sábado, 1 de octubre de 2016

Reflexión por el día del periodista

Malas prácticas (periodísticas)



Lo que parecía una grave denuncia de mala práctica médica, terminó revelándose como una mala práctica periodística que releva problemas que en el gremio debiéramos interesarnos por corregir.

El caso penoso de Shirley Meléndez fue denunciado como el drama de una joven que fue al hospital por unos cálculos a los riñones pero que, por una negligencia médica, terminó con los pies y las manos amputadas.

Las explicaciones posteriores de los médicos y de Essalud revelaron, sin embargo, que esta joven sufrió las amputaciones para salvarle la vida, reflejando que la denuncia fue, en el mejor de los casos, apresurada.

Y que se potenció por los comentarios de algunos conductores de televisión y radio que últimamente se comportan como monos con metralleta que ignoran la ley y que creen que chillar sin mucha meditación produce fama, rating y dinero, los cuales no se detuvieron ni siquiera por un contundente artículo del doctor Elmer Huerta sobre el caso.

Los periodistas no fueron los únicos. El defensor del Pueblo Eduardo Vega demandó a Essalud una indemnización por esta “negligencia”, lo cual fue repetido hasta por el propio presidente Pedro Pablo Kuczynski. (será interesante cuando la Superintendencia de Salud deba jalarle las orejas por hablar sin informarse).

Hay quienes ven en ese lío la mano de los lobbies del SOAT médico, o de los que no quieren trasladar Essalud al Ministerio de Salud, y aunque los médicos peruanos tengan todo el derecho a indignarse por las barbaridades que se han dicho de ellos, lo más probable es que estemos ante el combo letal del interés de un abogado por usar a una paciente en desgracia para ganar dinero, de un reportaje débil en busca de alto rating, y de políticos con ganas de hacer ruido.

El error es frecuente en el periodismo, y nos ocurre a todos. Por ejemplo, ante el supuesto escuadrón policial de la muerte, ¿cómo podemos los periodistas darnos cuenta si no estamos siendo utilizados por unos mafiosos que quieren salir en el noticiero de la noche? O esos conductores de televisión y radio que gritan que todo atropello debe acabar con el chofer preso; que el policía debe darle siempre la razón al que ellos creen que la tiene o que el juez debe decidir por conmiseración en vez de por la ley.

Todo lo cual recuerda que el periodismo no solo es un oficio de encontrar información sino, principalmente, de verificación de la misma, algo que, con frecuencia, y por un exceso de entusiasmo por la noticia, o por el rating, olvidamos.(la república)