sábado, 7 de enero de 2012

2012: UN BALANCE NECESARIO.


Por: Dionicio Mantilla León

Sin lugar a dudas que el año pasado nos ha dejado muchos logros y objetivos alcanzados, muchas satisfacciones y alegrías, pero, también, muchas decepciones, e insatisfacciones. Sin embargo, el comienzo de un nuevo año nos viene genera expectativas y un renacer de esperanzas de cambios positivos a todo nivel. Cambios a nivel personal y a nivel comunal. En este último caso, la esperanza de una reorientación en el manejo gubernativo que haga posible la concreción de los proyectos planteados al inicio de la gestión sea nacional, regional o local, pero que no se hicieron realidad el año anterior provocándonos serias decepciones.

La mayor decepción se presenta a nivel nacional por las expectativas acumuladas y las ofertas desmesuradas realizadas por quien hoy nos gobierna, como: lograr la “gran transformación”, hacer una “revolución educativa”, operar una “reingeniería en ESSALUD”, restablecer la Constitución Política de 1979, cambiar radicalmente la atención a los conflictos sociales, bajar a 12 soles el precio del gas doméstico, anular las SERVICES y CAS, respetar como interlocutores válidos a los dirigentes gremiales y populares, dar la Ley General del Trabajo, priorizar el agua antes que el oro, adopción de una política nacionalista en la defensa de nuestros recursos, entre otros. Todo lo cual graficaba un horizonte novedoso de cambio en democracia dentro de un lineamiento progresista y de satisfacción de las necesidades de las mayorías nacionales para lo cual hubo de rodearse de operadores, también progresistas.

Pasados los meses este esquema de ofertas progresistas que lo llevó a la presidencia se diluyó siendo su justificación:”No soy ni de izquierda, ni de derecha, soy de abajo y mi tarea es unir al país. Mi orientación es un modelo distinto al que ha venido dándose”, y para explicar la depuración de elementos progresistas dentro de su gobierno enfatizó:”La línea política la pone el gobierno. Nadie más tiene el derecho de tomar la línea política.” Acciones y omisiones que han traído como consecuencia que el pueblo califique como “neo derechista” al gobierno del Presidente Ollanta Humala.

De otro lado, luego de concluido el primer año de gestión de José Murgia como Presidente del Gobierno Regional de La Libertad, muchas omisiones y yerros saltan a la vista entre ellos la no ejecución de obras emblemáticas como la vía Salaverry Juanjuí, las vías que unen a las capitales provinciales y distritales de la región, rescate de la Provincia de Bolívar, la III etapa del PE Chavimochic, el desarrollo agropecuario en la sierra; además, la negligente actitud frente al problema de la contaminación ambiental provocado por la minería ilegal( principalmente en el Cerro El Toro) y, últimamente, la lentitud en solucionar el problema del desarenamiento de nuestras playas pese a contar con 86 millones de soles.

Asimismo, conociéndose que según la Ley Orgánica de Regionalización, el Consejo Regional de La Libertad posee las mismas atribuciones y alcances que un Congreso de la República los 12 consejeros regionales ¿Han cumplido a cabalidad acaso con sus roles de legislar, fiscalizar y representar a sus provincias? ¿Si bien no se han dado los escándalos de corrupción ni del otoronguismo que si se da en el Congreso de la República, cuánto conocemos de sus frutos o es que acaso nada han hecho en el año que pasó?

¿Por otra parte, concluido un año más cuál es el balance de la gestión de las municipalidades provinciales y distritales de nuestra región? ¿Por ejemplo, en el caso de la Municipalidad Provincial de Sánchez Carrión, cuánto se ha cumplido con hacer realidad las obras emblemáticas que se enarbolaron durante la campaña electoral? ¿Se han atendido necesidades prioritarias como la potabilización del agua, la poza de oxidación, relleno sanitario, comercio ambulatorio, terminal terrestre, camal municipal, transporte vehicular, mercado mayorista, mejoramiento de las vías de acceso a la ciudad, recuperación de nuestros monumentos históricos, Centro Histórico, Casa de Sánchez Carrión, llanura de Purrumpampa, entre otros. ¿De otro lado, qué obra de envergadura urbanística se ha hecho en el año que pasó?

A la ciudadanía le asiste el absoluto derecho de conocer en detalle lo que han hecho sus autoridades, así como de exigir el fiel cumplimiento de sus promesas y obligaciones. Empero, casi ninguna de ellas respeta ese derecho con excepción del Presidente de la República quien por ley debe rendir cuentas al Congreso de la República, cada año. ¿Sin embargo, ante quien rinden cuentas de su labor los congresistas de la República? ¿Acaso el Presidente del Gobierno Regional de La Libertad hace un balance pormenorizado de su gestión al finalizar el año? ¿Al final del año, ante quien rinden cuenta de su trabajo los Consejeros Regionales? ¿Ante quien los Alcaldes provinciales y distritales? ¿Se hace o no necesario una ley que obligue a nuestras autoridades a hacer un balance de su gestión al finalizar el año e imponer sanciones a quienes no lo hagan? ¿Algo más, cuentan con un plan de trabajo cada uno de ellos? ¿Es suficiente brindar informaciones esporádicas en los medios?

Con el respeto que se merecen nuestras autoridades creemos que estas interrogantes deben ser atendidas en pos de lograr una gestión eficaz. Hacer un balance de la labor significará respetar la voluntad popular y se convertirá en un freno a cualquier acción de revocatoria al que todo ciudadano tiene derecho cuando sus autoridades no cumplen con sus responsabilidades.