Restos de proyectiles encontrados en 9 cuerpos indican que fueron disparados por fusiles AKM, que es de uso común de la Policía Nacional. Uno de los fallecidos presentó 72 heridas de perdigones de metal.
Por: Alexandra Ampuero
La familia del estudiante Roger Cayo Sacaca, de 22 años, pidió a los médicos legistas que no buscaran el proyectil que había ingresado por un ojo de la víctima y se introdujo en el cerebro, quitándole la vida. La extracción de la bala cambiaría la fisonomía de su rostro, y lo querían recordar cuando lo vieron por última vez. Los médicos legistas respetaron la decisión de los Cayo Sacaca.
La revisión de las necropsias de los 18 fallecidos por disparos el lunes 9 de enero en Juliaca es una experiencia espantosa. Contienen un minucioso registro de los cuerpos, un registro en profundidad de las heridas mortales e incluyen fotografías de las perforaciones de entrada y salida, y el hallazgo de los proyectiles. Son imágenes de horror.
De los 18 civiles fallecidos en Juliaca durante las manifestaciones del lunes 9 de enero, 11 recibieron de frente los impactos de los proyectiles. Es decir, los policías o militares apuntaron sus fusiles mirándolos directamente.
Otras 6 víctimas mortales fueron impactadas por los proyectiles por la espalda. Esto es, huían cuando comenzaron a escuchar los disparos.
La República accedió al expediente fiscal completo sobre la matanza en Juliaca, Puno. La carpeta contiene los protocolos de necropsia de todas las víctimas, la lista de efectivos policiales y militares que participaron del operativo y las zonas a las que fueron asignados el fatal lunes 9 de enero.
Patrones Comunes
Las necropsias son contundentes: De los 18, todos excepto uno murieron por heridas causadas por proyectiles de arma de fuego. Uno falleció a causa de múltiples heridas de perdigones de metal.
Tres menores de edad fueron abatidos aquella tarde. Uno de ellos, Elmer Leonardo Huanca, de 16 años, fue impactado en el tórax por una bala calibre 7.62mm., a la altura del pulmón izquierdo. El proyectil le perforó el diafragma, el hígado, y se quedó alojado en el abdomen. El calibre 7.62 corresponde a los fusiles AKM de la Policía Nacional.
La adolescente de 17 años, Jamileth Aroquipa Hancco, fue atravesada por una bala de calibre 9mm., Parabellum, que ingresó a la altura del abdomen. El proyectil corresponde a las pistolas Beretta o SIG Sauer, de uso oficial de la Policía Nacional.
El proyectil que mató a Roger Cayo Sacaca, de 25 años, entró por el ojo izquierdo hasta llegar al cerebro, lo que le produjo una hemorragia cerebral. La familia solicitó que no se continuara con la búsqueda de la bala para preservar la morfología del rostro de Roger Cayo.
El cuerpo de Gabriel López Amanqui tenía 72 orificios por disparos de perdigones. Uno de ellos cruzó el pulmón y le llegó al corazón. Ninguno de los perdigones salió del cuerpo. La fotografía de cómo quedó el cuerpo, que forma parte del expediente fiscal, es espantosa. El autor de los disparos actuó con ferocidad.
Según las pericias fiscales, 17 fallecidos presentaban heridas compatibles con los proyectiles de armas de fuego con las que cuentan militares y policías. Según las investigaciones fiscales, el 9 de enero los efectivos de la PNP salieron con pistolas, escopetas y fusiles AKM.
De acuerdo con las actas de necropsia, fueron encontrados restos de proyectiles en 9 cuerpos de las víctimas.
Los restos de proyectiles han sido destinados por la fiscalía al laboratorio de peritajes balísticos forenses, para determinar con mayor precisión qué tipo de armamento se usaron: los fusiles AKM de la Policía Nacional o los Galil del Ejército.
El caso de Edgar Huarancca Choquehuanca, un ayudante de cocina de 22 años, es muy especial. Es el único que presenta tres orificios de proyectil. La necropsia de Huarancca es la más impactante de todas.
Catorce de las 18 víctimas fueron abatidas cerca del aeropuerto Inca Manco Cápac de Juliaca. El lunes 9 de enero, policías y militares se encontraban resguardando y reprimiendo a los manifestantes en esa zona. Según un documento obtenido por la Fiscalía, 63 soldados del Ejército fueron designados al lugar para apoyar a la PNP.
No todos los fallecidos eran parte de la protesta.
El lunes 9 de enero, policías y militares se encontraban resguardando y reprimiendo a los manifestantes en esa zona.
Según un documento obtenido por la Fiscalía, 63 soldados del Ejército fueron designados al lugar para apoyar a la PNP.
No se hicieron pericias balísticas en armas de fuego que estaban asignadas a los efectivos de la Unidad de Servicios Especiales (USE) de la Policía Nacional, porque había transcurrido demasiado tiempo y la prueba resultaría orientativa designando falsos positivos y falsos negativos.
El día de los hechos estaban vigentes las Reglas de Uso de la Fuerza (RUF), que prohíbe disparar indiscriminadamente a los manifestantes, excepto cuando se presentan situaciones en las que corren en peligro la vida de los efectivos o de otras personas.
Videos y fotografías recabadas hasta el momento, indican que los disparos se registraron cuando no había una amenaza contra policías, militares o civiles.
Los abogados de los familiares de las víctimas han solicitado los planes de operaciones que la Policía Nacional ejecutó el 9 de enero. Señalaron que el coronel PNP Juan Pedrera Ruiz estuvo a cargo de las acciones de represión en el aeropuerto Manco Cápac.
Un grupo de los deudos se presentó junto con la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos para informar que transcurridos dos meses se ha avanzado muy poco porque la Fiscalía a cargo de las investigaciones no es especializada en derechos humanos. Por lo que requieren al Ministerio Público que se asigne a un fiscal con experiencia en este tipo de casos, como sucede en otras regiones en las que también las fuerzas del orden dispararon a matar en el marco de las protestas antigubernamentales.
De las 18 víctimas del lunes 9 de enero en Juliaca, 10 recibieron los balazos en el tórax, 5 en la cabeza y 2 en el abdomen, lo que podría ser un indicio de que los efectivos respondieron a un patrón indicado por los superiores.
La Fiscalía requirió y recibió la relación del armamento que fue distribuido entre los efectivos de la Policía Nacional y el Ejército que fueron desplegados en el aeropuerto Manco Cápac de Juliaca y en los alrededores.
Los familiares reclaman explicaciones.
El médico brigadista Marco Samillán Sanga, por ejemplo, quien no era un manifestante, recibió por la espalda un balazo que salió por el tórax, ingresó de arriba hacia abajo, de izquierda a derecha. El proyectil le atravesó el pulmón izquierdo y le causó una hemorragia mortal. Una prueba de que se disparó indiscriminadamente, lo que está prohibido.
Asesinaron a suboficial Soncco con ferocidad
El suboficial José Luis Soncco Quispe recibió varios golpes en la cabeza con objetos contundentes que le causaron hemorragias en el cerebro y ocasionaron su fallecimiento, de acuerdo con la necropsia.
Los asesinos quemaron el cuerpo del efectivo policial, lo que afectó el 73% de la superficie corporal.
“Sufrió en vida traumatismo craneoencefálico grave con fractura craneal que le produjo contusión y laceración encefálica que lo condujo a la muerte”, señala la necropsia practicada al suboficial PNP José Luis Soncco, de 29 años.(LA REPÚBLICA)