Dos días antes de su violento deceso, Cristian Cruz Luna golpeó a tres internos vinculados con esta organización criminal de La Esperanza.
Según fuentes confiables, pedía dinero a los reclusos.
La Policía Nacional ha determinado que unos internos del penal El Milagro, a quienes, el agente Cristian Cruz Luna (28) golpeó días antes de su muerte, serían los autores intelectuales del execrable crimen registrado en el cruce de las avenidas Pablo Casals y Túpac Amaru, el último viernes. Los sospechosos de haber ordenado jalar del gatillo serían integrantes de la sanguinaria banda de sicarios y extorsionadores ‘La Jauría’.
El hampa no perdona
Según fuentes penitenciarias, el detonante para que Cruz Luna acabe muerto de catorce tiros fue la golpiza que le propinó, dos días antes de que lo acribillaran, a tres “peces gordos” del hampa. El incidente ocurrió el miércoles 12 de octubre en el pabellón B1 del penal El Milagro. Ese día, uno de los reclusos de ese pabellón atacó a un agente del Inpe y quiso causarle daño con un fierro filudo. El agredido solicitó ayuda a sus compañeros e inmediatamente al lugar se hizo presente un pelotón del Inpe, entre ellos Cruz Luna, para “tranquilizar” a los revoltosos.
El ahora asesinado agente fue el que más se ensañó con los internos y los empezó a pegar. Cruz se abalanzó contra tres miembros de ‘La Jauría’, entre ellos uno apodado ‘Deivi’, a quien causó una herida cortante y profunda en la cabeza. También golpeó a ‘Jeyco’, ‘Pichula’ y ‘Chiquillo Frank’, de la misma banda.
‘Deivi’ fue llevado al tópico y juró que cobraría venganza. Un día después de esto, cuando llegó de visita la ministra de Justicia, Marisol Pérez Tello, el agente de seguridad intervino a la mujer de uno de ‘La Jauría’ al descubrirle droga entre sus pertenencias. Eso enfureció más a los cabecillas de esta organización criminal.
Sin embargo, eso no es todo. Cruz, durante los cinco años que llevaba prestando servicios en El Milagro, se había ganado la fama de “abusivo” dentro del penal y no era bien visto por los reclusos. Esto porque, por ejemplo, les habría estado cobrando 3 soles diarios para permitir que usen celulares en sus celdas y les cobraba un monto mayor, si en caso se negaban a pagarle, a cambio de no elevar un informe y procesarlos por tener objetos prohibidos en sus calabozos.
Si la mujer de alguno de los internos quería ingresar con aretes puestos, objetos que también están prohibidos, les cobraba 5 soles por cada uno. “Nosotros le advertíamos de que con los delincuentes no se comporte así, que iba a terminar mal, pero el ‘chiquillo’ nunca nos hizo caso”, comentó uno de los agentes que lo conoció. Más información, en la edición impresa.(la industria)