Esquina del cuarto donde fue fusilado Leoncio Prado - Foto febrero 1928. Blog de Luis Flores Prado.
Por: Fernando Leoncio Acosta Rodríguez
Conocemos por anteriores publicaciones que el 10 de julio de 1883, el coronel Leoncio es herido gravemente en la batalla de Huamachuco, sus ayudantes lo sacan del campo de batalla y al caer la tarde son alcanzados por el general Cáceres y al preguntar por herido, recibe la respuesta: “mi general, soy el coronel Leoncio Prado. He cumplido con mi deber”.
Por la noche, al no poder continuar fue dejado en una cueva a inmediaciones de la laguna de Cushuro; al día siguiente se presentó en el refugio un sacerdote enviado por el general Cáceres, quien le dio la bendición y los santos óleos, luego se marchó. Un poblador de la zona, comisionado a conseguir auxilio en Huamachuco fue detenido por los chilenos y obligado a revelar la identidad y ubicación del herido, siendo el coronel Leoncio Prado el 12 de julio detenido y conducido a Huamachuco por una patrulla chilena.
El historiador chileno Nicanor Molinare, recoge la versión de oficiales que presenciaron los últimos momentos de Leoncio Prado y en ella se afirma:
"En 1912 el mayor chileno Aníbal Fuenzalida narró a Molinare la forma en que, según su versión, murió Leoncio Prado señalando que cuando fue interrogado acerca del por qué había incumplido su promesa de volver a pelear, Prado afirmó "que en una guerra de invasión y de conquista como la que hacia Chile y tratándose de defender a la Patria, podía y debía empeñarse la palabra y faltar a ella".
“El capitán chileno Rafael Benavente, relata el fusilamiento y cuenta que, cuando se le notificó cuál iba a ser su suerte, Leoncio Prado manifestó que tenía derecho a morir en la plaza y con los honores debido a su rango porque era Coronel y pertenecía al Ejército regular del Perú, pero su pedido no fue atendido y se le indicó que sería fusilado en su propia habitación.
Luego pidió un lápiz y escribió la siguiente carta:
"Huamachuco, julio 15 de 1883.
Señor Mariano Ignacio Prado. Colombia.
Queridísimo padre:
Estoy herido y prisionero; hoy a las …. (¿Qué hora es? preguntó. Las 8.25 contestó Fuenzalida) a las 8:30 debo ser fusilado por el delito de haber defendido a mi patria. Lo saluda su hijo que no lo olvida. Leoncio Prado".
Antes de su ejecución, Leoncio Prado solicitó tomar una taza de café. Enseguida, cuando entraron dos soldados pidió que fuera aumentado su número para que dos le tirasen a la cabeza y dos al corazón.
Su ejecución, se relata así:
“Nos colocamos tras los cuatro soldados; las lágrimas nublaron mi vista. ¡Todos lloramos, todos, menos Pradito!
Tomó la cuchara, le pegó un golpecito para limpiarla, enderezó un poco más el cuerpo, se irguió; con la cuchara, pegó pausadamente los tres golpes prometidos, sonó una descarga y, dulcemente, expiró en aras de su patriotismo, por su nación, por el Perú, el hombre más alentado que he conocido, el heroico coronel Leoncio Prado”.
La versión dada por los ciudadanos huamachuquinos, Fabio Samuel Rubio y Enrique Moreno Pacheco, entrevistados en 1,933, contaron:
“El día 10 de julio de 1883, nos encontrábamos en Huamachuco, éramos niños. Nuestras familias al saber el triunfo de los chilenos huyeron con nosotros a Culicanda, donde teníamos una finca. El sábado 14 regresamos a la ciudad al saber que los chilenos se retiraban. El domingo 15, muy de mañana, presenciábamos la salida de las últimas tropas desde un balcón de la casa Pacheco, situada en la plaza principal".
"En esto sentimos una descarga de fusilería y con natural curiosidad nos dirigimos al lugar señalado, que era el cuartel de la artillería chilena, casa del señor Marino Acosta, y la encontramos desierta".
