Nuevamente el Maestro será objeto de homenajes de parte de la sociedad, pero nuevamente, también, se pondrá en agenda su deprimente realidad laboral, y nuevamente el trascendente quehacer educativo seguirá soslayado.
Cada vez
que el 6 de Julio de cada año hacemos un alto para reconocer y valorar la
trascendente labor desarrollada por el Maestro peruano lo hacemos también para
reflexionar sobe la trascendencia de la educación peruana, aquella ciencia y arte con las cuales se construyen
los cimientos de la sociedad. Ambos, Maestro y Educación están ligados
indisolublemente. Ésta, como el crisol de semillas de principios, conocimientos
e instructivos y, aquel, como el artesano que tomando lo valioso de ella las siembra
en las conciencias de las nuevas generaciones coadyuvando a la forja de su desarrollo
integral con el que construirá el futuro de la sociedad.
La magna fecha del 6 de
julio fue instituida como Día del Maestro por D.S. del Presidente Manuel
Apolinario Odría, dado el 4 de julio de 1953 en recuerdo de la creación de la Primera
Escuela Normal de Varones creada por el General José de San Martín un 6 de
julio de 1822 y ha servido, para reconocer y agradecer la importante misión que
desempeña el Maestro, así como para valorar la realidad laboral en que se
desenvuelve, así como para evaluar las bondades, yerros y omisiones que puede
tener el sistema educativo peruano. ¿Empero, en qué medida se cumplen estos
objetivos?
Resulta indiscutible el rol protagónico
desempeñado por el Maestro en el devenir de la sociedad, consecuentemente, el
trato que debe recibir de parte de ella y particularmente de las autoridades
también debe ser especial; sin embargo, esto no es así, al menos no como el que
recibieron sus émulos siglos atrás, los Amautas o Sabios de los Ayllus durante
la época incaica, tampoco como el que reciben actualmente los maestros en otros
países. De otro lado, si analizamos el espectro de las profesiones del país el
Pedagogo ocupa los últimos lugares el mismo que, según muchos expertos el ser
Maestro de aula en nuestro país es una opción profesional poco deseada por los
jóvenes egresados del nivel de Educación Secundaria.
Un errado
criterio que proviene del desprestigio del maestro y el escaso interés que tienen los centros de
formación magisterial como Universidades e institutos Pedagógicos en brindar
una formación de calidad y actualizada a los futuros docentes guiándose, la
mayoría de ellos, de currículums desfasados lo que repercute en la baja calidad de su labor en las aulas,
pero, asimismo, por el profundo desinterés del MINEDU en realizar programas de
capacitación docente de calidad y la escasa vocación de parte de un buen número
de profesores. A lo que se une la existencia de una Ley Orgánica de Educación
Pública que se ha quedado a mitad de camino y no ha seguido el ritmo del avance
de la modernidad y la tecnología. Omisión que, por supuesto, ni el MINEDU ni
los miembros del Congreso de la República se dan cuenta.
Ni que decir los
directivos de los Colegios de Profesores que desubican su misión confundiendo
su labor institucional con las tareas propias de los sindicatos magisteriales
sin interesarse en la cautela de la ética y calidad profesional de los maestros
y sino preguntamos ¿Cuándo han organizado alguna Convención, Congreso
Pedagógico o eventos similares, o promueven el becado y pasantía de maestros.
¿Cuándo han liderado o lideran el tema educativo en el seno de la comunidad?
Respecto al tema gremial, en la actualidad existen dos gremios magisteriales. EL SUTEP y el FENATEP, ambos politizados con la diferencia de que el segundo lo ha hecho de manera descarada y oportunista convirtiéndose en base de un partido político el “Partido Político Magisterial y Popular” netamente integrado por docentes pertenecientes al FENATEP que hoy son el único soporte orgánico del gobierno de Pedro Castillo (Pues su partido inicial, Perú Libre, ya lo expulsó) y han contribuido al descalabro del mismo por aportar, para cargos ministeriales y funcionarios de alto nivel, con personajes incapaces y desubicados como el caso del profesor Oscar Zea, designado como Ministro de Agricultura y Riego; el Profesor Wilber Supo Quisocala como Ministro del Ambiente; el Profesor Juan Silva; como Ministro de Transportes y Comunicaciones, entre otros más, los que, como era de esperarse, han desarrollado una pésima gestión y para colmo, este último, tiene orden de captura por presuntamente ser corrupto. Esta es la consecuencia de la creencia de Pedro Castillo de considerar que sus colegas de su sindicato son la divina panacea y son “sóbelo todo” sin tener en cuenta aquel viejo dicho popular: “Zapatero, a tus zapatos y no asumas tareas que no podrás jamás cumplir porque no es tu tema.”
EL RECLAMO DE LOS MAESTROS
En ocasión de recordar el Día del
Maestro los docentes, auxiliares y maestros jubilados de todo el país han
realizado marchas a nivel nacional en protesta por el incumplimiento de las
promesas hechas por Pedro Castillo entre ellas dedicar el 10% del PBI al sector
Educación, la elevación del sueldo base docente a UIT o sea 4,300 soles, el
pago de la deuda social, el mejoramiento de la calidad educativa, entre otras a
las que se añaden no cobrar el sueldo de Presidente de 15,600 soles y quedarse
sólo con los 3,000 soles que percibe como maestro, promesas ofrecidas como
candidato para ganar la presidencia, a pesar de saber que todas ellas eran inviables.
Por su parte el gremio más antiguo y
reconocido legalmente, el SUTEP, viene reclamando el incremento presupuestal
para el sector educación del orden del 6% del PBI, el examen para nombramientos
y examen de ascenso docente, un sueldo base del 85% de una UIT el pago de la
deuda social, incremento a auxiliares de educación y a cesantes y jubilados, el
pago de la CTS, el mejoramiento de la infraestructura escolar, atención urgente
a la educación intercultural, entre muchas más.
En esta oportunidad en que recordamos el
magno día del Maestro peruano le expresamos nuestro reconocimiento y gratitud haciendo
votos porque logre sus reivindicaciones más urgentes y se le brinde las
oportunidades que merece para erigirse en el baluarte de la educación peruana,
demandando, asimismo, la actualización de la Ley General de Educación poniéndolo a tono con
las exigencias del avance de la modernidad y la tecnología. Exigencia que demandamos
a los congresistas que pierden el tiempo en elaborar leyes tontas o insulsas o
para satisfacer sus intereses mezquinos de grupo.