Por: Dionicio Mantilla León
¡Albricias, ha
nacido el Salvador! ¡Es 24 de diciembre y una luz se ha prendido en el horizonte anunciando el nacimiento del Mesías!
¡Ha llegado Navidad! ¡Es hora de la alegría¡ Ha nacido Jesús y es hora de cambiar
el odio, por el amor; las bombas fratricidas, por las flores del aroma y la luz!
¡Las miradas de venganza, por las sonrisas de perdón! ¡Ha llegado Navidad y los
pueblos del Mundo cantan jubilosos y se visten de alegría! ¡Ha llegado Navidad
y la familia se alimenta de amor y paz en el hogar!
Han transcurrido
ya dos mil años y el magno acontecimiento del advenimiento del Hijo de Dios, que
significara un rehacer de la historia de la Humanidad, cobra una feliz actualidad.
La doctrina del amor, la paz y la justicia como imperecederas banderas aún se yerguen en el
mundo. Son siglos de eterna lucha del bien contra el mal; de enarbolar las
banderas de la vida y la paz del cristianismo contra la tenebrosa oscuridad de
la muerte y la violencia del terrorismo.
Cada 25 de
diciembre los cristianos del mundo nos insuflamos de fe y esperanza al
escenificar el nacimiento del Mesías. No nos importa que algunos grupos
religiosos, que se llaman cristianos, no crean en este magno acontecimiento,
tampoco nos interesa las discusiones sobre la fecha en que ocurrió este histórico suceso. Nos importa si su
esencia, que según la Biblia, Jesús nació en Belén; que nació para ser nuestro
Redentor; que la Navidad significa un despertar del espíritu cristiano; que es
una oportunidad para avivar el fuego del amor en la familia; que por ella se silencia
el tronar de las bombas de las guerras fratricidas.
Lo que si nos preocupa es que muchos hayan olvidado
a Jesús, como Hijo de Dios y real
protagonista de este magno acontecimiento histórico y lo hayan cambiado con un
personaje imaginario, Papa Noel o Santa Claus y, que el tradicional pesebre
navideño, se haya cambiado por un verde árbol. En suma, el significado del magno
acontecimiento del Mesías, tenga sólo un simple sentido mercantilista.
Se va el año viejo con la pesadilla de
la mortal pandemia del Covid 19 y pronto vendrá el año nuevo. Se va 2020 y saludamos
el arribo del 2021. ¡Cuántas acciones cumplidas a lo largo de 365 días de un
transcurrir de la vida colmada de satisfacciones, pero, también, de
frustraciones; de grandes alegrías, pero, también, de profundos pesares! Aun
así, todo año nuevo trae consigo esperanzas y augurios positivos. Qué Dios nos
ilumine a todos los peruanos para elegir con sabiduría a quien tenga el honor
de conducir con acierto los destinos de nuestra amada Patria!
¡¡¡FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO AÑO NUEVO PARA TODOS LOS HUAMACHUQUINOS, LIBERTEÑOS, PERUANOS Y DE TODO EL MUNDO!!!!