Luis Peña Rebaza
Docente y escritor
El gran intelectual Pablo Macera, al margen de su infeliz rol político que coyunturalmente le tocó desempeñar, expresaba que la historia que no nos rebela es como el simple coletazo de un perro faldero. En tal sentido, al cumplirse 193 años del proceso de la independencia, soy un convencido de que, como peruanos, debemos tener una mirada crítica frente a este proceso; para ello, es necesario desmitificar algunos aspectos de la historia oficial que, hasta la actualidad, constituyen obstáculos para aceptarnos como un país de todas las sangres, de todas las razas.
Hasta el año 2009, sucesivas generaciones cantamos la primera estrofa del Himno Nacional, letra compuesta por José Bernardo Alcedo, la que era totalmente apócrifa y, en consecuencia, tal como lo vamos a demostrar, tergiversaba nuestra auténtica historia. Largo tiempo en silencio gimió… nada más falso que aquel verso, ¿acaso desde el primero momento de la conquista y a lo largo de casi trescientos años no tuvimos a Manco Inca, Cahuide, Túpac Amaru I, Juan Santos Atahuallpa, Túpac Amaru II, Mateo Pumacahua, los hermanos Angulo y muchos otros rebeldes y precursores? Revueltas y rebeliones acontecidas en la sierra, desmintiendo así aquel otro verso que dice Libertad en sus costas se oyó. ¡Felizmente!, no hay mal que dure cien años… ahora entonamos la sexta estrofa, En su cima los Andes sostengan, la bandera o pendón bicolor, aunque muchos aún no la aprenden, aquella que reivindica el rol del Ande y sus hijos en esta gesta
Asimismo, la historiografía oficial de la Independencia se ha olvidado de varios héroes como Cayetano Quiroz, Alejandro Huavique, Marcelino Carreño, Ignacio Quispe Ninavilca y otros, quienes, al mando de sus montoneras y guerrillas, tuvieron un fundamental aporte en la lucha contra los realistas. No existe un monumento, avenida, plaza o parque, que perennice su memoria, ¿a qué se debe este olvido?, posiblemente a que su “delito” fue ser indígenas o mestizos.
Con respecto a los firmantes del acta de la Independencia, aquel documento que adorna algunas oficinas gubernamentales, apenas sucedió el repliegue del ejército patriota a la sierra y los españoles volvieron a tomar Lima, muchos de estos supuestos y exaltados patriotas acudieron en masa a saludar al Virrey y a jurarle fidelidad al Rey. Nicolás Rebaza Cueto, en el libro “Anales del departamento de La Libertad en la guerra de la independencia”, narra la actitud de muchos ciudadanos y pueblos enteros que apoyaban abiertamente a la causa realista, así era común escuchar el estribillo: “Viva el Rey y su corona… muera la patria ladrona”
La propia figura y obra del Tribuno de la Republica, don José Faustino Sánchez Carrión, no es considerada en la dimensión que le corresponde, es mirado de soslayo, un hombre incómodo para la oligarquía dominante que, desde Lima, manejaba a su antojo los destinos del país.