Por: Dionicio Mantilla León
El 9,12 y15 de noviembre del 2020 serán fechas para nunca olvidar y que quedarán grabadas con la indeleble sangre de nuestra juventud en el sagrado libro de la historia política del Perú. Fechas que nos harán recordar los dramáticos episodios que tuvimos que vivir en nuestra amada Patria a causa de la ambición desmedida de poder político y el afán de encubrimiento de las corruptelas de la mayoría de 105 malos congresistas que no vacilaron en hacer oídos sordos al sentir del 86 % de peruanos que queríamos se respete lo normado por nuestra Carta Magna en su artículo 117 respecto a la vacancia del Presidente Martín Vizcarra y, con ello, arribar en paz al Bicentenario de la Independencia Nacional, pero envueltos en su terquedad fabricaron sin asco el escenario de terror, caos y anarquía en el país.
Una actitud que significó un duro golpe a la Democracia que sembrara con unción el ínclito Tribuno huamachuquino, Dr. José Faustino Sánchez Carrión. Censurable actitud que, sin embargo, produjo el nacimiento, el despertar a la vida de un nuevo ser colectivo que había permanecido en silencio en el sacro vientre de la sociedad peruana. El nacimiento de una generación cristalina, transparente, como el agua que brota de los manantiales de las andinas alturas de la patria. Emergió simultáneamente en Costa, Sierra y Selva con el puño en alto y el grito nacido de lo más profundo de sus corazones juveniles inflamados de indignación: ¡Perú, te quiero por eso te defiendo! ¿El Perú es de los peruanos y no de los políticos! ¡Somos la generación del bicentenario! ¡Afuera los corruptos! ¡Merino, no nos representas! ¡Fuera, Merino de la Presidencia!
Y así, en medio del asfixiante humo
de gases lacrimógenos, disparos de balas, perdigones y estallido de bombardas, se
produjo el parto, el nacimiento de una nueva criatura: la juventud del
bicentenario. Nació el 9 de noviembre, a ocho meses del 28 de julio del 2021,
es decir, del gran acontecimiento histórico de los 200 años de independencia de
la Patria. Es la juventud peruana, la “Generación del Bicentenario” que nació
para no morir jamás. Pero, esta batalla por la vida no fue fácil, cayeron dos
hermanos: Inti y Brayan, más de un centenar de heridos, varios desaparecidos y
secuestrados. Todos ellos en manos de gente que se olvidó que instaurar el
orden no es a través de la masacre y la
muerte, que se olvidó que todos somos hermanos, todos somos peruanos.
Y, así, el batallar indeclinable y sacrifico
de la nueva juventud peruana tuvo sus frutos. El seudo Presidente de la
República, Manuel Merino y su séquito de impresentables renunciaron al poder y
serán juzgados por el Poder judicial por homicidio agravado, abuso de poder,
secuestro y tortura. Luego de 5 días y terminada la jornada combatiente el
Congreso de la República escogió a Francisco Sagasti como la persona indicada que
sirviera de gobernante transitorio que nos conduzca con éxito hacia la ansiada meta:
las elecciones generales del 11 de abril del 2021.
En el recuerdo del pueblo peruano
permanecerá imborrable los días del despertar de millones de jóvenes a quienes
hoy rendimos homenaje, un homenaje que nunca dejaremos de rendir también al
joven José Faustino Sánchez Carrión que en los años aurorales de la libertad de
la patria liderara indesmayable en las aulas del Convictorio Carolino de Lima
las luchas juveniles por su derecho a elegir y ser elegido en las elecciones
para renovar a las autoridades del Ayuntamiento de Lima. Ejemplo a seguir por
siempre por nuestra juventud peruana que de manera decidida se hace presente en
la vida política ocupación humana que muchos politiqueros han degenerado. Nace
así la esperanza de que entre esa nueva juventud, la del Bicentenario, emerjan
los líderes y gobernantes nuevos que la Patria necesita para conducir su
destino.