sábado, 21 de enero de 2012

FONAVI: Y SE HIZO JUSTICIA


Por: Dionicio Mantilla León

“Por fin, me devolverán mi platita”. Con el rostro perlado de sudor y lágrimas una anciana sintetizaba, hace unos días, su sentir al término de la última movilización por las calles de Trujillo convocada por la “Asociación Nacional de Fonavistas del Perú-Filial La Libertad”. Un sentir que es el de más de 6 millones de trabajadores aportantes al Fondo Nacional de Vivienda (FONAVI). El motivo: manifestar su contento por la dación del D.S.006-2012-EF, que norma el Reglamento de la Ley 29625 que dispone la devolución de los aportes al FONAVI a los trabajadores.

Un gesto del presente gobierno que reivindica una oferta electoral y que significa un auténtico acto de justicia, así como la culminación de una larga lucha emprendida en pos de la devolución de un dinero que es de los trabajadores y que los diversos gobiernos de turno se empecinaron en no devolver bajo el pretexto de “no conocer su destino”, “su exorbitante cuantía”, y “el riesgo de desequilibrar la caja fiscal si se procedía a la devolución”.

Atrás, quedan los recuerdos, algunos esperanzadores y otros, decepcionantes. Entre ellos, la promulgación, el 3 de junio de 1979, durante el gobierno militar del General Francisco Morales Bermúdez, del D.L.22591 que crea la institución del FONAVI, “con el propósito de satisfacer la necesidad de vivienda de los trabajadores del país” procediéndose para ello a disponer su financiación en base al descuento (1%de los trabajadores y 4%de los empleadores) y la elaboración de un plan para la provisión de vivienda a los trabajadores a través de ENACE.

Empero, transcurridos los años la dictadura de Fujimori – Montesinos, nefasto período en que se depredó el erario nacional y se hizo tabla rasa de los derechos laborales, se inició el proceso de liquidación del FONAVI (28 de agosto de 1998) promulgando la Ley 26969 en base a la cual se apoderó de sus fondos, convirtiéndolo en un “Impuesto Extraordinario de Solidaridad” en auténtico acto de mega latrocinio destinándolo a solventar con él al Banco de Materiales, SEDAPAL y otras obras estatales llegando a considerar al FONAVI “como un beneficio laboral innecesario”.

Años después, los trabajadores aportantes al FONAVI se organizan y crean la “Asociación Nacional de Fonavistas de los Pueblos del Perú” cuyo principal objetivo era lograr la devolución de sus aportes más sus intereses, abocándose a la petición de tales aportes a los gobiernos de turno, más ante la negativa plantea la democracia directa como estrategia reinvindicativa gestando el Referéndum para aprobar la Ley 29625 de devolución de los aportes del FONAVI felizmente con resultados positivos obteniendo en octubre del 2010, el 66,47 % de los votos válidos (9´116,200).

La citada Ley es promulgada en Diciembre del 2010 y su Reglamento recién por D.S.006-2012-EF el 13 de este mes, norma por la cual se procederá a la devolución para cuyo efecto se crea una Comisión Ad hoc y una Secretaría Técnica, devolución que comenzará con los fonavistas que tengan 60 años de edad como mínimo pudiendo ser a través de dinero en efectivo, vivienda, pago de deudas tributarias, terreno, entre otros. Previamente los fonavistas deberán efectuar su registro de manera gratuita en los lugares que se señalen oportunamente a través del llenado de un documento especial pudiendo hacerlo personalmente o a través de internet.

Mucho se ha comentado acerca del oportunismo de la dirigencia de la Asociación de Fonavistas que se valieron del justo clamor de los trabajadores para incursionar en política y lanzar sus listas presidenciales y congresales. Al margen de esto considero como muy valiosa la participación de esta novísima institución popular sin cuyo concurso no hubiese sido posible concretar esta conquista laboral accionar que debe ser reconocida sin mezquindad por los trabajadores fonavistas. Por otra parte, esta reivindicación significa un duro revés para la nefasta dictadura fujimorista cuya censurable actitud la historia se encargará de sancionar.

Lo que queda ahora es permanecer a la expectativa de los pasos que dé el gobierno del Presidente Ollanta Humala para saldar esta vieja deuda interna que abriera una lacerante herida social que felizmente está próxima a ser cicatrizada.