"Al penetrar al patio de dicha casa, en una habitación del lado derecho, vimos un cadáver: era el coronel Leoncio Prado. Sobre una camilla, recostado el cuerpo en la cabecera aparecía el héroe. Tenía el rostro bañado de sangre haciéndose visible una perforación cerca del ojo izquierdo, y su pierna del mismo lado estaba cubierta de vendas; al lado había un plato y una cuchara y en el suelo una taza".
"Como alguien nos dijera que en el segundo patio había otros muertos, nos dirigimos al sitio señalado, encontrando a dos soldados peruanos casi juntos sobre un charco de sangre, en los últimos estertores de la muerte, y cerca de ellos una manta sobre la que estaba esparcido un naipe".
Los cadáveres del segundo patio, correspondían al de los ordenanzas del coronel Leoncio Prado Gutiérrez, Patricio Lanza y Felipe Trujillo los cuales son omitidos en el relato del oficial chileno Fuenzalida…”.
El acto salvaje del “repase” en las pampas de Purumpampa el 10 de julio de 1,883 y la forma en que fueron tratados los prisioneros y heridos peruanos tras la batalla, son actos totalmente contrarios a la Convención de Ginebra de 1,864 y al Derecho Internacional Humanitario, entonces vigente, se sabe que existieron órdenes superiores y que todo peruano capturado empuñando armas sería ejecutado in situ, sin importar su rango o condición, al no ser considerado parte de un ejército regular.
Los jefes de la ocupación chilena negaban el carácter de beligerantes a la resistencia peruana considerando a sus tropas montoneras y a sus oficiales caudillos, tal como consta en los partes que el coronel Gorostiaga y demás oficiales superiores elevaron sobre la batalla.
En esos días y en similares circunstancias, al igual que el coronel Leoncio Prado, también fueron ejecutados el coronel Miguel Emiliano Luna, quien protestó por ser considerado un montonero alegando que como coronel del ejército peruano debía ser fusilado con todos los honores militares lo cual no fue aceptado por Gorostiaga, igual suerte corrió, entre otros, el mayor Belisario Cáceres y Osma, el Cap Florencio Portugal, ambos prisioneros después de la batalla.
El Coronel Abel Bedoya de Seijas, combatiente en Huamachuco, nos dice que “los cadáveres de Leoncio Prado y sus dos ordenanzas fueron sepultados con veneración por la patriota señora Dolores Cisneros Colina, hermana del mayor Santiago Zavala, quien murió valientemente escalando las posiciones enemigas con su escuadrón de caballería, perteneciente al ejército del General Cáceres. La caja mortuoria fue obsequiada por el carpintero Espinoza, que se consideró honrado con trabajarla”.
En el Ejército del Perú, el Coronel Leoncio Prado Gutiérrez ha sido nominado como Patrono del Servicio de Material de Guerra, en homenaje al soldado de la patria, nacido en Huánuco el 24 de agosto de 1853, quien a los trece años dejó de estudiar en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe para ser Lancero en el Regimiento de Lanceros de la Unión, luchó en el Combate de Abtao y en el del 02 de mayo de 1866, héroe de la Independencia de Cuba y de Filipinas y se incorporó en Junio de 1883 en Miró -Huánuco a las fuerzas breñeras de Cáceres como Jefe de Estado Mayor de la 1a División del Destacamento del Norte en cuya condición peleó en Huamachuco el 10 julio 1883.
¡esto huele a patria!
General EP Fernando Leoncio Acosta Rodríguez.
Fuente:
- “La guerra entre el Perú y Chile 1789 – 1883, Andrés Avelino Cáceres”.
- “Coronel Leoncio Prado Gutiérrez, Camarada de Cáceres y Héroe de la Juventud- 2003, Luis Guzmán Palomino.
- “8 de julio de 1883, Batalla de Huamachuco, Veracidad de como fue la muerte del Cnel. Leoncio”, Abel Bedoya de Seijas, Callao 1931.
Distribución de la casa de Francisca Bringas, cuartel de la Artillería chilena y el lugar donde fusilaron al coronel Leoncio Prado, plano diseñado por su hijo Leoncio Prado Pacheco 1920. Blog de Luis Flores Prado.
Pintura sobre el fusilamiento del Coronel Leoncio Prado Gutiérrez.