El alcalde de Lima señaló este último viernes que tiene las intenciones de desalojar a las personas que viven en las quebradas por ser zonas de riesgo en medio de los efectos climáticos por el ciclón Yaku. Expertos señalan que la propuesta de la actual gestión edil, aparte de ser inhumana e improvisada, no aborda el problema estructural de fondo.
Por Jair Sarmiento
“Faltan lampas” o “No jodan”, han sido las últimas declaraciones del alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, cuando se le ha cuestionado su reacción como burgomaestre frente a las lluvias intensas, inundaciones y huaicos desatados por el Ciclón Yaku en la capital. El último viernes improvisó otra respuesta: desalojar a las familias, muchas de ellas damnificadas, que viven en quebradas.
“Le he pedido al Premier que se declare intangible las quebradas de Perú, para darnos a los alcaldes y gobernadores regionales las armas legales para que nadie pueda vivir en una quebrada. Se desaloja de inmediato”, indicó raudamente en rueda de prensa.
Solo en Lima hay más de 90 quebradas —paso estrecho y abrupto entre elevaciones o montañas—. En cada una existen centros poblados. Hace seis años, la Autoridad Nacional del Agua, señaló que casi medio millón de personas estaban en riesgo ante la activación de estas a nivel nacional. Hoy, probablemente, esta cifra sea muchísimo mayor.
Para la arquitecta Sasha Chumpitaz “hablar de desalojo cuando hay personas perdiéndolo todo, es inhumano”. En tal sentido, precisó que esta solución de López Aliaga no cambia ninguna situación actual o a futuro.
Por su parte, el arquitecto Óscar Apaza calificó de desafortunadas las palabras de López Aliaga “porque habla de desalojo y no de traslado o reubicación, no se preocupa dónde van a vivir las personas, sacar a esas personas no resuelve el caso de fondo”, indicó.
Ambos especialistas mencionaron que ya existen ordenanzas, bastos estudios y una determinación de la intangibilidad de las áreas que se conocen como fajas marginales, las cuales son zonas que no deberían ser ocupadas por ninguna edificación, pero sucede lo contrario debido a que los municipios no aplican la ley correctamente.
“Ya hay zonas de riesgo intangibles”, indica Apaza. “Se sabe por dónde pasarán estas quebradas cuando se activan, todo eso se sabe, ¿qué es lo que no hay? Voluntad política”, menciona Chumpitaz.
En ese sentido, ambos indican que a pesar de ello, hay una gran informalidad y desigualdad urbana en el sector por lo que hoy no solo se observan casas humildes en estas quebradas, sino también edificios y viviendas sobre el Malecón de la Costa Verde. Un ejemplo reciente es el de Punta Hermosa, la cual se encuentra en la parte baja de la quebrada Malanche.
Sin embargo, a quienes se les señala y critica siempre son a los no privilegiados. “¿Por qué viven ahí? Váyanse a vivir a otro lado”, es la frase usual.
“Esto nos demuestra que la informalidad no está relacionada directamente con la pobreza sino también con sectores que tienen gran poder adquisitivo. La informalidad atraviesa transversalmente todas las clases”, apunta Apaza.
Para Chumpitaz, hay mucho más flexibilidad en la norma para quienes tienen grandes espaldas financieras y una gran inversión, y no para aquellos que no pueden acceder a un crédito. Por ello, hay respuestas diferentes ante la desgracia de la gente. “Hay una desigualdad económica y una exclusión residencial, solo porque no forman parte del sistema financiero formal”
Para los especialistas, las declaraciones de Rafael López Aliaga son una consecuencia de este sistema, el cual trata de ignorar u ocultar el problema estructural de vivienda en el país.
CAUSAS
Chumpitaz comentó que la gestión de López Aliaga debería enfocarse en las mafias que han lotizado (traficantes de suelo y terrenos) estas zonas que hoy están siendo afectadas y que ponen en riesgo a aquellas personas que por necesidad adquieren y viven en zonas de riesgo.
“Este mercado informal que ofrece vivienda en laderas o quebradas en zonas de alto riesgo es por la falta de atención al problema de vivienda y por propios políticos que formalizan estos asentamientos porque han encontrado oportunidades de votos”, apunta Apaza.
Por último, ambos arquitectos manifestaron su preocupación sobre la minimización del actual problema climático-político que está haciendo el excandidato de Renovación Popular y deudor de S/35,5 millones con la Sunat.
«A mí no me preocupa el río Rímac», dijo el alcalde a la prensa luego de que se le consultara sobre la filtración de agua en los muros que contienen dicho río.
“Si López Aliaga se ha declarado admirador de Luis Castañeda Lossio y se ha rodeado de su gente, no debe sorprendernos su incapacidad en la valoración del estado de obras de infraestructura, recordemos que el mismo Bypass presentaba fisuras y hubo un puente que se cayó y otras obras que han fallado en la parte de infraestructura, entonces, no nos debe sorprender cuando hayan desgracias por infraestructura bajo su cargo”, señaló Apaza. (Wayka.pe)