domingo, 14 de noviembre de 2010

ATENTADO CONTRA HUAMACHUCO


Por: Luis Peña Rebaza

En estos días somos testigos y, ojala no seamos silenciosos cómplices, de hechos que están ocurriendo en nuestra tierra. Mientras por un lado nos complace saber que un reconocido fotógrafo peruano Lorry Salcedo Mitrani, acaba de retratar la riqueza cultural y arqueológica de Huamachuco, centrando su trabajo, principalmente, en el complejo arqueológico de Marcahuamachuco; por otro lado, en una actitud cuasi delincuencial, camuflados en la oscuridad de la noche, y como si se tratase de una chacra se tiran abajo una casona del perímetro de la plaza de Armas. Según se dice, este latrocinio está sustentado en la Resolución de Licencia de Edificación Nº 124-2010, suscrita por la arquitecta, jefa de la oficina de Planeamiento Urbano y Catastro de la Municipalidad Provincial Sánchez Carrión, Natalia Romero Sánchez, que se sabe es hija de la ex parlamentaria toledista Doris Sánchez.
Al respecto tengo varias inquietudes que quiero hacerlas públicas. ¿Esta señora o señorita conocerá siquiera mínimamente que Huamachuco y su plaza de Armas son considerados patrimonio histórico y cultural? Y, pregunto a los señores de la municipalidad: ¿Bajo qué criterios profesionales y técnicos se contrataron sus servicios? O ¿Acaso usando los recursos del municipio, es decir de todos los huamachuquinos, se trata de pagar por adelantado un probable cupo en la lista de candidatos al congreso de Perú Posible? Y, si así fuera ¿Acaso Huamachuco debe pagar las consecuencias de tanta incapacidad en acción y, asimismo, de tales inescrupulosas ambiciones electoreras particulares?
Este atentado a la cultura no debe quedar impune. José Vasconcelos decia que sin la cultura no cabe exigir a los pueblos ninguna conducta moral. La cultura es precisamente lo que hace nobles a los pueblos, siendo a su vez el propio reflejo de la sociedad. En tal sentido, es necesario exigir una urgente intervención del ministerio público y de las instancias correspondientes. Debe señalarse y sancionarse penalmente a los culpables en todos los niveles. Jamás justificar el delito con la estúpida excusa de que los culpables son gente ignorante tal, como absurdamente se justificó el incendio en las laderas de Markawamachuco, sucedido en agosto y que, como era previsible se repitió hace unos días, ante la desidia y pasividad de autoridades y organismos encargados de preservar el patrimonio.