EL ÚLTIMO ESFUERZO POR LOGRAR LA INDEPENDENCIA DE LA PATRIA TUVO LUGAR EN LAS PAMPAS DE LA QUINUA EN AYACUCHO UN 9 DE DICIEMBRE DE 1824. A CONTINUACIÓN UNA BREVE REMENBRANZA DE LOS HECHOS.
Con la victoria
del ejército patriota en las pampas de Junín la Patria aún no había logrado su plena
libertad. Miles de soldados de la península ibérica aún seguían hollando
nuestro suelo bendito. La patria continuaba todavía irredenta es por ello que
el General Simón Bolívar convocó a su Estado Mayor para delinear con él los
futuros pasos a seguir y planificar la estrategia que logre la victoria final
que se constituyera en el sello de la libertad del país. Mientras tanto, luego
del fracaso de Junín, los realistas al mando de José de la Serna, no se
amilanaron y confiados en su superioridad numérica se lanzaron a perseguir a
los patriotas.
Los patriotas, al mando de Antonio
José de Sucre, eran conscientes de su inferioridad numérica pues contaban con
sólo 5,800 soldados frente a 9,300 españoles y un solo cañón ante 11 del
enemigo. Aún así le entraron al
encuentro teniendo a su favor su acendrado patriotismo frente a un ejército
realista cuya mayoría estaba conformado
por mercenarios. El encuentro se produjo en la llanura de la Quinua en Ayacucho
un 9 de diciembre de 1824 junto a la cordillera del Condorcunca (Rincón de los
muertos). Antes de ello, estando en terreno neutral, se produjo una emotiva
escena entre soldados de ambos bandos pues en ambos existían soldados que eran
familiares y amigos por ello se llegó a suponer de la firma de la paz sin derramamiento de sangre, algo que no ocurrió.
Los primeros en iniciar la
batalla fueron los hispanos con una fuerte arremetida del General Valdez
provocando el desconcierto de los patriotas; sin embargo, apoyado por la
caballería de Miller el General patriota JOSÉ MARIANO CÓRDOVA a cargo de la
primera División de 2,300 hombres, con una audacia increíble e imbuido de gran
patriotismo, bajó de su caballo y arengó a sus soldados exclamando: “¡División, armas a discreción!
¡De frente, paso de vencedores! ¡Hasta la victoria final!” .
Estimulados por esta osada actitud los
patriotas no sólo resistieron sino contrarrestaron a los hispanos logrando
diezmar la artillería enemiga. Este episodio bélico fue decisivo pues las divisiones
patriotas comandados por José de La Mar y Jacinto Lara profundizaron el
desconcierto entre los realistas atacando a Valdez, al extremo de que el
General La Serna se lanzó a la lucha, pero es herido y hecho prisionero. Al ver
caer a su jefe los realistas se dieron a la fuga.
Canterac tomando el mando intenta
reagruparlos pero los batallones patriotas de Lara y Miller terminan por
doblegarlos. Al verse vencido Canterac pide a Sucre negociar disponiéndose a
firmar la Capitulación por la cual claudicaba y cedía todas alas plazas que
conservaba en su poder a cambio de facilidades para el retorno a España. La
batalla duró 4 horas dejando un fatídico saldo de victimas en ambos bandos.
La
firma de la capitulación de Ayacucho fijó las siguientes cláusulas:
*._ El reconocimiento de la independencia
del Perú y la entrega de las plazas ocupadas y dirigidas por Canterac.
*._
El compromiso del Perú de pagar la deuda que las guerras independentistas
habían ocasionado a España.
*._ El Perú cubriría los gastos de retorno
de los hispanos a su patria.
El
acta de la capitulación así estructurado, que concedía muchas facilidades a los
hispanos, provocó reparos en algunos Generales patriotas; sin embargo,
comprendiendo el significado de la capitulación de los españoles, lo aceptaron. Canterac reconoció la derrota del ejército.
La capitulación de Ayacucho, significó el
término no sólo de 300 años de oprobio de nuestra Patria sino de América del
Sur, pues el Virreinato del Perú era el núcleo del poderío español del nuevo
Continente. De esta manera, culminó un largo periodo de esfuerzo libertario, que
proclamado un 28 de julio de 1821, se selló el 9 de diciembre de 1824 abriéndose un nuevo camino colmado de
esperanza que la juventud de hoy debe recoger para hacer realidad el desarrollo
de la Patria.
Arenga de Antonio José
de Sucre
: "¡Soldados!,
de los esfuerzos de hoy depende la suerte de América del Sur; otro día de
gloria va a coronar vuestra admirable constancia.
¡Soldados!: ¡Viva el libertador! ¡Viva
Bolívar, Salvador del Perú!."