Por: Luis Peña Rebaza
Esta desdichada frase, pronunciada por Jorge Trelles, hasta hace unos días un conspicuo vocero del fujimorismo, con toda seguridad hubiese podido encabezar un nuevo y estelar capítulo en la “Historia Universal de la Infamia”, del inmortal J.L.Borges.
Aunque es justo decir que es una frase cuyo autor expresa su evidente y sincero reconocimiento del carácter genocida, autoritario y antidemocrático del gobierno de Alberto Fujimori, del cual hasta no hace mucho, su hija Keiko, la hoy aspirante al sillón presidencial dijera que fue “El mejor gobierno de la historia del Perú”, pero que semanas después empezara a pretender distanciarse a fin de demostrar que ella no es igual que su padre y por tanto, no tiene porque pagar las culpas ajenas. ¿Será cierta tanta dicha?
Solo basta mirar y escuchar al entorno que rodea a la candidata, sus asesores y voces principales para darnos cuenta que se trata de más de lo mismo. Apenas una breve muestra: Cuando Keiko pasó a la segunda vuelta, una de sus voceras, aquella que anteriormente juraba y rejuraba que Vladimiro Montesinos era inocente de los cargos que se le acusaba, y al contrario, lo que debería hacer el país era condecorarlo por sus “invalorables servicios prestados a la nación”, me estoy refiriendo a Martha Chávez, la misma que muy envalentonada por los resultados, tuvo el atrevimiento de amenazar al mismísimo Presidente del Poder Judicial, el juez San Martin al decir que “en su momento tendrá que responder por sus actos”.
Otro de los voceros, que a propósito cambia de camiseta o camisa cual modelo de pasarela en concurrido desfile de modas, Rafael Rey, es el mismo que ejerciendo el cargo de Ministro de Defensa en el régimen de Alan García, que felizmente enhorabuena termina en breve, pretendió imponer aquel nefasto decreto ley 1097, un esperpento que planteaba una descarada amnistía a los asesinos y violadores de Derechos Humanos, aquellos integrantes de bandas organizadas de criminales que nos hicieron aparecer ante el mundo como un país de gorilas, pido perdón por ofender a estos primates. En consecuencia, la frase deslizada por Jorge Trelles es simplemente el fiel reflejo de la naturaleza totalitaria del fujimorismo que hoy busca regresar al poder.
Soy un convencido que los peruanos que tenemos dignidad y moral y que poseemos algo de memoria, los peruanos honestos y honrados que vivimos de nuestro diario y esforzado trabajo y que jamás hemos estado involucrados en condenables actos de corrupción y faenones; los peruanos que con el ejemplo, el cual debe empezar desde las más altas esferas del gobierno y sociedad, queremos enseñar a nuestros hijos y nietos los valores de la decencia, de la honradez, de la autoestima como individuos y como pueblo, del respeto por la vida, la diversidad étnica y la tolerancia de ideas; es decir los peruanos que por suerte somos la mayoría, no queremos ni debemos volver al ignominioso pasado del oprobio y la vergüenza, al pasado de la vileza, la calumnia, el abuso y el escarnio, la impunidad y el crimen.
Finalmente, los peruanos de hoy, anhelamos inflar el pecho y sentirnos orgullosos y no avergonzados de la actitud y conducta de nuestros gobernantes.
Aunque es justo decir que es una frase cuyo autor expresa su evidente y sincero reconocimiento del carácter genocida, autoritario y antidemocrático del gobierno de Alberto Fujimori, del cual hasta no hace mucho, su hija Keiko, la hoy aspirante al sillón presidencial dijera que fue “El mejor gobierno de la historia del Perú”, pero que semanas después empezara a pretender distanciarse a fin de demostrar que ella no es igual que su padre y por tanto, no tiene porque pagar las culpas ajenas. ¿Será cierta tanta dicha?
Solo basta mirar y escuchar al entorno que rodea a la candidata, sus asesores y voces principales para darnos cuenta que se trata de más de lo mismo. Apenas una breve muestra: Cuando Keiko pasó a la segunda vuelta, una de sus voceras, aquella que anteriormente juraba y rejuraba que Vladimiro Montesinos era inocente de los cargos que se le acusaba, y al contrario, lo que debería hacer el país era condecorarlo por sus “invalorables servicios prestados a la nación”, me estoy refiriendo a Martha Chávez, la misma que muy envalentonada por los resultados, tuvo el atrevimiento de amenazar al mismísimo Presidente del Poder Judicial, el juez San Martin al decir que “en su momento tendrá que responder por sus actos”.
Otro de los voceros, que a propósito cambia de camiseta o camisa cual modelo de pasarela en concurrido desfile de modas, Rafael Rey, es el mismo que ejerciendo el cargo de Ministro de Defensa en el régimen de Alan García, que felizmente enhorabuena termina en breve, pretendió imponer aquel nefasto decreto ley 1097, un esperpento que planteaba una descarada amnistía a los asesinos y violadores de Derechos Humanos, aquellos integrantes de bandas organizadas de criminales que nos hicieron aparecer ante el mundo como un país de gorilas, pido perdón por ofender a estos primates. En consecuencia, la frase deslizada por Jorge Trelles es simplemente el fiel reflejo de la naturaleza totalitaria del fujimorismo que hoy busca regresar al poder.
Soy un convencido que los peruanos que tenemos dignidad y moral y que poseemos algo de memoria, los peruanos honestos y honrados que vivimos de nuestro diario y esforzado trabajo y que jamás hemos estado involucrados en condenables actos de corrupción y faenones; los peruanos que con el ejemplo, el cual debe empezar desde las más altas esferas del gobierno y sociedad, queremos enseñar a nuestros hijos y nietos los valores de la decencia, de la honradez, de la autoestima como individuos y como pueblo, del respeto por la vida, la diversidad étnica y la tolerancia de ideas; es decir los peruanos que por suerte somos la mayoría, no queremos ni debemos volver al ignominioso pasado del oprobio y la vergüenza, al pasado de la vileza, la calumnia, el abuso y el escarnio, la impunidad y el crimen.
Finalmente, los peruanos de hoy, anhelamos inflar el pecho y sentirnos orgullosos y no avergonzados de la actitud y conducta de nuestros gobernantes.