sábado, 28 de enero de 2012

REVOCATORIAS Y REVOCADORES


Por: Luis Peña Rebaza

luisprebaza1@hotmail.com

Lic. en Educación

Uno de los mecanismos democráticos establecidos en nuestra Carta Magna, es precisamente el derecho que tenemos todos los ciudadanos de revocar, es decir despojar del mandato y el poder, que al momento de depositar nuestro voto en las ánforas, concedimos a las autoridades encargadas de ejercer el gobierno. Esta concesión es el famoso “Contrato social” del ilustre Rousseau. Pero es imperioso señalar que este ejercicio temporal del poder no es carta blanca ni patente de corso, para que los gobernantes puedan hacer y deshacer a su libre albedrío.

Bajo esta premisa, en todo el ámbito nacional en las últimas semanas se han adquirido los correspondientes kits electorales, lo que constituye un requisito indispensable con el cual iniciar el proceso de la revocatoria de alcaldes, concejales, consejeros o presidentes regionales, sobre quienes, entre otros cuestionamientos, se aduce que no han cumplido lo prometido en la campaña electoral, defraudado así las expectativas de la población de sus circunscripciones.

Pero a la luz de lo observado en estos días, es obvio que en la actualidad se encuentran en marcha tanto revocatorias como “revocatorias”.

En algunos casos se trata de auténticas y nobles aspiraciones de sus auspiciadores. Ciudadanos honestos y comprometidos, quienes ante la evidente ineficacia y rumbos poco claros y transparentes en el uso de los recursos y la gestión local o regional, han tomado la iniciativa e iniciado tal proceso. En otros, se trata de ex autoridades que gobernaron en periodos anteriores, o de ex candidatos, que generalmente postularon a los gobiernos locales y no tuvieron la oportunidad de salir favorecidos por la voluntad popular; en ambas situaciones, atizando la hoguera pretenden pescar a río revuelto, y así colmar sus insatisfechas expectativas y ansias de retorno y de poder.

Es necesario detenerse y ahondar en el tercer caso, que linda con el más descarado oportunismo y sinvergüencería. Es el que corresponde a personajes directa o indirectamente ligados a la política activa y/o medios de comunicación, prensa, radio o televisión, quienes en una veloz y radical metamorfosis, que dejaría perplejo al propio Gregorio Samsa, de ser tenaces impulsores de procesos de revocatoria, en donde públicamente salieron a denostar y condenar a los cuatro vientos el fracaso e incapacidad de la cuestionada gestión, luego apaciguan sus bríos y previos trances bajo la mesa, se frotan las manos y predisponen a iniciar el “negocito redondo”, en palabras de El Tunante, Abelardo Gamarra, buscando ser favorecidos con la buena pro para el abastecimiento con materiales, la construcción de obras civiles etc. Como se las saben todas, y creyendo que el pueblo es estúpido, dizque toman las precauciones del caso; por cierto, la obrita no va a nombre suyo sino al de terceros, a través de la famosa triangulación. Convierten así el tan voceado y manoseado derecho de revocatoria, en condenable instrumento de chantaje y obtención de pingües dividendos económicos particulares, en donde tan indigna y repudiable es la actitud de quien cede, una temerosa, incapaz o corrupta autoridad como del que recibe.

De las situaciones mencionadas líneas arriba, me permito preguntar al amable lector, ¿Cuál es la que se más se asemeja a la presentada en estos tiempos en su distrito, provincia o región?