Ideal. En el sondeo respecto al mensaje de 28 de julio, el 51% dice querer escuchar acerca de seguridad ciudadana, 47% de sueldos y salarios, y 43% de lucha contra la pobreza. Al iniciar su cuarto año de gobierno, el presidente y su esposa igualan en aprobación y desaprobación: 22% frente a 72%.
El presidente Ollanta Humala iniciará mañana su cuarto año de gobierno y, aunque la ciudadanía –en su mayoría– considera que lo que resta de su gestión será similar a lo visto hasta ahora, el 60% afirmó que tiene costumbre de escuchar el discurso de Fiestas Patrias. De este total, el 51% espera escuchar un pronunciamiento acerca de la lucha contra la delincuencia, el 47% de los sueldos y salarios, el 43% de la lucha contra la pobreza, y el 36% del crecimiento económico, entre otros temas.
Así lo reflejan las cifras de la última encuesta nacional urbana de julio de GfK, que confirma que el principal interés y preocupación de los peruanos es la seguridad ciudadana.
El estudio muestra también que el 71% de los encuestados considera que Humala no cuenta con un plan claro de desarrollo del país, frente a un 22% que piensa lo contrario.
Además, se observa que el mandatario ingresa a su penúltimo año de gobierno con una aprobación del 22%, 10 puntos porcentuales menos con relación a julio del 2013 y 14 puntos porcentuales menos respecto al mismo mes del 2012.
La aprobación de la primera dama Nadine Heredia se ubica en 22%, tres puntos menos que en junio; y su desaprobación, en 72%, dos puntos más que el mes anterior. Por primera vez, el presidente y su esposa alcanzan el mismo nivel de aprobación y desaprobación.
Según el analista político David Sulmont, el deterioro del respaldo al jefe de Estado guarda relación directa con la percepción de la ciudadanía de falta de liderazgo y autoridad.
Sulmont consideró que entre los eventos que han agudizado esta situación se encuentran los constantes cambios ministeriales y el rol predominante de la primera dama.
"Si bien el gobierno no está enfrentando crisis importantes que afecten la estabilidad política, se enfrenta a la percepción de falta de rumbo y liderazgo. Se requiere una importante dosis de liderazgo y de capital político para solucionar problemas complejos y hacer reformas", dijo mencionando entre ellos el tema de seguridad ciudadana y corrupción.
Recordó que a diferencia de otros gobiernos, este se enfrenta a la desaceleración económica que puede agudizar los problemas de control político.
ENFOQUE
Nadando contra la corriente
Hernán Chaparro
Gerente GfK
Cerca de dos tercios de la población (cifra que se mantiene a través de los años) dice que prestará atención al discurso presidencial de 28 de julio. Esto implica un particular afán ciudadano porque casi la mitad de estas mismas personas dice tener poco o ningún interés por lo que ocurre en la política del país. La comparación entre el primer, segundo y tercer año de gobierno presenta un desgaste que si bien es esperable tiene algunas particularidades. El gabinete y Congreso han ido cayendo año tras año en su nivel de aprobación y el Poder Judicial ha visto un brusco cambio producto de las recientes denuncias. Lo que más llama la atención es que el gran aliado político del presidente, su esposa, ha pasado de tener niveles de aprobación por encima del 50% en los primeros dos años a una cifra igual para ambos. Para Humala no es novedad, pues porcentajes semejantes al de julio se vienen registrando desde noviembre del 2013. En el caso de Nadine Heredia, una primera disminución de su aprobación comenzó en el 2013 (52% en julio vs. 36% en agosto de ese año) cuando se puso en agenda su posible candidatura presidencial. El otro momento de inflexión se presentó con la renuncia de Villanueva al gabinete (de 43% en enero a 39% en febrero, para luego seguir cayendo).
La decisión de Humala de apoyarse en la relación con su esposa ha terminado jugando en contra de su imagen de liderazgo frente a la ciudadanía. Su descenso en aspectos tales como “respeto”, “autoridad” y “liderazgo” podrían atribuirse no solo a esta dinámica y a las críticas generadas, pero es indudable que han tenido un peso importante. Todo esto redunda en una pérdida de credibilidad (44% el primer año vs. 26% el tercero), fundamental para lograr que un mensaje presidencial impacte.
Así, solo 14% cree que lo que resta del gobierno será mejor y solo 22% estima que existe un plan claro para el desarrollo del país (bastante menos que el 2012 y el 2013). Como efecto de las recientes noticias periodísticas, las expectativas frente al discurso, en lo que cabe, ya no solo se centran en temas vinculados a seguridad ciudadana, salud y educación sino que se incrementa la expectativa sobre sueldos y salarios, lucha contra la pobreza y contra la corrupción.(la república)