Parece que ya nadie quiere ir con Keiko: está empezando a jalarse a gente que antes la apuñalaba. Primero presentó como candidato a Nano Guerra (que la maleteaba al vincularla a la corrupción) y ahora ha presentado a Fernando Rospigliosi como parte de se equipo de plan de gobierno (y posible candidato al Congreso).
Fernando Rospigliosi es el exministro de Toledo y exasesor de campaña de PPK. Es un analista polítiko bastante certero. Aquí algunos de sus pronósticos:
- En 2018 aseguró que el fujimorismo no estaba interesado en destituir a Vizcarra.
- Un año después, auguró que Vizcarra quería reelegirse en el 2021.
- Y hace poquito, nomás, juró que los ministros de Merino eran «un gabinete razonable».
Y aunque el fujimorismo de Rospigliosi se notaba más que las ganas que tiene Forsyth de ser presidente, no siempre fue así. Al igual que Nano Guerra, antes maleteaba a los naranjas y a Keiko.
No solo escribió un libro sobre las cochinadas de Montesinos, sino que decía que Keiko y su papá sabían de las corruptelas del Tío Vladi. En un video de años atrás, un periodista le pregunta a Rospigliosi si creía que Keiko sabía sobre las jugadas sucias del Doc o no. Su respuesta fue:
«JAJAJA. Pero si ella vivía en Estados Unidos a cuerpo de rey con la plata que le daba Vladimiro Montesinos, con la plata que se robaban del Estado. Y por supuesto que deben tener unas cuentas enormes, porque Fujimori se fue con las maletas llenas de plata. Por favor, estaba metida hasta el cuello en la corrupción fujimorista. Imposible que no supiera. Como si Fujimori no hubiera sabido lo que hacía Montesinos. Claro que sabían todos».
En 2008, alertó que la creación de Fuerza 2011 (hoy Fuerza Popular) era para que el fujimorismo se diera «aires de renovación» porque «está manchado hasta el cuello por la corrupción y la violación de derechos humanos» cometidos en los 90:
«Consideró que sus posibilidades (las del fujimorismo) en los próximos comicios serán casi nulas, en vista de que Keiko Fujimori, única candidata posible, no tiene el empuje ni cualidades que se requieren para este tipo de contiendas».
Siete años después (2015), Keiko ya no era más la «política sin cualidades» que sabía de las cochinadas de Montesinos, sino que ahora era una «demócrata» con «capacidades»:
«Creo que es una persona moderna, demócrata y que tiene una serie de capacidades. […] No nos cerremos en odios que son inconducentes porque así no vamos a resolver ningún problema».
Su acercamiento al fujimorismo causó que le dedicaran memes como candidato de Keiko, pero aquella vez desilusionó a los naranjas y se fue con PPK. Ya como parte del equipo de campaña de PPKeiko, decía que daba la impresión de que Alberto manejaba Fuerza Popular y que muchos creerían que Montesinos estaría en un eventual gobierno de Keiko.
Cuando explotó el caso Lava Jato en marzo de 2018, también le dio duro a Keiko por las revelaciones de Jorge Barata, quien contó que Odebrecht entregó un millón de palos verdes para la campaña de Fuerza 2011. Rospigliosi declaró:
«Respecto al respaldo que le da Keiko a Yoshiyama y Bedoya [presuntos receptores del dinero de Odebrecht], ella dice que les cree, el problema es que a ella nadie le cree. Nadie cree que no recibieron el millón de dólares y que ella no sabía nada sobre esa suma, eso es sumamente increíble».
El terremoto Lava Jato destruyó tanto al fujimorismo, que en octubre del 2018 Rospigliosi ya ni creía en Keiko y la pintaba peor que a Lourdes Flores:
«Es muy improbable que Keiko cambie radicalmente y se convierta en una dirigente hábil y competente capaz de conducir sus huestes al triunfo. Perdió dos elecciones que tenía al alcance de la mano en el 2011 y 2016 y encaminó a su enorme bancada al abismo, rodeada de un pequeño grupo de fieles incapaces y torpes. No parece ser un ave fénix».
Entonces, repasemos:
- Primero Keiko se jaló a Galarreta, el rabioso fujimorista que mucho antes decía que el fujimorismo «fue una experiencia nefasta» y que Keiko representaba el «regreso de la mafia».
- Para esta elección, convocó a Nano Guerra, que antes la vinculó a la corrupción, al lavado de dinero, a la mediocridad, al fujimontesinismo y a la incapacidad.
- Y ahora presenta a Rospigliosi, quien le ha dicho todo lo que ya leíste hasta aquí y que hasta el año pasado la consideraba «políticamente totalmente arruinada para el 2021».
A Keiko solo le falta jalarse a Ollanta.
(ÚTERO.PE)