Por: Dionicio Mantilla León
Nunca como ahora el
Perú se ha encontrado sumido en un escenario de incertidumbre y estupefacción
de alcances mayúsculos. Los 33 millones de peruanos vivimos de sorpresa en
sorpresa en medio de un gran ambiente de tensión, pero no sólo por las graves
crisis que nos agobian desde hace algunos años, como la pandemia del Covid 19, la
inseguridad ciudadana, recesión económica o la corrupción, sino por la
sensación de orfandad y la falta de un liderazgo, de un timonel idóneo, que nos
conduzca por una vía segura, promisoria que haga posible no sólo la solución de
los graves problemas que hoy nos afligen sino de alguien que se haga merecedor
de sentirnos orgullosos y honrados de tenerlo como nuestro capitán.
Lamentablemente este deseado anhelo no se
viene dando. Más bien, es todo lo contrario pues contamos con un ciudadano que
no da la talla como Presidente de la República, ese es: Pedro Castillo
Terrones. Un personaje aupado como primer mandatario del país por azar
político, por una casualidad, propiciado por las ansias de la ciudadanía de tener un cambio positivo y
por el anti fujimorismo reinante que amenazaba instaurar una dinastía corrupta planificada
para durar 20 años con las consecuencias que esto significaría para la Patria..
Un personaje cuyo único “currículum vitae”
exhibido para postular al magno cargo de Primer Mandatario es el de ser
profesor rural, agricultor y sindicalista magisterial pues eso de ser “rondero
campesino” del que tanto se ufana ha sido una falsedad puesto al descubierto
por el Propio Presidente de la Central de Rondas Campesinas del Perú. Con esos
pergaminos insustanciales y otros no mostrados hasta ese entonces, como: su falta
de sentido común, incapacidad, ignorancia de conceptos básicos de la historia y
cultura nacional; así como su falta de experiencia en gestión pública, carencia
de visión de país, desconocimiento de los contenidos básicos de la Constitución
Política y carencia absoluta de liderazgo dio inicio a su mandato el 28 de
julio del año pasado, esto es, hace 6 meses.
Cada vez que Pedro Castillo habla
incurre en torpeza y propicia aún más el temor del empresariado privado, algo
más, siempre se ha ufanado de algo increíble en un mandatario revelando sus
vergonzosas limitaciones: “no leo los periódicos y no veo, no oigo los noticieros”
negándose a contactar con la prensa pero cuando, hace poco se ha atrevido a
hacerlo con tres periodistas, ha mostrado sus sorprendentes flaquezas poniendo
al descubierto sus pensamientos e intenciones peligrosas propias de su
precariedad gubernamental las mismas que constituyen un grave riesgo para el
futuro del país.
Lanzar barbaridades y absurdos
como que: ”Yo no fui preparado para ser Presidente y estoy en un proceso de
aprendizaje”, demuestra su reconocimiento de incapacidad gubernativa, entonces
¿Para qué aceptó la postulación? La Presidencia es la meta máxima para un
servidor de la Patria y se tiene que asumir debidamente preparado, luego de un
período de servicio público previo en otras instancias gubernativas, no para recién
ensayar, y comenzar a aprender, porqué están en juego las expectativas y
necesidades urgentes de 33 millones de peruanos que no somos “cuyes de ensayo”.
Otra declaración:; ”La salida al mar es un clamor de Bolivia. Haremos lo que
los pueblos claman. Lo dije como candidato y hoy, como Presidente, lo
consultaré al pueblo. ¿Por qué poner una barrera?”. Esto no sólo es ignorancia
sino TRAICIÓN A LA PATRIA y los peruanos lo rechazamos rotundamente. ¿Quién es
él para regalar un centímetro siquiera de nuestro territorio? Además de que, el
problema limítrofe de Bolivia es con Chile no con el Perú. Basta con estas dos
barbaridades dichas por este señor para desnudar su incapacidad para dirigir
los destinos de la nación, aparte de los numerosos errores y desaciertos
cometidos en estos 6 meses des desgobierno.
Ahora bien, si en el cargo de Presidente se
considera como alumno, luego de un semestre (6 meses) y de acuerdo a todas las
encuestas, ya está desaprobado (“jalado”) con 07 puntos de calificativo, por lo
tanto debe reprobar, esto es, renunciar al cargo. Su permanencia en él,
constituye un riesgo para el país. Todas las acciones de su mandato salvo las
de Salud a cargo del Ministro Hernando Zevallos, (Que no es de su partido, Perú
Libre, sino del Frente Amplio) ostentan
señales de incapacidad.
Las entrevistas con 3 periodistas
han permitido convencernos de la incompetencia de Pedro Castillo para ocupar el
sillón presidencial. Un cargo para el que llegó postulando por “Perú Libre” un
partido marxista, leninista, mariateguista, pensamiento Cerrón” que sólo
presentó un Ideario y no un Plan de Gobierno y presentando una plancha
presidencial incompleta y, lo que es peor, conteniendo postulados
antidemocráticos, infracciones a la ley electoral que el JNE, lamentablemente, dejó
pasar.
Nos faltan aun 9 semestres para
que se acabe el mandato presidencial de Pedro Castillo y su renuencia a un
cambio positivo en su manera de gobernar resulta preocupante para el devenir futuro
de nuestro país.