Por: Luis Peña Rebaza
El reciente y cruel asesinato de Julio Castillo Narváez, periodista de Radio Televisora Ollantay, en la provincia de Virú, pone una vez más en evidencia que, los tentáculos del poder político y la corrupción se hallan más fuertes y sólidos que nunca. Julio Castillo Narváez también laboró hace algunos años en la ciudad de Huamachuco, tanto en radio como en televisión: en ATV, RTC Canal 13 y Radio Huamachuco.
El “terrible delito” que le costó la vida fue un tema que todos comentan temerosos a media voz pero, que muy pocos tienen la hombría y el coraje de decirlo abiertamente: esto es las innegables evidencias de actos de corrupción, de faenones que se cometen por parte de autoridades electas del Gobierno Regional y del gobierno local, en este caso la Municipalidad Provincial de Virú.
El hoy asesinado periodista había roto ese vergonzoso “pacto infame de hablar a media voz”, mencionado hace más de un siglo atrás por el insigne maestro don Manuel Gonzales Prada.
Desde el pasado 13 de abril en su programa transmitido en radio Ollantay, Julio Castillo Narváez dejaría en evidencia que dentro del Gobierno Regional, entre otras abundantes perlas, se negocian las plazas de trabajo, involucrando en ello al consejero Hebert Jiménez Urquiaga, y su capacidad política de decisión en torno al polémico caso “Nuevo Chao”; asimismo, se menciona al alcalde provincial de Virú, Ney Gámez Espinoza, al Presidente Regional José Murgia Zannier, a la Vice presidenta Mónica Sánchez y al funcionario Hubert Vegara, hombre de confianza del Presidente Regional.
Y, como la cereza que corona este pastel o mejor dicho este inmundo sancochado, ¡en el colmo de la irresponsabilidad y desvergüenza!, por no decir otra cosa, el Consejo Regional ha decidido extender a dicha cuestionada constructora inmobiliaria, 18 meses más de plazo, para que culmine un proyecto habitacional en Nuevo Chao, que desde hace tres años atrás aun no empieza.
En aras del ejercicio de la inalienable libertad de expresión, consagrada en nuestra Carta Magna, en aras de nuestros deberes y derechos que nos asisten como seres humanos y ciudadanos, no debemos permitir ni permanecer ajenos, en silencio e indiferentes ante este tipo de delitos, inaceptables en una sociedad que se precie de civilizada Hacerlo implicaría ponernos en el mismo bando y pandilla de los corruptos, ladrones y asesinos. Debe caer el peso de la ley, no solamente para los responsables directos y autores materiales, sicarios que actúan por unos cuantos billetes, sino para quienes son los mayores responsables: es decir los autores intelectuales del crimen.
Este asesinato jamás puede quedar impune, de lo contrario, significaría avalar y consentir que, la alianza de la corrupción y el crimen organizado, sigan cometiendo sus latrocinios. Exigimos a la Policía Nacional y al Ministerio Publico actuar con la celeridad que el caso amerita.
Se halla en juego la dignidad, la ética y la moral, el derecho a la vida, la libertad de expresión y opinión que, en esencia, son los fundamentos de la democracia.
Finalmente y, parafraseando a Bertold Brecht, espero que mucho antes que después, la verdad y las palabras sean más fuertes que las balas... (http://conlafeylaverdad.blogspot.com/)
El “terrible delito” que le costó la vida fue un tema que todos comentan temerosos a media voz pero, que muy pocos tienen la hombría y el coraje de decirlo abiertamente: esto es las innegables evidencias de actos de corrupción, de faenones que se cometen por parte de autoridades electas del Gobierno Regional y del gobierno local, en este caso la Municipalidad Provincial de Virú.
El hoy asesinado periodista había roto ese vergonzoso “pacto infame de hablar a media voz”, mencionado hace más de un siglo atrás por el insigne maestro don Manuel Gonzales Prada.
Desde el pasado 13 de abril en su programa transmitido en radio Ollantay, Julio Castillo Narváez dejaría en evidencia que dentro del Gobierno Regional, entre otras abundantes perlas, se negocian las plazas de trabajo, involucrando en ello al consejero Hebert Jiménez Urquiaga, y su capacidad política de decisión en torno al polémico caso “Nuevo Chao”; asimismo, se menciona al alcalde provincial de Virú, Ney Gámez Espinoza, al Presidente Regional José Murgia Zannier, a la Vice presidenta Mónica Sánchez y al funcionario Hubert Vegara, hombre de confianza del Presidente Regional.
Y, como la cereza que corona este pastel o mejor dicho este inmundo sancochado, ¡en el colmo de la irresponsabilidad y desvergüenza!, por no decir otra cosa, el Consejo Regional ha decidido extender a dicha cuestionada constructora inmobiliaria, 18 meses más de plazo, para que culmine un proyecto habitacional en Nuevo Chao, que desde hace tres años atrás aun no empieza.
En aras del ejercicio de la inalienable libertad de expresión, consagrada en nuestra Carta Magna, en aras de nuestros deberes y derechos que nos asisten como seres humanos y ciudadanos, no debemos permitir ni permanecer ajenos, en silencio e indiferentes ante este tipo de delitos, inaceptables en una sociedad que se precie de civilizada Hacerlo implicaría ponernos en el mismo bando y pandilla de los corruptos, ladrones y asesinos. Debe caer el peso de la ley, no solamente para los responsables directos y autores materiales, sicarios que actúan por unos cuantos billetes, sino para quienes son los mayores responsables: es decir los autores intelectuales del crimen.
Este asesinato jamás puede quedar impune, de lo contrario, significaría avalar y consentir que, la alianza de la corrupción y el crimen organizado, sigan cometiendo sus latrocinios. Exigimos a la Policía Nacional y al Ministerio Publico actuar con la celeridad que el caso amerita.
Se halla en juego la dignidad, la ética y la moral, el derecho a la vida, la libertad de expresión y opinión que, en esencia, son los fundamentos de la democracia.
Finalmente y, parafraseando a Bertold Brecht, espero que mucho antes que después, la verdad y las palabras sean más fuertes que las balas... (http://conlafeylaverdad.blogspot.com/)