Se dice que los trajes que utilizan las bailarinas están inspirados en los antiguos atuendos que usaban las mujeres indígenas en tiempos de la colonia. La vestimenta de la mujer trujillana se caracteriza por ser blanco y el modelo es colonial con bordados primaverales.
Confeccionar el vestido para que su hija pudiera participar en el concurso de marinera la hizo incursionar en este mundo que luego se convertiría en un negocio familiar.
La marinera, este baile tan elegante en el cual las parejas hacen derroche de gracia, picardía y habilidad; y en donde la mujer coquetea de forma constante al varón y este responde con caballerosidad y elegancia, es el baile de bandera de Trujillo, pero necesita de una vestimenta.
Se dice que los trajes que utilizan las bailarinas están inspirados en los antiguos atuendos que usaban las mujeres indígenas en tiempos de la colonia.
Tratamos de conocer un poco más sobre la marinera y lo que hay detrás de ella; son muchas las personas que encuentran un trabajo a través de esta danza, ya sea en la confección de las prendas como de los accesorios que llevan los bailarines.
Una de ellas es la señora Consuelo Castañeda de Chuquipoma que ya lleva 23 años confeccionando vestidos para este concurso que se ha vuelto internacional, y además ya tiene un día en el calendario nacional del Perú.
Consuelo nos comenta que nunca pensó dedicarse a este trabajo que le ha traído bastantes alegrías. Refiere que de joven siempre acudía a los concursos pero nunca se atrevió a bailar, pero sí se comprometió a que sus hijos practicarían esta danza.
Fue así que cuando tenía dos hijos los inscribió en una academia de baile y ese mismo año participaron, pero a la hora de buscar el traje no había personas que se lo pudieran confeccionar, ella que sabía de costura, observó algunos diseños y empezó la tarea que más adelante se convertiría en un negocio familiar.
“En aquella ocasión mis hijos salieron subcampeones en la categoría infantil y las personas que llegaban a saludarlos se quedaron impresionadas con el diseño y acabados que llevaba el vestido de mi hija y poco a poco empezaron a pedirme que les elabore sus trajes”, menciona Consuelo.
Son muchos los que acuden a nosotros ya sea para la confección de las prendas o para que le arreglemos sus vestidos, es que no se trata de solo hacer los pliegues de la falda nos indica, “el secreto está en tablear bien las faldas para que puedan volar a la hora del baile”, ahí está el detalle.
Costos y característica de la vestimenta
Le preguntamos ¿hasta cuánto puede llegar a costar una vestimenta? Uy… eso depende -contesta Consuelo- el precio varía de acuerdo al traje y sus acabados, hay desde S/.600 hasta los S/.2 mil 500, puede parecer caro pero cada vestido es único y demanda entre 7 a 15 días de trabajo, ya que los bordados son a mano y lo hacemos calado y en richelieu.
Nosotros diseñamos trajes con las características de cada una de las ciudades; así por ejemplo, la vestimenta de Monsefú se identifica porque la falda, blusa y camisón son blancos y los bordados son de flores con pavos reales típicos de la zona.
En cambio la de Mórrope, son bordados de flores y los colores que se utilizan son el negro en la falda y las blusas mayormente son amarillas, el cinto que llevan determina la edad de la mujer.
La vestimenta de las mujeres de la ciudad de Catacaos se caracteriza por el típico camisón blanco bordado y la falda corta y abierta en la parte de adelante que se le llama enaco.
Mientras tanto, el traje que usa la mujer piurana es más sobrio -refiere Consuelo- pues el vestido es corrugado, lleva cintas y blondas.
El traje de fiesta de la mujer mochera se identifica porque la falda es negra y usa un camisón blanco, típico de sus habitantes; ambos tienen bordados de caracoles y olas que representan a la cultura Mochica.
Por último, la vestimenta de la mujer trujillana se caracteriza por ser blanco y el modelo es colonial con bordados primaverales.
Consuelo recuerda que cuando salieron las máquinas industriales pensó que la demanda iba a bajar pero no fue así, ya que la gente prefiere que el bordado sea manual para que se aprecie el arte.
Como se mencionó al principio este es un negocio familiar donde esposo e hijos se distribuyen las labores y más en los meses de diciembre y enero donde el trabajo se incrementa.
Todos bordan, todos cosen, cada uno tiene su tarea específica dentro de casa, dice consuelo, que se siente satisfecha con este trabajo que realiza con pasión.
La familia Chuquipoma Castañeda ha hecho de la marinera una forma de vida ya que una de sus hijas, Chelita como la llama, logró ganar hasta en tres oportunidades el concurso de marinera y ahora se dedica a la enseñanza de este baile que la alterna apoyando en las labores familiares.
Por: Martín Vazallo(RPP)