Por: Luis Peña Rebaza
Así escucho en el noticiero televisivo que, Alan García, se refiere al reciente faenón cometido por el ex ministro del Interior, Fernando Barrios, dígase de paso un encumbrado dirigente aprista, hoy defenestrado de su cargo y del partido, dizque en aras de que el putrefacto barro no salpique a quienes desde hace tiempo están salpicados hasta la conciencia debido a los continuos escándalos de corrupción, los tristemente celebres petroaudios, faenones y otros latrocinios, ante los cuales la opinión pública internacional nos ve como un país dirigido por bribones, por bandas de pillos que al apuro y, antes que culmine su mandato, trabajan hasta horas extras en aras de repletarse los bolsillos. Este sujeto, quien en el colmo de la sinvergüencería se atreve a enviar una carta notarial al cómico Carlos Álvarez, prohibiéndole la divulgación de un sketch en el que va a poner en tela de juicio su “honor y reputación”, ¡ni más ni menos… aunque usted no lo crea!
Señor García, acá no se trata de una alegre “viveza criolla”, un error o una simple falta, sino de un delito, un ilícito penal cometido por alguien de su entorno, de su extrema confianza o ¿acaso no fue usted quien lo designó ministro de Estado o de repente en otra “viveza criolla”, el sujeto en mención falsificó su firma consignada en el correspondiente decreto?
Ojalá que en este país milenario, poseedor de incalculables recursos y tesoros de los cuales sentirnos muy orgullosos, Machupicchu, la maravilla del mundo y Caral la ciudad y civilización más antigua de América, solo por mencionar dos de ellos y que ¡felizmente gracias a Dios! no han caído en manos o sido repartidos entre los “vivazos”, los ciudadanos honestos, es decir la mayoría y, mucho más temprano que tarde, hagamos causa común para que quienes nos avergüenzan cometiendo “una viveza tras otra”, sean enviados en interminable visita a alguno de los penales a fin de encontrarse con sus iguales: los abundantes faites, achoraos y “criollos vivazos”.
(http://conlafeylaverdad.blogspot.com/)
Señor García, acá no se trata de una alegre “viveza criolla”, un error o una simple falta, sino de un delito, un ilícito penal cometido por alguien de su entorno, de su extrema confianza o ¿acaso no fue usted quien lo designó ministro de Estado o de repente en otra “viveza criolla”, el sujeto en mención falsificó su firma consignada en el correspondiente decreto?
Ojalá que en este país milenario, poseedor de incalculables recursos y tesoros de los cuales sentirnos muy orgullosos, Machupicchu, la maravilla del mundo y Caral la ciudad y civilización más antigua de América, solo por mencionar dos de ellos y que ¡felizmente gracias a Dios! no han caído en manos o sido repartidos entre los “vivazos”, los ciudadanos honestos, es decir la mayoría y, mucho más temprano que tarde, hagamos causa común para que quienes nos avergüenzan cometiendo “una viveza tras otra”, sean enviados en interminable visita a alguno de los penales a fin de encontrarse con sus iguales: los abundantes faites, achoraos y “criollos vivazos”.
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