jueves, 17 de septiembre de 2020

Excontralor contrató espías para “reglaje” y “chuponeo”

 Malas juntas. Pagó 89 mil soles a exagente naval José Sava Melo, exchofer del capitán de navío (r) Elías Ponce Feijóo, cabecilla de Business Track (BTR), condenado por el caso “Petroaudios”. Otro exagente naval reconoció a La República que lo contrataron a pedido de Alarcón para espiar a los fiscales que lo investigaban, Zoila Sueno y Reynaldo Abia, y que también le pidieron hacer “chuponeo” en este año.


Por: Ángel Páez y Doris Aguirre

Preguntado si conocía al capitán del Ejército en situación de retiro Alejandro Alarco Cárcamo, el congresista Edgar Alarcón negó a La República saber de quién se trataba. Sin embargo, la base datos de visitas a funcionarios de la Contraloría, que es de libre acceso a los ciudadanos, consigna que Alarco ingresó 13 veces a la sede principal de la institución, entre 2016 y 2017, periodo en el que Alarcón ejerció como vicecontralor y contralor general de la República. Al menos en 6 ocasiones, Alejandro Alarco manifestó que se dirigía al despacho de Alarcón para entregarle documentos. ¿Por qué negó conocer Edgar Alarcón a Alejandro Alarco?

Probablemente, Alarcón afirmó que desconocía quién era el capitán Alejandro Alarco porque este oficial fue identificado por un exagente de inteligencia naval de iniciales M.A.E.R. como la persona que lo reclutó para participar en dos operativos clandestinos de espionaje en beneficio del excontralor Edgar Alarcón. De acuerdo con el testimonio del exagente –quien está dispuesto a ratificar los hechos ante las autoridades–, en la primera mitad del 2017 el capitán Alarco lo contrató para que se infiltrara en los despachos de los fiscales Zoila Sueno Chirinos y Reynaldo Abia Arrieta, precisamente las autoridades que investigaban en esos momentos presuntos casos de corrupción contra Alarcón. Sueno tenía a su cargo el procedimiento administrativo que hizo Alarcón en beneficio de la madre de sus hijos, que laboraba en la Contraloría, además del uso indebido de la caja chica para compras personales. Y Abia escudriñaba la adquisición por parte de Alarcón de 90 vehículos durante el periodo en que laboraba en la Contraloría.

“El capitán Alejandro Alarco me contacta porque sabía que soy especialista en operaciones de inteligencia. Me dijo que trabajaba para el contralor Alarcón, quien estaba preocupado por los casos que tenían los fiscales Sueno y Abia. El objetivo era que me infiltrara en los despachos de los fiscales e informara sus actividades. O que encontrara un ‘topo’ para que nos filtrara datos a cambio de dinero. Ambas acciones las hicimos entre 2017 y 2018. Fue la primera vez”, relató el exagente M.A.E.R. a La República.

La segunda ocasión fue en abril de este año. Esta vez, el capitán Alarco le indicó que se trataba de otro tipo de trabajo de espionaje, también para Edgar Alarcón, que había sido elegido congresista por Unión por el Perú (UPP). “En esta oportunidad me pidió que hiciera espionaje telefónico, ‘chuponeo’, o grabaciones secretas. Pero no aceptamos porque implicaba mayor riesgo. La paga era muy buena, como en la primera vez, pero era muy peligroso. Es muy probable que haya contratado a otros exagentes”, relató la fuente.

Juegos de espías

“Nos reuníamos en la estación La Cultura del tren eléctrico, en San Borja. Y luego nos íbamos a un café”, dijo el exagente. En efecto, el capitán Alarco residía en la calle Salvador Dalí, muy cerca de La Cultura, hasta hace poco. En el domicilio afirman que se ha mudado. El teléfono con el que se comunicaba M.A.E.R. con Alarco sigue activo pero no contesta. Dejó en “visto” los mensajes que este diario le envió. Edgar Alarcón tampoco respondió a las llamadas que se le hicieron para que explicara por qué negó a Alejandro Alarco si este lo visitaba en su despacho en la Contraloría.

“Yo sé que Alarcón tiene preferencia por los exagentes de inteligencia naval. No soy el único”, afirmó M.A.E.R. En efecto, en el 2016, el exauditor de la Contraloría Walter Grados Aliaga, después de que denunció a Alarcón por la compra de vehículos, recibió la información de que el exagente naval José Sava Melo lo estaba espiando. En el 2017, el reportero de Cuarto Poder Daniel Yovera investigó el caso y encontró a Sava, quien negó los hechos. No obstante que Yovera probó a Sava que había visitado en varias ocasiones a Edgar Alarcón en su despacho de la Contraloría, en esa oportunidad insistió en negar los hechos.

Más de 3 años después, el 16 de enero de este año, el periodista Christian Acosta, de Punto Final, preguntó por una serie de pagos a personas por servicios que no se prestaron a la Contraloría. En ese momento, al recoger la versión de Alarcón, este le dijo a Acosta que solo aceptaba haber autorizado a dos personas. Una de ellas era el exagente de inteligencia naval José Sava Melo, por 89 mil soles, por supuestas “labores de prensa”. Lo cierto es que Sava no sabe nada de prensa sino de espionaje, como pudo comprobar La República.

Fuentes militares de este diario confirmaron que José Sava Melo solía trabajar como chofer del exsubdirector de Inteligencia Naval, el capitán de navío en retiro Elías Ponce Feijóo, el expropietario de la empresa Business Track (BTR), condenado por encabezar una organización criminal dedicada al espionaje telefónico y a la que las autoridades atribuyeron las grabaciones ilegales del caso “Petroaudios”.

En el 2006, el entonces contralor Genaro Matute contrató al capitán de corbeta en retiro Carlos Lizárraga como asesor de seguridad. Pero luego, al sospechar que Lizárraga filtraba información contra él, Matute pidió al general PNP en retiro Remigio Hernani que lo investigara. El resultado fue mucho más que sorprendente.

El general Hernani descubrió que Carlos Lizárraga mantenía contactos con el cabecilla de BTRElías Ponce, y con el número 2 de la misma organización, el capitán de fragata en retiro Carlos Tomasio de Lambarri. Lizárraga filtraba información a Elías Ponce sobre la investigación que la Contraloría hacía al presidente del gobierno regional del CallaoÁlex Kouri, sobre la llamada “Vía Expresa del Callao”, por la que fue condenado a prisión por corrupción, precisamente. Ponce trabajaba para Kouri, como quedó demostrado en las agendas y en las memorias del teléfono del cabecilla de BTR. Cuando Matute despidió a Carlos Lizárraga, de inmediato Álex Kouri lo contrató como gerente de Seguridad Integral. El asunto quedó entre amigos.

En esa época, también trabajaba para Kouri el exefectivo naval José Sava Melo, el exchofer de Elías Ponce. Era parte del círculo íntimo de la organización BTR, acusada de las grabaciones del caso “Petroaudios”. Es el mismo personaje a quien Edgar Alarcón le pagó 89 mil soles mediante 36 recibos por supuestas “labores de prensa”. Es la misma persona que afirma no conocer a Edgar Alarcón, pero lo visitó varias veces en su oficina, conforme el registro público de la Contraloría.(LA REPÚBLICA)