lunes, 18 de octubre de 2021

A nueve años de la reforma magisterial coinciden en ajustarla, pero no en derogarla

Ante amenazas del Congreso. Exministros consideran que sí se ha avanzado con evaluaciones y aumentos salariales, pero aún faltan pruebas de desempeño, capacitaciones y nombramientos.

Que siga la meritocracia. En estos nueve años, los docentes han asimilado evaluaciones. Foto: difusión

Por: Milagros Berríos

A casi un mes de cumplir nueve años, la Ley de Reforma Magisterial (LRM) aún recibe cuestionamientos de un sector de docentes y del Congreso, que incluso insiste en su derogatoria. Exministros de Educación y el Sutep rechazan esta posibilidad, aunque coinciden en que pueden darse ajustes o mejoras a su implementación, referidos a la capacitación, nombramientos y aplicación de evaluaciones a los maestros de los colegios públicos. Aún hay pendientes.

Esta norma unificó a los docentes de regímenes anteriores, como la Ley del Profesorado (1984) y la Ley de Carrera Pública Magisterial (2007), y planteó como premisa la meritocracia. Ahora en el Congreso hay siete proyectos de ley que buscan cambios vinculados a sus concursos, salarios o CTS, pero, como lo informó La República, el más polémico de Perú Libre propone derogarla y aprobar la nueva Ley del Profesorado.

Frente a estas pretensiones surge la necesidad de evaluar el avance y lo que aún no se ejecuta de la norma vigente. Para la exministra de Educación Patricia Salas, cuya gestión impulsó y aprobó la LRM, sí se ha cumplido con puntos importantes, que aún deben continuar, como el aumento sistemático de salario y las evaluaciones. Sin embargo, de estas últimas, una no avanzó según lo esperado y solo se aplicó al nivel inicial: la de desempeño docente, aquella que implica el retiro de los maestros que desaprueban dos veces. Esta, incluso, fue una de las motivaciones de la huelga del 2017, liderada por el ahora presidente Pedro Castillo.

No obstante, entre lo de menor avance, Salas O’Brien subraya la capacitación docente y la implementación de otras líneas de carrera, como la de investigación y la de gestión. La reforma está incompleta respecto a la ley, agrega. “No podemos ver la carrera de manera aislada a la política docente integral. Además de la ley, se pueden trabajar estrategias de estímulo y mejorar sus condiciones de trabajo en áreas rurales o amazónicas. Se debe buscar que la carrera sea digna, de prestigio, donde el docente no se sacrifique”, dice la exministra, quien recuerda que hubo un Plan Perú Maestro (2013), que incluía capacitaciones para todos los profesores, con becas durante las vacaciones, en Lima o en el extranjero.

Precisamente, las capacitaciones también han sido una demanda constante del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú (Sutep). “Nosotros le decimos sí a la evaluación, pero en orden: primero se capacita, luego se evalúa. Nunca se ha dotado del presupuesto adecuado para la formación docente, tampoco becas en la dimensión adecuada. Solo se han dado talleres efectistas”, dice el dirigente Lucio Castro.

En la LRM también figuran diversos incentivos económicos, como aquellos dirigidos a los maestros por estudios de posgrado (artículo 61). Tanto el Sutep, como el Colegio de Profesores del Perú, aseguran que esto tampoco se ha ejecutado.

En contra de derogarla

Por su parte, el exministro Ricardo Cuenca destaca, dentro de lo avanzado en la ley, la estabilidad en la incorporación de las evaluaciones, así como la oportunidad de legitimar la meritocracia para ingresar al magisterio. “No diría que la implementación es parcial. Se está avanzando. Lo que pasa es que también hay temas que hay que darle un impulso mayor, pero la ley está en plena vigencia”, dice.

En ese sentido, Cuenca rechaza cualquier posibilidad de derogarla. “Eso de ninguna manera, pero sí se puede mejorar. Nosotros dejamos en el Congreso proyectos muy sensibles, como el de los profesores interinos y directores que buscaban su reposición. Lo que planteamos era modificar la ley para darle un tratamiento particular a estos grupos, sin renunciar a las evaluaciones. Lo que se propuso era beneficiarlos con puntajes adicionales asociados a su experiencia docente”.

A esta se suma la posición del extitular del Minedu Idel Vexler, quien se opone a cualquier intento de derogatoria, pero considera necesario revisar medidas vinculadas a la evaluación. Según propone, si la prueba escrita incluye razonamiento lógico y comprensión lectora, estas deben estar orientadas a la profesión docente, en lugar de que sean de “tipo preuniversitario”. También solicita reformular la evaluación en las instituciones educativas y supervisar a los observadores.

Sobre la evaluación, el Sutep pide que las subpruebas no sean eliminatorias, sino sumatorias.

Faltan las escalas altas

Otro punto pendiente es que más maestros lleguen a las escalas más altas y que se disminuyan el número de contratados y se incremente el de nombrados. “Tiene que ver con un tema presupuestal, pero también con plazas desiertas porque los docentes no pueden aprobar. Dejamos un borrador para ampliar plazas. También es necesario una estrategia para capacitar y prepararlos mejor para los exámenes”, refiere Cuenca.

Agrega que lo previsto era que al noveno o décimo año de la ley, los docentes ya lleguen a la octava escala (la de mayor sueldo). “A partir de ahora deberían empezar a presentarse a ese ascenso. Pero hay que recordar que la carrera es piramidal”.

Para Vexler, los cambios deben partir del Ejecutivo. Para Cuenca y Salas, se necesita un diálogo del Minedu con el Congreso, pero uno responsable y sin “parches” que sean contraproducentes. El Sutep dice que la reforma está incompleta, pero que, a diferencia de la Fenate, están de acuerdo con evaluaciones, aunque con ajustes.

Reacciones

Ricardo Cuenca, exministro de Educación

“Hay que buscar un punto de equilibrio. No modificar nada no funciona, pero derogarla tampoco. El gran pendiente de la reforma es que sea parte de una política, con formación y bienestar. No aislada”.

Patricia Salas, exministra de Educación

“Debería haber más plazas presupuestadas en las escalas altas, pero también debe darse con equidad, no solo en áreas urbanas. Sin embargo, las evaluaciones y sueldos son solo una parte del conjunto”.(LA REPÚBLICA)