Llama la atención cómo las autoridades son ‘caseritas’ en comparecer ante las instancias para rendir cuentas por presuntos actos ilícitos cometidos.
Pesquisas en Fiscalía queda en papel mojado en tinta. |Foto: Referencial
De un tiempo a esta parte, las fiscalías especializadas en delitos de corrupción de funcionarios de La Libertad se han vuelto en una especie de casa del jabonero para decenas de gerentes, alcaldes, exalcaldes, jefes y cualquier otro funcionario público regional de nuestra región porque el que no cae, resbala. Llama poderosamente la atención cómo las autoridades del Estado son ‘caseritas’ en comparecer ante dichas instancias para rendir cuentas, manifestaciones o cualquier otro descargo por presuntos actos ilícitos cometidos.
En las últimas semanas, La Industria ha denunciado que 49 burgomaestres y exburgomaestres están siendo procesados por la Procuraduría Pública Anticorrupción; que la municipalidad de Trujillo exoneró del pago de arbitritos de Limpieza Pública, Seguridad Ciudadana y Áreas Verdes a más de 400 empleados y obreros suyos; además de que otorgó una jugosa subvención de S/. 50 mil a un autodenominado cineasta trujillano, sin que después le pida cuentas de qué hizo este último con el dinero de miles de peruanos.
El dinero de la gente de a pie, ese liberteño emprendedor que día a día se gana el pan a punta de esfuerzo y sacrificio, no puede dilapidarse ni despilfarrarse a diestra y siniestra, según el antojo de los funcionarios de turno. Esta vez, la inclemente sombra de dudas y cuestionamientos se posa sobre la gestión del presidente regional, José Murgia Zannier, a quien el Ministerio Público halló indicios suficientes para abrirle una investigación por el presunto delito contra la administración pública en agravio del Estado.
Lo peor de todo es que muchos dirigentes y ayayeros del poder de turno saben que la mayoría de estas pesquisas queda en papel mojado en tinta, pues nunca se les sanciona, condena ni encarcela si se les encuentra responsables de cualquier irregularidad. Se ha vuelto normal observar el desfile de César Acuña, Gloria Montenegro, José Murgia, Willard Loyola, Henry Rebaza u otro funcionario en los predios fiscales o del Poder Judicial.
Tal vez por ello, no somos capaces de exigirles que respeten las leyes, que no se burlen de los operadores de justicia con comentarios ofensivos, ni que pidan disculpas públicas cuando formulan comentarios soberbios, haciendo alarde de ser los todopoderosos del dinero, al mismo estilo de los señores feudales de años atrás.
Sin embargo, de lo que nunca se librarán muchos será del rechazo social y de la eterna vergüenza de ser señalados con el dedo acusador por estar inmersos en actos de corrupción. El pueblo perdona, pero no olvida.(la industria)