martes, 3 de mayo de 2011

JUAN PABLO II Y LA VIRGEN DE LA PUERTA…


Por: Manuel Rodríguez Romero

El cuatro de febrero de 1985 no fue un día cualquiera. Fue un día muy especial para Trujillo, un día histórico. Era la primera vez que llegaba un Papa.
En efecto fue un día de gozo supremo. No era para menos. El Papa Juan Pablo II (el polaco Karol Jósef Wojtyla) llegó a Trujillo para darnos la bendición divina. Hoy la noticia nos llega desde Roma: Juan Pablo II, el papa más popular, fue beatificado ante la alegría del mundo. Para los liberteños este hecho es especial.
La plaza de Armas estuvo atiborrada de gente a la espera del Papa Juan Pablo II, que hizo su ingreso en el Papa Móvil procedente del aeropuerto de Huanchaco. La sagrada imagen de la Virgen de la Puerta, patrona de Otuzco y del Norte del Perú y Reina de la Paz Universal ya pernoctaba en Trujillo.
Fui privilegiado al ser acreditado como uno de los dos únicos periodistas de La Industria para cubrir la visita del Santo Padre. El otro fue Jorge Salcedo Roca (+) listo y muy atento para captar, con su inseparable cámara fotográfica, las mejores escenas. Estar cerca al Papa es sentir un superior encanto.
Había sido un pedido especial del Papa que la Virgen de la Puerta esté presente durante su estadía en Trujillo. Ella fue coronada y consagrada el 27 de octubre de 1943 por el legado papal Fernando Cento que llegó desde Roma, Italia, en ceremonia que colmó la plaza de Armas.
Uno de los detalles que agradó mucho a su santidad (su devoción por la madre de Jesús era por todos conocida), fue la presencia en el estrado oficial de la sagrada imagen de la Virgen De la Puerta, que permaneció a su derecha durante toda la misa papal. La patrona de Otuzco fue llevada hasta ahí por sus devotos luego de un largo viaje de peregrinación de 75 kilómetros.
Miles de fieles y devotos de la Virgen de la Puerta de Otuzco, en su tercera peregrinación a Trujillo, tuvieron la ocasión de venerarla a lo largo de su recorrido. Le ofrecían cánticos y oraciones, quema de bombardas y fuegos artificiales. Había incienso y mirra.
A su arribo muchos, con el corazón henchido de fervor, lloraron de emoción. No era para menos. La “Mamita”, como suelen llamarla con mucho cariño en Otuzco, es reconocida por sus bondades y milagros que se remontan a los primeros años de la conquista.
La Virgen de la Puerta fue traída de España por los religiosos agustinos y que según la historia, fueron los primeros en afincarse en La Ermita (parte alta de la entonces villa de Otuzco), lugar de obligada estancia de los viajeros que se dirigían a Huamachuco. Es una de las imágenes más antiguas al igual que la Virgen de Guadalupe y la Virgen del Rosario de Huanchaco.
Para estar junto al Papa Juan Pablo II la Virgen de la Puerta fue traía de Otuzco, ante una fuerte resistencia de un sector de la población, que creía que iban a llevarla a Roma, Italia; y que nunca volvería.
En el Ovalo Papal, donde se oficio la misa, fue colocada al lado derecho y lucía hermosa, rosadita, con su mirada tierna y profunda. Lucía hermoso manto con artísticos y extraordinarios bordados en pana negra que poseían lentejuelas de oro y otros finos y delicados ornamentos.
Otuzco, gracias a la Virgen de la Puerta, es conocida a nivel mundial. La fe en la Virgen de la Puerta crece sostenidamente. Miles llegan a esta ciudad (2,650 msnm), ubicada a 75 kilómetros de Trujillo y a una hora en auto, para venerar a la madre de Dios. Su clima es benigno, recomendable por los médicos, y su gente es hospitalaria. El estudioso Fidel Horna Cortijo (+) estuvo acertado en calificar a Otuzco como Capital de la Fe.
Otuzco tiene mucho arraigo católico en torno a la Virgen, llamada de la Puerta por los lugareños al haber “persuadido” a los filibusteros que llegaban a saquear los puertos y pueblos. Atemorizados los otuzcanos sacaron en procesión a la Virgen, lo que se cree evitó que los facinerosos llegaran a Trujillo. La dejaron varios días en la puerta del antiquísimo templo en señal de amparo y protección.
La imagen abandonó su tradicional aposento convertido ahora en museo de cientos de mantos, joyas y demás enseres que le donan sus fieles, para pernoctar en la actualidad en el majestuoso santuario, construido de piedra labrada proveniente de las canteras de ríos cercanos. Esta fastuosa obra ha sido hecha para la posteridad.