viernes, 28 de abril de 2023

Niñas dejan de asistir a la escuela por irresponsalidad de padre alcohólico

El padre de 60 años considera que ir a la escuela es una pérdida de tiempo, que mejor es dedicarse a los quehaceres del hogar y a pastar ovejas, con eso van a ganar dinero.

Se encuentran en riesgo de desprotección. Dos niñas en una comunidad de Pashagón, en Huamachuco, han dejado de ir a su escuelita rural, debido a una incomprensible e irracional decisión de su padre; quien cree que las mujercitas deben estar en la casa, dedicarse a pastar ovejas y a cocinar.

El padre de 60 años considera que ir a la escuela es una pérdida de tiempo, que mejor es dedicarse a los quehaceres del hogar y a pastar ovejas, con eso van a ganar dinero.

Lo peor de todo es su egoísmo. De propia boca nos cuenta que trabaja eventualmente en extraer y preparar arena y agregados; con el poco dinero que gana ni siquiera le compra útiles escolares para sus hermosas niñas, sino que prioriza su gasto en comprar alcohol y coca.

El sustento principal del hogar es la madre de 50 años, la familia vive con una remuneración de apenas 300 soles al mes por cuidar cerdos y darles de comer en un criadero de la zona. Ella quiere desarrollar otras labores para incrementar sus ingresos, pero el marido alcohólico no le permite.

Doña Lucrecia atraviesa una encrucijada, trata de ocultar su sufrimiento haciéndose la fuerte ante los especialistas de la Demuna, pero al final descubre su corazón y su mente; le aparecen lágrimas de impotencia y empieza a revelar su calvario.

Es consciente que sus niñas deben ir a estudiar; sin embargo, revela que el padre de manera agresiva y violenta les prohíbe. Incluso la maltrata sicológicamente y le exige que se largue de su casa, cuando lo contradicen. Doña Lucrecia por amor dejó su comunidad de Pallar Alto; ahora en la comunidad de Cachahuara, caserío de Puente Piedra, no tiene ningún familiar. A ratos se arma de valor y piensa en dejarlo y retornar a su comunidad.

Además de las dos hermosas menores, esta pareja tiene cuatro hijos más, uno de ellos vive con ellos porque es sordomudo; en cambio los otros tres hijos salieron del seno del hogar y han hecho su vida independiente.

Nos comunicamos con dos de ellos: Felipe y Oswaldo, este último nos cuenta también el pensamiento retrógrado que tiene su padre y su tozudez para mandar a estudiar a sus hermanitas: “Converso con mi mamá por las noches, le he dicho que las envíe al colegio, yo con lo que pueda apoyar le voy a mandar una platita; porque también tengo esposa y mis hijos a quienes mantener”, nos cuenta.

De regreso en la movilidad de Serenazgo de la Municipalidad el conductor nos revela que ha visto en las niñas la viva imagen de sus dos hijitas y le parte el alma su situación. Refiere que tiene ropita de sus niñas y que los alistará para contribuir con algo y puedan tener una mejor vestimenta, ya que cuando las vimos estaban con unas polleritas sostenidas por la tradicional faja, sus llanquecitos apretados y sus blusitas delgadas de poliseda, a pesar del intenso frío que hacía.

Vamos a conseguir sus útiles escolares: cuadernos, pinturas, lapiceros y una mochilita para cada una; porque nunca permitiremos que sus deseos de estudiar se apaguen; todo por irresponsabilidad de un padre alcohólico.

(LA INDUSTRIA)