanos.

         Y la Plaza Mayor de Lima fue el escenario. Una cálida mañana abrazada por un Sol juliano que complacido observa en el firmamento la inusitada escena: Un puñado de peruanos que henchidos de patriotismo y orgullo asisten a la apertura de una nueva era para la naciente Patria. La era de la liberación y la independencia. Y como exquisita ofrenda al Altísimo exclama reiterativo: ¡VIVA LA PATRIA! ¡VIVA LA LIBERTAD! ¡VIVA LA INDEPENDENCIA! 

                                     HERIDAS QUE NO CIERRAN TODAVÍA

            Era la mañana del 28 de Julio de 1821. Atrás quedaba el aciago año de 1532 en que un puñado de 13 ibéricos al mando de un barbudo personaje aventurero, Francisco Pizarro. Un personaje dedicado a la crianza de cerdos que hollara nuestro suelo para abrir las heridas a un gran Imperio, el Tawantinsuyo, poseedor de una portentosa cultura que, junto a la azteca, concitaran el reconocimiento y la admiración del mundo antiguo por ser las culturas representativas del Nuevo Mundo. Profundas heridas que aún no cierran porque otros pueblos nos conquistan, otras cadenas nos oprimen y abaten.

              Pueblos con el nivel de potencia económica y política que, liderados por nuevos Pizarros, con el “cuento” de las grandes inversiones económicos en nuestro territorio han creado nuevas ligaduras que nos queman y algún día nos ahogarán. Nuevas ligaduras que significarán el incremento de nuestra Deuda externa ahondando así nuestra pobreza y miseria.

              Novísimos conquistadores que con el nombre de la globalización mundial se van posesionando poco a poco de nuestras riquezas naturales e, incluso, de nuestras conciencias al extremo de interferir en nuestras propias decisiones: Es el nuevo oprobio, la nueva dependencia económica _ política y la novísima alienación cultural. Cadenas que, como nuevos eslabones de esclavitud, se van fortaleciendo con la complicidad de malos políticos y gobernantes de todas las instancias del Poder Ejecutivo y Legislativo sin “importarles un comino” el bajísimo nivel de aceptación que ostentan por parte de la población. Poderes que de la corrupción han hecho su estandarte que hoy asciende a la astronómica suma de 24,000´000,000 de soles (Según la reciente versión del Contralor de General de la República, Nelson Shack) y que las autoridades judiciales aún no se atreven a tocar en toda su magnitud.

              Un doloso hecho que nos hacen recordar aquellas aleccionadoras frases del gobernante del pequeño país centro americano, El Salvador, Nayib Bukele, cuando rotundo afirma: “Si nadie robara, sino existiera corrupción, el dinero procedente de nuestras riquezas e impuestos alcanzaría para hacer obras en el país. (Y no se requerirían inversiones de empresas transnacionales)” Una afirmación que la hacemos nuestra porque es la pura verdad. 

               Son pues estos negros eslabones de una moderna dependencia y esclavitud que nos impiden ser independientes y libres de una manera real, que nos impiden salir adelante y recuperar nuestro nivel de grandeza que tuvimos antes de la llegada de nuestros primeros conquistadores, los barbudos hispanos. Son pues: La corrupción, la inseguridad, la incapacidad gubernativa (Sean de izquierda o derecha), la recesión económica, la injusticia, la desigualdad y el conformismo, unidos a la dependencia económica y política respecto a las grandes potencias económicas mundiales las candentes cadenas que nos impiden ser libres e independientes, realmente.    

          LA RENOVACIÓN DE NUESTRO COMPROMISO    

          Es 28 de julio, un bello símbolo de peruanidad.  Una fecha que concita nuestro respeto, conmueve nuestra conciencia y nos invita a la reflexión. Este día en que recordamos los 203 años de vida republicana nos toca a los peruanos renovar nuestro compromiso de amar a nuestra Patria y trabajar denodadamente por ella para romper las ligaduras que la oprimen.      

         Hoy, nos toca renovar nuestro compromiso de construir una Patria con nuevos cimientos que posean los valiosos componentes de la libertad, la democracia y la independencia; sólidos cimientos orientados a erigir un nuevo edificio que tenga como sellos: la seguridad, la justicia social, el crecimiento y el desarrollo económico.

           En este día de júbilo nacional insuflados de peruanidad abracemos nuestra historia. Hagámosla nuestra, escribiendo sólo páginas de gloria protagonizadas por nuestro amado Perú, el suelo donde hemos nacido y en donde algún día nos habrán de sepultar. Abracémonos todos. Hagamos, los 34 millones de peruanos, un solo puño, un solo corazón. Pisemos nuestras derrotas y fracasos e icemos sobre ellas nuestros anhelos de triunfos y laureles. Levantemos una sola bandera, un solo ideal, el de bregar todos unidos por una Patria grande de cholos, indios, blancos, negros y amarillos; una Patria unitaria de costeños, serranos y selváticos; pero, también, de peruanos honestos, trabajadores, emprendedores y capaces. Peruanos que vivamos juntos en un país seguro, libre y en democracia sin  dictaduras ni tiranías.

     ¡VIVA EL PERU! ¡VIVA LA LIBERTAD! ¡VIVA LA INDEPENDENCIA!